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El Tiempo en Segorbe. Predicción

El Tiempo en Segorbe

domingo, 29 de agosto de 2010

El embalse del Regajo



Me despido del caluroso mes de agosto con estas imágenes refrescantes, que corresponden al embalse del Regajo, sito en mi comarca del Alto Palancia. Pintoresco embalse de verdes riberas, de aguas tersas, donde las nubes se reflejan en sus láminas de cristal. Márgenes que abrazan las aguas engalanadas de pinares y choperas. Sombras en áreas de reposo y sinfonías de ríos, con el Palancia, brindándole los flujos de fuentes y manantiales, la esencia serrana de El Toro.

Regajo, verdinoso y cristalino, remanso alegre mirándose a los cielos glaucos. Para ti es mi canto, ahora que los pueblos festejan a sus santos.

Cuando expiran los rayos del sol por los montes de Jérica, el ocaso revienta en colores mágicos que alardea el Regajo, oscureciendo senderos y caminos.






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Con esta mágica canción de Al Bano felicito a Segorbe y sus famosas Fiestas.


viernes, 27 de agosto de 2010

Y... conquistó mi vida


Llegué a una tierra que no conocía,

y ahora la camino sin detenerme,

su exposición de bellezas es permanente,

y su aliento es…

como una cadencia de dulce hegemonía.


Tierra uniforme, brava y querida,

corazón de frondosos paisajes,

nidal de ríos y manantiales;

de mi alma es como una balada

que escucho con pasión sentida.


Le canto con palabras de alegría,

desde el foro íntimo del delirio,

refugiándome en su dulce regazo,

como una dama que conquistó mi vida.


martes, 24 de agosto de 2010

El Palancia, río literario

El río Palancia, a su paso por Segorbe

Estamos, un año más, en el umbral de las fiestas segorbinas (se inician el sábado, 28/8), cuando la virtud temperamental de los habitantes de Segorbe progresará por el cauce alegre, popular, costumbrista, de los actos festivos, que culminarán, como elemento más sugestivo, en la semana grande, la taurina, centrada en las emblemáticas Entradas de Toros y Caballos, declaradas Fiesta de Interés Turístico Internacional, que este año se enmarcan en la semana del 6 al 12 de septiembre.

Las fiestas retornarán en otras poblaciones de la comarca del Alto Palancia, como Torás, Navajas, Jérica, Soneja, Azuébar, Altura, Viver… Fiestas que se celebran cuando el verano, fugitivo ya, muestra el dosel de las noches refrescantes, anunciando, como a ráfagas, el aroma del otoño.


La Entrada de Toros y Caballos de Segorbe


Septiembre es un mes plenamente festivo. Pero en los primeros días de octubre, cuando el otoño impregne las primicias de sus pinceladas cromáticas en el paisaje, rememoraré mi viaje a pie, íntimo, emotivo, por las orillas del Palancia.

El otoño en nuestra tierra tiene un acento reverberante, lírico, templado. Caminar por ella en esta estación es todo un lujo. Saborear sus rincones, sus paisajes, a caballo entre el campo y las montañas, su contenido cultural e histórico, recorrer los viejos senderos, el patrimonio viario que ha servido a lo largo de los siglos para desplazarse, es una actividad al alcance de todos, un deporte suave y relacionado con la naturaleza. Y su práctica produce un gran bienestar.

En octubre de 1999 emprendí un viaje iniciático, un desplazamiento a pie siguiendo el curso del río Palancia, desde su nacimiento en la sierra de El Toro hasta Sot de Ferrer. Estuvo repartido en siete etapas. Y fruto de este itinerario escribí el libro “Por las orillas del Palancia”. Fue publicado en mayo del año 2000, gracias al patrocinio del Ayuntamiento de Segorbe.



Segorbe

Las sensaciones y vivencias que obtuve en esta andadura se articulan en esta obra. Acarreo de apuntes que se revelan en medio de una naturaleza donde la armonía colorista del otoño doraba los pasos de nuestro río, recreando los lugares y rincones que hilvana, muy gratos para la vista y el recogimiento.

Digo, el Palancia es río literario. Y le dedico -ahora- esta pequeña glosa, donde el agua, la suya, siempre parlotea, y me maravilla escuchar su rumor, que se instaló, desde mi niñez, en las distintas dependencias de mi pensamiento.

Son muchos los piropos que le han brindado excelentes “cantaores” líricos, pero estos días recibirá los ecos alegres y dinámicos de las fiestas en los pueblos que le rondan, incluso representando la idiosincrasia totémica de algún festejo de hondas raíces.


domingo, 22 de agosto de 2010

Las Peñas Royas (Río Martín)


Al trasponer la N-420 el puerto de San Just (1.452 m.), el paisaje se encrespa. Aparece más montañoso, más agreste, entre valles, barranqueras y desfiladeros. En el descenso la carretera pasa al lado de Escucha y cruza Utrillas, que atesoran sendos museos mineros. Se penetra así en la comarca de Cuencas Mineras, cuya actividad se remonta al siglo XI, con la extracción de lignitos y, siglos después, entre los XVIII y XX, de carbón.

Tras pasar por Montalban llego al pueblo de Peñarroyas. Y camino la marcada ruta geológica, dentro del Parque Cultural del río Martín. Pronto el magnífico sendero queda dominado por paredes de conglomerados de areniscas del triásico. Son abruptas peñas de color rojizo, mientras como contrapunto el terreno es carbonífero, ocupado por el pinar.




Desde el airoso mirador del Portillo, protegido por cables de acero, el paisaje es espectacular. Sus matices se desbordan por todos los rincones: Las areniscas rojas, la profunda garganta del río Martín; el bosque mixto, entre pinos carrascas y rebollos… La calzada por donde discurre la ruta está empedrada. Parece ser que su origen es medieval, aparejado con la construcción de la antigua ermita de San Julián. Por esta calzada aún se ven cruces de cristianización, que evocan periplos por donde se desarrollaban romerías o peregrinaciones.

Al llegar a los postes de señalización del parque, sigo un tramo por el que se dirige a Obón, acercándome al cañón de su mismo nombre. Y retrocedo nuevamente para descender al río Martín. Me detengo en el mirador de icnitas de arco saurio, donde se aprecia una placa con rastros reconstruidos de icnitas de pequeño tamaño. Estos reptiles se expandieron por el triásico.



Sigo el trayecto fluvial hacia Peñarroyas por los atractivos pozos Boyetes, cuyo lecho está ocupado por bloques de gran tamaño. Vadeo el río varias veces. Los chopos explayan su marcialidad y el roquedo se inflama con su color rojizo. Las sombras recalan bajo las enhiestas paredes y pienso que caminar junto al río, escuchando su balbuceo, es toda felicidad. Y un camino empedrado, que pasa bajo los escarpes de rodeno, me devuelve al pueblico, arribando por el tradicional barrio de eras empedradas.




Y de regreso a Moltalban, me detengo para fotografiar una vez más la espectacular iglesia de Santa María la Mayor, enmarcada por la Muela de Montalbán, (1.251 m.), que es una obra gótica del siglo XIV, con nave de cantería y ladrillo y una bella torre de tres cuerpos, siendo los superiores octogonales, con remate apiramidado. Admiro esta iglesia, levantada sobre un firme basamento pétreo.

Cuando llego nuevamente al puerto de San Just, vaharadas olorosas de tomillo penetran por las ventanillas del coche, llenándome los ojos de oros trigueros de las parameras y valles, por donde, en su día, quiso trazarse un ferrocarril, que hubiera comunicado Teruel con Alcañiz.


Ver VIDEO:


jueves, 19 de agosto de 2010

Camino de la cartuja




Camino de la cartuja me sorprendió el ocaso… El cielo se tiñó apasionadamente de púrpuras, ocres y amarillos, y los potentes rayos del sol horadaron el cortejo de negras nubes con enormes chorros bañados de oro. Las flores blancas recibían los acordes del resol, transfiriéndoles un toque rosado. La sierra se ocultó en su negrura. Y llegué a la cartuja, que recibía el dulce abrazo del crepúsculo. Los venerables muros de la iglesia recogían el último aliento de la tarde. La sinfonía de la luz realzaba la cartuja, que sigue mostrando un ambiente espiritual, que se recarga cuando el sol se diluye, abandonando sus vítores diurnos.




Cartuja de Vall de Crist, en el municipio de Altura (Castellón)

miércoles, 18 de agosto de 2010

En el marjal



La tarde declinaba, rociando el marjal con la espectacular fantasía de sus rasgos cromáticos. Entré en el observatorio, miré y llegó el momento de hacer la foto...


lunes, 16 de agosto de 2010

Un nuevo día



Acabo de despertarme. Desde hace algún tiempo que no he pasado una noche tan feliz. ¿Por qué? Porque he dormido en una masía. Solo. Únicamente escuchando los sonidos del silencio, los suspiros de la noche, que me han arropado en su regazo como si fuese un niño.

La luz penetra por la ventana, iluminando la habitación. La abro y los ramalazos de una brisa colmada de aromas vegetales, me acarician dulcemente, provocándome una dicha inefable.

Salgo de la masía y recorro estas tierras del Alto Mijares. Pinos y carrascas pespuntean los lados del camino. Me atraen las vistas de la lejanía, donde asoma impertérrito el coloso Penyagolosa, en los confines de la comarca hermanados con las tierras aragonesas.

El ancho surco de un arroyo desciende hacia el valle. Se extienden los páramos cerealistas, ondeados, cubiertos de una sábana áurea, brillante, como el cielo, huérfano de nubes, con el patrón sol castigando la tierra. El camino se introduce por tierras labrantías, escalonadas, donde se respira, asimismo, la pátina ganadera a través de algún corral. El verano se introduce en mi corazón, como estos paisajes, donde relucen las estampas primigenias y etnológicas. Y camino alegre, en el sereno marco del silencio, embriagado de perfumes montaraces, de esencias del pasado, donde las chimeneas de las masías despedían el humo en espirales.

Contemplando el estrato de este mundo rural hecho de esfuerzos, tesón y perseverancia, mis sentimientos despiertan entre ondas de admiración. Ahora, las auroras y los crepúsculos tienen un encanto distinto, emergiendo con euforia lúdica, pero antes, cuando estas tierras eran habitadas, eran signos de iniciar y concluir los oficios y trabajos de cada día, para ganar el jornal, la batalla diaria para vivir en sesión permanente.

Veo cuadros en los paisajes, cuadros pictóricos frescos de colores, de matices gualdos, azules, verdes, ocres… que se funden en hermosas oleadas. Y camino, felizzzzzz…, ante la magia que se desprende de los campos. Los saltamontes dan su espectáculo y las chicharras acrecientan, sin que nadie les moleste, sus vehementes cantos.


“Así por nuestras almas se pasea,

en la pena o la dicha que sintamos,

la luz de Dios, que decide, que crea,

y que nosotros como sol ensalzamos”.


(Hermann Hesse, premio Nobel)






viernes, 13 de agosto de 2010

Ocaso...

En mis paseos me fijo en sencillos detalles, como estos caracoles, que se cobijan en el resquicio de una madera (Fotos, Luis G.).


Cuando paseo observo, miro, me paro para reparar en cualquier detalle que me llame la atención. Y las atardecidas, ahora en verano, son como un abrazo elegíaco y tierno. La serena soledad que se bambolea por los caminos me relaja, y, antes del encuentro con la noche, me fijo como relumbra el ocaso, en oleadas bermejas, sanguíneas. Luego, me acerco a mi ciudad, tranquilamente, adornada de luces, que hacen guiños a las estrellas.





miércoles, 11 de agosto de 2010

Nuestras sendas


Este verano tan calentito

destella con total lirismo,

en homenajes e imágenes,

a flores, animalitos y mares.


Y entre frases goyescas

se recrean fotos con lustre,

con armonía y belleza,

rubricando la creación ilustre.


Y yo, con total emoción,

aplaudo tan estelares huellas,

que han engendrando alborozos,

iluminando con gozo nuestras sendas.





martes, 10 de agosto de 2010

Entre sombras y luces



Entre sombras y luces

camino por el altivo pinar,

regalándome sus perfumes,

y la afortunada dicha de soñar.


Es como un paraje mágico

mientras escucho sus trémolos suspiros,

me embriaga su dulce encanto,

en las frondas de sus céfiros.


Los ruiseñores entonan sus cantos,

en los torreones de los verdes pinos,

y los ciervos alardean su garbo,

como señores de tan bellos palacios.




domingo, 8 de agosto de 2010

Extasis



Al arrimo de las olas

me cautivó su dulce mirada,

refrescante como la brisa de la tarde,

como un esenciero de exquisitas fragancias.


De mi corazón brotó un sentimiento,

que se posó en el altar de su alma,

y de sus labios de fresa florecieron,

bellas rosas, rojas de esperanza.


jueves, 5 de agosto de 2010

Mi amiga la hormiguita


Se asoma la hormiguita
por mi ventanita,
me saluda muy chulapona,
y un tanto creidita.

Salgo en las fotos
por ser templadita,
cada día retoco mi carita,
y así me ven todos muy guapita.

Te saludo, hormiguita,
ven cada día a mi ventanita,
te pondré una plantita,
para que te luzcas por su florecita.


DEDICADO CARIÑOSAMENTE A LOS ENAMORADOS DE LAS FLORES CON HORMIGUITAS


miércoles, 4 de agosto de 2010

Uno de higos


Faltan unos días para que maduren


Una fruta campea en el monte,

en agosto asoma sus pompas estivales,

esmaltando el paisaje con sus colores,

madurando con sabrosos alardes.


Es dulce, fresca y hermosa,

fecunda tras el meridiano del estío,

decorando con sus oropeles las mañanas,

entre brillantes gotas de rocío.


Bajo el dosel del cielo

los higos centellean sus semblantes,

brotando morados y negros,

sembrando el pabellón de los campos

de perfumes y lustrosos reverberos.


lunes, 2 de agosto de 2010

Frutas de verano



Frutas de verano, de triunfal color, bordando primores con sus ramilletes de ambrosía. Dan gozo y placer, prodigando sonrisas, adornando caminos entre túnicas de esmeralda, aspergeando aromas entre frondas queridas bajo los cielos de oro…


Sinfonía de amarillos y granas, de morados y verdes, donde canta el ruiseñor, donde le escucha la fuente con su balada; donde la brisa roza el semblante de sus frentes policromadas, mientras el sol tiende sus cortinas doradas, alumbrando la cabalgata de colores de las frutas de verano, ricas, fragantes y generosas, frescas en las noches donde la luna siembra sus temblores de plata…


A lo lejos… suena una campana. Y camino por mi ruta blanca, andando con el alma llena de fantasías por la alameda sombría, entre rosas deshojadas.


domingo, 1 de agosto de 2010

En la Tinença, otra vez


Ayer visité nuevamente la Tinença de Benifassà. Me siento feliz siempre que acudo a estas montañas donde la naturaleza se encrespa con una geología mágica, fascinante, vertiginosa, gótica, serena, quieta…

Su riqueza biológica y geológica abruma y seduce a la vez. Tiene embrujo en cualquier época del año. Desde las flores hasta los pináculos de las pinadas, desde la fuente más sencilla a las ciclópeas formas de la caliza. Cualquier detalle del parque, el más íntimo, tiene su grandeza en estos escenarios. Es el imperio de los cinglos, de las agujas, de las escarpaduras, donde el viento se estrella forjando mil resonancias y el sol penetra en sus recovecos para iluminar las tinieblas.

Ha sido una excursión hermosa por estos parajes que se elevan para ser adorados por las rapaces y las cabras monteses. Pienso pronto volver para encaramarme a una de sus cumbres señeras, el Tossal dels Tres Reis, y también enlazar en ruta dos pueblos pintorescos: Coratxà y Castell de Cabres. Lugares solitarios, sí, pero llenos de encanto bucólico. Lo contaré.







¡¡En la Tinença de Benifassà todo es emocionante!!