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El Tiempo en Segorbe. Predicción

El Tiempo en Segorbe

domingo, 28 de agosto de 2011

Subimos al Peñarroya y disfrutamos de la mañana




Pero el de Fuentes de Rubielos, población sita en la periferia de la comarca de  Gúdar-Javalambre, rozando Castellón (comarca del Alto Mijares).  Fuentes de Rubielos deslumbra arropada por el silencio y entre un ambiente serrano agradable, perfumado por densas pinadas. El marco es sugestivo, entre remansos de verdes y colores de rocas que combinan el rojo del rodeno y el gris de la caliza.

Y en Fuentes de Rubielos, con su tipismo y sus barrios, fijamos nuestro grupo el punto de partida para ascender al Peñarroya, siguiendo las señales del PR-21 y con el aliciente de cubrir una excursión circular.

Alegría en la marcha y charlas animadas. Abanderamos nuestro peculiar entusiasmo en esta nueva ruta por tierras turolenses. Avanzamos entre pinos resineros, sabinas, enebros, carrascas, quejigos…. Un entorno casi mágico de tierra roja, enteramente montaraz.

Breve parada para conocer la restaurada  ermita de la Magdalena y vuelta a subir por un  sendero serpenteante. Se llega así al collado de los Santos. Aquí el sendero principal se une al PRTE-30,  que se dirige a Nogueruelas. Nosotros vamos elevándonos. Ahora el terreno se cubre de poca vegetación, aunque las vistas son amplias.  Hay paredes de piedra, algún aislado corral de ganado y ganas de charla, mucha charla  entre l@s amig@s.  Y es que entre una temperatura ideal, las vistas y el ritmo sosegado y relajante que imprimimos a la marcha dio lugar a una caminata dichosa y muy recreativa. Vamos, que en cada tramo que cubríamos el deleite se engrandecía más y más.

Así llegamos al vértice geodésico del Peñarroya. Estábamos a 1.250 m. de altitud sobre el nivel del mar y en el p.k. 3 de la ruta. Abajo, a los pies del macizo, se avistaba Fuentes de Rubielos. Y también las cumbres y los altos valles de Gúdar.

Entre sabinas y bastantes enebros  (de los que se utilizan sus bayas para elaborar la ginebra), proseguimos la señalizada ruta,  ahora atravesando pinos de repoblación, enlazando, tras rebasar una línea de cintos rocosos,  con una pista que nos lleva a la ermita de Santa Isabel, donde vemos que se realizan excavaciones, ya que en este lugar se ubicó una antigua fortaleza defensiva.  La ermita se remonta a los siglos XVI-XVII y conserva dos arcos apuntados y el encuadre de los muros.

En tan histórico lugar dimos buena cuenta del almuerzo, como siempre con el colofón del cafecito, pastas y demás ingredientes peculiares y deliciosos.

La ermita constituye un espléndido mirador, abarcando espacios dilatados recortados por las sierras de Javalambre y los altos de Nogueruelas. Por una empinada senda descendemos por un carrascal hasta suavizar la bajada. Un  poste de señalización de la ruta nos encamina por la ladera del Peñarroya, atravesándola diagonalmente. Un camino de herradura precioso, soleado, nos lleva al arcaico conjunto de casas del mas de Miguel. Un camino nos baja hasta la carretera. La cruzamos y siguiendo otro camino llegamos al barrio del Calvario. Breve charla con los lugareños y seguimos por un tradicional camino con muros de piedra y enlaces de servicio a los antiguos bancales. Fuentes de Rubielos nos acoge nuevamente.


Participantes: Pilar, Carmen, Merche, Rafa, Juan y Luis.

Y he aquí los datos técnicos de una ruta muy bonita y disfrutada gozosamente por el excelente grupo de amig@s.

Día: Sábado, 27 agosto 2011.
Distancia: 9,5 km.
Tiempo en movimiento: 2 horas 44 minutos.
Tiempo parado: 1 hora 51 minutos (un tiempo muy elocuente de lo que significó la ruta).
  
 FOTOS DE LA RUTA:


















miércoles, 24 de agosto de 2011

En el claustro de la tarde

 
Embalse del Regajo


En una tarde quieta voy andando por la vía verde de Ojos Negros. Mis pasos son quedos, como el pensamiento, pero sin enredos. Mi vista se allana en la plataforma gris de la via, donde la expansión deportiva crece cada día. Me detengo, aprecio el paisaje, aireado por montañas andadas en los abrazos de las mañanas, entre los besos del sol y en el regazo de las brisas.

Y en mi cumbre se extendió tu lazo y creció como los días, como un  río interminable, como la realeza de una llama pura, como la firme fragancia que emana de la tierra, realzando mi vida.

-Hasta luego.

En la arquitectura de la tarde me cruzo con paseantes, con corredores  y ciclistas. Los paisajes se multiplican en fibras verdes y azules, de vegetación y agua embalsada, danzada por un  tejido de ondas que mueren en las orillas.

Explosionan los colores en el claustro de la tarde.

Y  al volver veo lirios en las nubes, nardos en el horizonte y un eco de plata en el silencio. Vuelvo, sí, pero con la joya de la alegría hallada.







Vía Verde de Ojos Negros


domingo, 21 de agosto de 2011

Por los miradores de la Maimona

 
El grupo de senderistas, con los más jóvenes


Una de las poblaciones de Castellón en que más se vive el verano es Montanejos. El agua es la reina de los paisajes que enmarcan tan singular población. Ha moldeado el Maimona y el Mijares en congostos inverosímiles, en desfiladeros impresionantes y angostos.

Montanejos se mira en las azuladas aguas del Mijares. Y la prodigiosa fuente de los Baños, como elemento turístico de primer orden, sigue atrayendo cada año a multitud de veraneantes, que caminan alegres hacia la fuente, como lo hicieron los agüistas en otras épocas.

En estos paisajes que cercan  altivamente a Montanejos, triunfa la roca vertical, como pirámides calizas plagadas de aristas y proas. Atracción continúa de senderistas y escaladores. Las rutas son muchas y buenas. Y a una de ellas acudimos para disfrutar de las laberínticas murallas. Realizamos la ruta más clásica de Montanejos, un magnífico itinerario por las elevadas cornisas del indomable barranco de la Maimona. Corresponde al SL de la Bojera.

Partimos desde las proximidades a la fuente de los Baños. Ruta señalizada. La seguimos por un buen camino de herradura. Visitamos primeramente la cueva Negra, una cavidad de notables dimensiones, con una grandiosa sala de 58 por 38 metros, que durante siglos fue utilizada como refugio de pastores.

De regreso al camino vamos subiendo hacia el Colladito, punto de partida al Morrón de Campos, cuya silueta se alza impresionante y de forma inconfundible.

Rebasamos este punto de la ruta y descendemos hacia el barranco de la Maimona. Por todos lados asoma una vegetación exuberante entre bosques de pinos y bajo las cejas rocosas. Cruzamos el lecho del barranco y ascendemos por  un camino que serpentea entre el frondoso bosque. Situado en la umbría, destaca por la variedad vegetativa.

El itinerario  enlaza con el PR-CV 126 que viene de la Puebla de Arenoso y más arriba con el GR-7. Nos adentramos en el tramo más espectacular de la ruta. Se enfila por las cornisas de los desplomes que se alzan arropando el barranco de la Maimona. Un  tramo fastuoso, vistoso, de gran belleza. Cruzamos pedreras inclinadas, salpicadas de arbustos. Enfrente asoman las verticales paredes calizas, reino de las escaladas. Nos cruzamos con senderistas, atraídos por la imponente belleza de este sector de la Maimona. Enfrente se yergue los Castillejos, otro de los miradores notables sobre el barranco.

El sendero desciende entre serpenteos por el boscaje de pinos. Abajo, vemos la brillante estampa urbana de Montanejos. Cruzamos el pueblo y llegamos al punto de partida de esta ruta fascinante y plena de calidad excursionista. Pero faltaba el refrescante epílogo, el baño en las tranquilas y concurridísimas aguas del Mijares. Así que bajamos hacia la fuente de los Baños, el importante manantial que ya fue utilizado por los árabes,  y a las limpias aguas del río. Aguas retenidas para goce y disfrute de multitud de bañistas, de nuestro grupo, sobre todo de las niñas, que se lo pasaron en  grande entre el abrazo de las reconfortantes aguas. Y unas buenas cervecitas frescas supieron a gloria, al abrigo de las sombras de este rincón paradisiaco, reanimándonos lo suficiente con estos placeres y rubricando tan excelente ruta, donde no faltó la buena conversación.

Senderistas: Mª Carmen, Marta, Marina, Irene, Javi, Rafa, Mercedes, Carmen D. Carmen K. Mireia y Luis.




En el comienzo de la ruta


En la Cueva Negra


Vadeando el barranco de la Maimona


Subiendo por el umbrío bosque de pinos a buscar el GR-7


Encuentro con el GR-7


Los espectaculares perfiles de la Maimona


Los impresionantes retablos calizos de la Maimona


Las fotos inmortalizan el recorrido por las aéreas cornisas del barranco de la Maimona. Rafa, fotografiando a Merche y Carmen.


Quebradas y vistas impresionantes


Descendiendo hacia Montanejos


El Mijares, muy concurrido de bañistas en agosto.

jueves, 18 de agosto de 2011

De nuevo en el Maestrazgo

 

Actualmente  estoy leyendo dos novelas: “Nada”, la conmovedora novela de Janne Teller, y “Donde nadie te encuentre”, la novela ganadora del premio Nadal 2011, que relata un caso real en el escenario de los montes del Maestrazgo.

El Maestrazgo.

Hace poco  he vuelto a estas tierras bravías, hermosas, vigorosas e históricas, poseedoras de un rico  patrimonio cultural y arquitectónico. He admirado otra vez ese prodigio geológico que son los Órganos de Montoro. Me he acercado a las limpias aguas del Guadalope, donde gocé con un baño reparador. Encontré reposo en el hostal de las Truchas, en cuya terraza, que mira hacia la verde decoración forestal del río, rememoré mis andanzas por estas indómitas tierras, dialogando, como tengo costumbre,  con los lugareños.

Y por Villarluengo y Cantavieja, cuyos conjuntos monumentales siempre fascinan,  y entre la visión concatenada de prados, pinadas y montañas,  donde la roca triunfa con su esbeltez desafiante, me trasladé a la Iglesuela del Cid. Y por sus calles disfruté fotografiando sus esbeltas casas solariegas, como las de Aliaga, Agramunt, Guijarro… Impresionantes edificios de piedras talladas, que preservan el calor del verano para que el viajero se encuentre a gusto.

Y a gusto estuve comiendo en un típico restaurante, donde la magia culinaria tradicional te atrapa, bueno, resucita estómagos y paladares. Y ahí va lo que comí: Jamón de los pajaritos, chuletitas de ternasco y tarta de piña y cuajada. ¿Qué os parece? Menos  mal que la visita a este precioso pueblo la hice antes de comer.

Y por Villafranca del Cid y Ares regresé a Castellón. Desde el coche iba contemplando hermosas tierras; tierras que el próximo otoño nos regalarán rutas senderistas, con el sugestivo placer de andar por estos paraísos naturales.








miércoles, 17 de agosto de 2011

El baile de las mariposas




Ayer, mientras paseaba a orillas de un río turolense,  me he encontrado con un extraordinario acontecimiento. Caminaba por un sendero. El sendero se adentró por un pasillo formado por espesos escaramujos,  que mostraban la alegría verbenera de sus rojas bayas. Y al salir de este pasillo, me he topado con  una especie de rotonda, tapizada de un césped como recién cortado y lustroso. Y en este recóndito espacio, la magia de la naturaleza se me ha presentado en forma de mariposas. Decenas de ellas volaban de un lado a otro, exhibiendo su saturada y hermosa policromía. Las había de mil colores. Y altamente asombrado me he sentado sobre una roca. Y esta maravilla volátil me ha contagiado, ilustrando mi alma de alegría. No podía creer lo que esta viendo. Era el único espectador de un fascinante espectáculo, emotivamente atractivo y lleno de encanto.

Las mariposas eran auroras danzarinas, que con sus airosos vuelos bailaban para mí. Y exhibían su marcha volante. Y se posaban sobre las flores, y se balanceaban con arte. Sus vuelos llenaban la mañana estival y me sentía feliz, muy feliz.







El baile de las mariposas me ha llenado de dicha. Sus alas, suaves y pequeñas, crearon una escenografía mágica, increíble y lírica.

Y por un momento creí que alguien estaba a mi lado, disfrutando de este espectáculo de la vida natural. Y con esta impresión me fui caminando lentamente, arropado por la emoción de tan inesperado y feliz encuentro.

El color del suelo era de plata y ocre. La pureza del ensueño era como estrellas vibrantes  y las alas de mil besos volaban por el valle.



domingo, 14 de agosto de 2011

Nos fuimos a recorrer el barranco de los Trancos




-¿Nos vamos a recorrer un barranco?, le digo a mi amigo Emilio por teléfono.

-Nos vamos, Luis.

Y ya está. Aparcamos en el punto de partida, en el pueblo de Villel (Teruel), que abraza el Turia, sumergido entre anchos chopos. Y nos dirigimos hacia el destino de nuestra salida de ayer sábado, el impresionante barranco de los Trancos.

Aún el rocío salpicaba las hojas de las plantas, sacaba brillo a las flores y humedecía los campos, que resplandecían como una patina,  lavados por las recientes lluvias. Veíanse en los 3,5 k. que dista el barranco del  pueblo, tradicionales campos y multitud de árboles frutales, muchos de ellos abandonados, con algunos derruidos caseríos que resbalaban por el terreno arcilloso.

La ruta hasta el barranco está indicada perfectamente desde Villel. Es más, seguimos siempre las marcas rojiblancas del GR-10.  Pasamos por el Estrecho de los Canales, que cruza el riachuelo de la Rambla. Y muy cerca del barranco de los Trancos aparece una zona donde canta el agua que procede del manantial de la Chartera. Chopos, sargas, pinos, carrascas y enebros cubren el angosto terreno. Leemos en un  cartel que el vocablo “tranco” procede del aragonés y significa escalón o grada, haciendo referencia a los saltos y escalonamientos que se suceden en el estrecho, angosto y escarpado barranco. Una delicia recorrerlo.

El barranco resulta encantador. Encajado (abriendo los brazos en cruz tocas las paredes), sumido en la ingrávida penumbra, las escarpadas rocas exponen sus tonos grises, pulimentadas por las huellas activas del agua. El progreso por el barranco, cuyas paredes se elevan mágicamente hacia la luz cenital, se realiza por equipamientos a base de escaleras, peldaños de metal, grapas  y pasamanos de cables de acero.

Llegamos a la parte final del barranco y retrocedemos por el mismo hasta salir de él y encontrarnos con el poste que indica el embalse de la Fuensanta. Pronto llegamos a él, nos hacemos la foto del grupo y ascendemos por la rocha de las Gallatillas. Tras coronarla descendemos en busca de una pista,  que nos conduce al santuario de la Fuensanta, una asociación de edificios con zonas de recreo o merenderos.

Este popular santuario está rodeado de un agreste paisaje de rocas calizas, aposento de buitres que rondan con sus vuelos el cresterío de las Asomadas. Procede del siglo XVI. En lo alto, debajo de unos cantiles, hay una pequeña construcción, donde, según comenta la tradición, la Virgen hizo su aparición en 1238. En la cabecera de la iglesia hay una zona urbanizada donde está la fuente, que empezó a manar tras la aparición de  la Virgen.

Por camino asfaltado regresamos a Villel. El espacio rural se ensancha con sus tonos coloristas, que se revelan  entre suelos yesíferos y arcillosos. Nosotros hemos cubierto una bonita ruta circular, recomendable por la relevancia senderista  del barranco de los Trancos.


















DATOS DE LA RUTA:

Senderistas: Emilio y Luis.
Distancia: 11,5 km.
Dificultad: Media.
Tiempo: 4 horas  (con paradas).




Plano de la ruta