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El Tiempo en Segorbe. Predicción

El Tiempo en Segorbe

lunes, 29 de noviembre de 2010

Desde mi terraza


El sol, camino del ocaso, enfilaba sus rayos cabalgando sobre las nubes. Y las dibujaba con colores vivos, con matices azulencos y de arrebol, como un pintor sensible, que sabe crear belleza en el engranaje del cielo.

Es cuando mi mente se atisba de dulces encuentros desde mi terraza, paseando la vista por mi entorno con expresionismo lírico. Es el ritmo de cada día, a su interesante contenido. Y que, de vez en cuando, experimento de manera especialmente atractiva, descubriendo los efectos reales y subjetivos.





sábado, 27 de noviembre de 2010

Barracas

 Viajo hasta Barracas, un pueblo de la provincia de Castellón sito en la comarca del Alto Palancia. Es puerta de entrada de los viajeros  que llegan a la Comunidad Valenciana desde Aragón. Está situado sobre un altiplano a 980 m. sobre el nivel del mar, vigilado por las sierras de El Toro y Pina o Moltalgrao, entre acordes de verdes lujuriosos. Es un enclave destacado en el aspecto geográfico y turístico. Dispone de varios establecimientos de hostelería y destaca el hecho histórico de que en la antigüedad transcurrían las vías romanas de Sagunto-Calatayud y el ramal de Líria. Actualmente discurre la línea de ferrocarril Valencia.-Zaragoza y la autovía A-23.


El cierzo me azota de arriba abajo. La temperatura en la calle Valencia es de -2º. Vaya día que he escogido para caminar por tierras de Barracas. Pero bien tapadico me enrollo por la Vía Verde de Ojos Negros.

-Uf, qué frío, me digo. Las escasas hojas de los chopos vuelan como mariposas fugitivas y las marchitas gramíneas se despeinan entre fuertes ráfagas.

Abandono la vía verde y subo hasta la ermita de San Roque. Me resguardo bajo su alzado pórtico y contemplo una vez más la alargada configuración urbana de Barracas, sobresaliendo en la calle Teruel la iglesia de San Pedro Apóstol, del siglo XVI.

Creo que ya me he acostumbrado al frío y a los fuertes ramalazos del viento. Camino hasta El Barruezo.  Los mirlos huyen entre las carrascas y cuatro buitres surcan impávidos los cielos con su majestuoso vuelo. ¿A dónde irán?,  me pregunto.

La lejana sierra de Gúdar está velada por las brumas. El cielo, por allí, es blanco y los fondos de las llanuras se dibujan indefinidos entre azules  jirones.

Regreso a Barracas.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Tierra de olivos





 El Alto Palancia es tierra de olivos. Árboles que se arriman al almendro y al pino, criados en valles soleados, en arcaicas pendientes con las típicas y reforzadas terrazas…

El olivar es magnífico. Me gusta por su fuerza, por su figura, por su vitalidad, por su lustre; oreado por la esencia esmeraldina de nuestras sierras, parques naturales engalanados por estos árboles con sus soberbios troncos, con su frondosidad, donde el sol, enardecido,  se arrebuja en su entoldado ramaje con su hálito de  amistad.

Olivos de mi tierra, que tienen fama. Muchos milenarios, encantadas sus ramas de reflejos plateados, que las brisas volanderas  hacen danzar con cariñosa pasión.

Olivos elegantes, con aceitunas hermosas, que producen un aceite de los mejores del mundo, dorado “con sabor ligero y fino”.

Es el trabajo, la crianza, la recolección manual, la tradición…

Olivos de mi tierra, donde la calidad recrea palabras de admiración.

Olivos…

“Nosotros, humanos, pasaremos y ellos apenas habrán crecido unos centímetros”

“Acariciar la corteza de un añoso olivo es como pasar la mano sobre la superficie de los siglos”.

… (Cati Olives)





domingo, 21 de noviembre de 2010

La Valltorta: Pinturas rupestres y cabras montesas



 Cova del Civil


Ayer sábado  estuve en el barranco de la Valltorta, que se encuentra entre los términos de Tírig, Albocàsser y les Coves de Vinromá (Castellón).

¿Y que tiene de particular este barranco?, me preguntareis. Pues, que es el santuario del arte rupestre, agrupando algunos centenares de figuras, considerándose el conjunto más valioso del arte levantino “de todo el Mediterráneo”.

Así pues desplegué mis andanzas por la Valltorta. Anduve por el barranco a partir de la confluencia de la rambla de la Morellana y del barranco Fondo, casi a los pies del Montgrós (837 m.). Su morfología es espectacular, integrada por encajados meandros, coronados por escarpes o cornisas rocosas, donde la mano del hombre plasmó sus decoraciones rupestres.

Mis pisadas sobre las gravas se contraponían al silencio reinante. Pedregales y taludes grisáceos recortaban las inclinadas laderas, donde tienen su hábitat las cabras montesas, como figuras expresivas de sus antepasados, cuando habitaron estos espacios naturales.

Iba gradualmente conociendo este paraje secular, íntimo y relevante, inspirador de las pinturas inmortalizadas en los abrigos. Cuando salí del barranco, un camino me aproximó al Mas Nou d’ en Porcar. Y cruzando el molesto manto de las coscojas que cubrían la Roca de les Táveges, me acerqué como pude a los miradores de la Valltorta, allí donde se ubican los abrigos, debidamente acondicionados y protegidos, cuya visita se puede establecer en el cercano museo de la Valltorta (a 1 km de Tírig), asimismo, centro de consulta e interpretación de la zona, cuyos valores culturales merecieron de la UNESCO que sea Patrimonio de la Humanidad.

Las visitas guiadas a los abrigos se realizan de martes a domingo, de 10 a 14 h. y de 16 a 19 h. Teléfono de contacto: 964-761025.

Los abrigos de más interés para el visitante son: Coves del Civil, dels Cavalls, del Mas d’ en Josep y de la Saltadora.



Barranco de la Valltorta 

Cabras montesas 

 Acceso protegido a los abrigos

Mirador de la Valltorta 

Arquitectura rural en piedra seca

jueves, 18 de noviembre de 2010

Mi viaje por el Maestrazgo de Teruel

Bajo un paisaje espectacular, he conocido pueblos y villas medievales de una hermosa comarca de Teruel: EL MAESTRAZGO.


Como complemento a mis cuatro entradas anteriores, muestro este vídeo, donde se aprecian los tesoros de un territorio que goza de una naturaleza fascinante.


Espero que os guste.


Luis G.


martes, 16 de noviembre de 2010

Mis paseos por Port Saplaya


Y en la playa y en el mar el sol dibuja los espléndidos colores de la atardecida, y todo parece que cambia fantásticamente, como un delirio pictórico.






domingo, 14 de noviembre de 2010

Por la sierra de Gúdar. El valle de Azoo

Nuevamente nuestro grupo (Rocacoscolla) se acercó a la sierra de Gúdar en Teruel. Una mañana espléndida y luminosa para recorrer desde la población de Nogueruelas un itinerario de proyección circular, admirando paisajes con un caudal de enorme hermosura, encantado por notables ribetes otoñales. Un santuario forestal repleto de carrascas, enebros, pinares, la “laguna” del Cuarto y las Manaderas de Val de Azoo. Recónditas umbrías, vegetación exuberante, vertientes encrespadas y canalillos de las surgencias -esta vez la mayoría secos- por donde el agua recién nacida -en tiempo de lluvias, sobre todo- descansa en pequeñas pozas de cristal. Arriba, la presencia orquestal de la roca impone su imagen, dominado la cabecera de la alargada hoya.

Corrales y masías nos revelaron un pasado dedicado a la explotación agrícola y ganadera. Solo el silencio y la serenidad se adueñan de estos atávicos espacios.

Tomamos senderos y caminos, bordeamos barrancos y llegamos a buena hora a Nogueruelas, habiendo disfrutado de una hermosa mañana excursionista,  donde los nuevos descubrimientos paisajísticos y etnográficos nos hicieron gozar enormemente, como un vivero de inusitadas sensaciones de paz y relajamiento.


Ver vídeo de esta ruta realizada el 13/11/2010:


viernes, 12 de noviembre de 2010

El Maestrazgo. Tronchón (y IV)




 Saboreo con tranquilidad el paisaje urbano de Tronchón. El silencio parece que te susurra, roto tan solo por los trabajos de restauración que se practican en algunos edificios. Voy descubriendo los tesoros de Tronchón, las maderas balconadas, las viejas portadas, los artísticos aleros de madera, las casas solariegas y la sensación íntima de encontrarte inmerso en otra época cuando se pisa la plaza de la Iglesia, cercada por los edificios más emblemáticos de Tronchón, como son la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, que domina todo el espacio; el Ayuntamiento, con su lonja, la tracería mudéjar, el alero de la cubierta , la sillería y la antigua cárcel y el horno.  

Tronchón me sigue ofreciendo el carácter de su arquitectura civil,  (tiene incoado expediente de declaración de conjunto histórico-artístico). Y voy deteniéndome en cada elemento de interés que veo, en la casa rectoral, en sus portales, como el de la Val, al lado de la iglesia,  y el de San Miguel, por el que se entra a la villa, llamado, asimismo, “el portalico”…

Es reconocido el queso de Tronchón, como así reza en una artística placa, con la cita que Cervantes introduce en el Quijote:  “… aquí llevo una calabaza llena de lo caro, con no se cuantas rajitas de queso de Tronchón…”

Hoy se sigue elaborando el queso.

La Muela Monchén está cerca. Esta noche -me digo- pernoctaré en una de las casas de turismo rural y mañana, con la amanecida, iré a conocer esta elevación. Remontaré sus escarpes, aspiraré el penetrante aroma de los pinos albares y alcanzaré su cota máxima, a 1.779 m. de altura. Y desde su cumbre columbraré  pacientemente  las vistas que me brinde esta impar atalaya. Paisajes y parajes, horizontes y collados que siguen despertándome muchas, pero que muchas emociones.






miércoles, 10 de noviembre de 2010

... y yo le sigo.

Danzan las hojas a ritmo de vals. Hojas amarillas que se reflejan al sol en su balanceante caída desde la chopera. El suelo es una alfombra de colores: Amarillos, cárdenos, ocres... Por el camino llano ando con paso lento. Y al lado avanza el río,  haciéndome guiños.

El otoño va despojando de hojas a los erguidos chopos del río. Van quedando las ramas desnudas, añorando suspiros de primaveras. El viento las mueve, y la lluvia dorada va menguando, dejando atrás estelas y giros.

Por el camino llano brilla la luz de la tarde..., y yo le sigo.




lunes, 8 de noviembre de 2010

El Maestrazgo. En ruta hacia Tronchón (III)


Bordón. Templo de la Virgen de la Carrasca

En ruta hacia Tronchón, el objetivo final de mi viaje por el Maestrazgo, observo por primera y única vez el avance del Guadalope, con su imagen “bien maja”. Queda pendiente para otra ocasión mi encuentro con el río, recorrer sus márgenes, conocer sus espectaculares congostos donde la roca se encrespa, sus frescas y verdes orillas, así como los hitos de Ladruñán, La Algecira y El Latonar y terminando en Las Hoces.

Me detengo para ver, desde uno de los miradores, el pantano de Santolea, sus aguas de un azul profundo y las escarpas calizas que lo aprisionan.

Cruzo el corazón del Maestrazgo y me detengo a visitar las sorpresas que me brinda la ruta: Luco de Bordón, con su encantadora plaza Mayor, centrada por una imagen de la Virgen del Pilar, y Bordón.

Visito en Bordón la iglesia de la Virgen de la Carrasca. Y me extasío contemplando minuciosamente esta obra barroca del siglo XVIII. Consta de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón apuntado. Se ven algunos arcos apuntados como referencia de la estructura gótica primitiva (siglo XIV). Su decoración es asombrosa y profusa, repleta de símbolos, grutescos y emblemas.



Pantano de Santolea



Río Guadalope



Luco de Bordón. Plaza Mayor

sábado, 6 de noviembre de 2010

El Maestrazgo. Cuevas de Cañart (II)




Me gusto mucho este pueblo, que se considera como “una de las grandes sorpresas del Maestrazgo”. Y es que su emplazamiento atesora quietud y templanza,  en medio de un relevante marco montañoso, donde descuellan el Canto del Cuchillo, Cueva Oscura y la Garrocha Cañarda, por donde se encauza una leyenda en torno a un tesoro que enterró una mora y que todavía revolotea por este lugar.

Esta ubicación del pueblo y sus atributos físicos motivaron a  que los monjes servitas establecieran en Cuevas de Cañart su cenobio.

El callejeo es sugestivo y pintoresco. Antiguo enclave templario, lo primero que avisto es el portal de Marzo, resto de la antigua muralla. Y paso a ver el ruinoso edificio del convento servita. Arcos, restos de policromía y elementos vegetales, ángeles y decoración, son mudos testigos de la importancia arquitectónica que tuvo este convento.

Deambulando por  calles estrechas y ancestrales pasajes contemplo la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, el Ayuntamiento, el convento de las Concepcionistas Franciscanas, las ermitas de la Virgen de los Poyos y San Blas, así como los arcos de la Judería, muy cerca del  impresionante doble arco apuntado que preside la calle Mayor.

Y henchido de placer ante el paisaje urbano de Cuevas de Cañart con su pasado, salgo del pueblo por su parte alta. Y siguiendo las señales rojiblancas del GR8-1, me acerco al impresionante Chorro de San Juan. Las aguas en su caída salvan diversos escalones, hasta terminar en la cascada final, formando una resplandeciente cabellera líquida que alimenta todo el entorno vegetativo.






viernes, 5 de noviembre de 2010

El Maestrazgo. Castellote (I)




Al trasponer el puerto del Caballo (724 m.) se avista una espaciosa panorámica, cerrada por un  cordón de montañas que se asoman desde la comarca de Els Ports. A ambos lados de la carretera se estiran, entre promontorios, campos cerealistas resguardados por brazales punteados por multitud de pequeñas carrascas. Al llegar a Mas de las Matas se adivina el curso del río Guadalope, por la lanzada de choperas flameadas de oro. Encrucijada de comunicaciones, desde Mas de las Matas enfilo la carretera que me lleva a Castellote.

El río Guadalope es la arteria principal de un paisaje montañoso, encrespado de crestas afiladas y angostos cañones.

Nada más llegar  a Castellote, visito El Llovedor con su ermita. El marco geológico es impresionante, gigantesco, estructurado por desafiantes calizas cretácicas. Enormes paredones que sobrecogen, que se enfilan al azul, por donde los buitres hilvanan sus vistosos vuelos.  Un camino zigzaguea hasta la ermita. Es un paraje de enorme belleza, un hito entre las visitas turísticas del Maestrazgo.

Los hilos de agua del Llovedor afloran a la luz desde una cornisa extraplomada, poblada de cabrahígos y otros arbustos, con la hiedra tapizando fragmentos de las enhiestas paredes. La humedad, que ha hecho crecer musgos y algas,  ha ennegrecido la pared,  y el repiqueteo constante de las gotas del agua componen una sonata que quiebra el sepulcral silencio que rodea a la ermita.

En 1405 Castellote estaba sufriendo una dura sequía. En peregrinaje 11 mozos del pueblo fueron a la ermita de la Balma, en Zorita, para rogar por la lluvia. La gracia les fue concedida y acordaron celebrar cada año una romería a La Balma, hasta que el obispo de Tortosa les negó el acceso al templo. Entonces decidieron erigir una ermita en un paraje cerca de Castellote, donde la Virgen se había aparecido antiguamente, siendo éste el origen de la ermita del Llovedor. Procede del siglo XVIII. Y desde entonces cada 1º de mayo se celebra una romería a la que solo asisten hombres, en recuerdo de aquellos 11 castellotenses. La Virgen del Agua es patrona de Castellote.

Desde la ermita asciendo por una antigua calzada hacia el castillo. Como no lo puedo visitar por obras, sigo la ruta que traza el PR-TE 53, pasando por encima del túnel de acceso a la villa. Llego hasta el acueducto medieval, anexionado a la montaña, que recorta el esbelto arco de medio punto de esta antigua construcción, que abastecía de agua a la villa desde el manantial del barranco del Llovedor.

Tras visitar estos lugares tan emblemáticos y atractivos en la historia de Castellote, callejeo por su casco urbano. En cada rincón, en sus monumentos y elementos, se evoca su pasado medieval ligado a las órdenes militares. Y así voy subiendo por las calles costaneras y contemplando la iglesia gótica de San Miguel (siglo XV), la ermita de la Virgen del  Agua (siglo XVIII), las casonas de Gordiano, Planas, de las Pepetas…,. Y multitud  de rincones y encantos que atesora esta preciosa villa.







miércoles, 3 de noviembre de 2010

Los gatos en mis viajes


Me gustan los gatos de pueblo. Son tranquilos, confiados, dormilones, juguetones, lucen una bella estampa y alegran el paseo. Y siempre han tenido un protagonismo en cada vivienda rural, formando parte del núcleo familiar. En muchas puertas siguen viéndose un agujero circular, que permitían la entrada libre a los gatos. Son las gateras. También estos orificios se practicaban en las puertas de los pajares, graneros, etc., con el fin de alejar, ante la presencia de los gatos, los roedores, preservando de este modo la integridad de los almacenamientos de trigo y maíz.

Como digo, me gustan los gatos cuando los veo en mis andanzas por los pueblos. Gozan de una auténtica autonomía y parecen disfrutar de una buena salud. Son como mascotas de las calles, gustan a los pequeños, sobre todo, y son los personajes de muchos cuentos clásicos.




lunes, 1 de noviembre de 2010

Poesía entre las rocas (II)

Camino despacio por el sendero y contemplo apasionado el esplendor otoñal de la naturaleza, en medio del silencio. Feliz me detengo, y acaricio con la mirada colores y filamentos, la esencial belleza de pequeños elementos que encantan el dulce tiempo.