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El Tiempo en Segorbe. Predicción

El Tiempo en Segorbe

sábado, 28 de septiembre de 2013

Este blog se despide...



... y se cierra. ¿Vacaciones? ¿Descanso? ¿Retiro? El tiempo dará respuesta a estas preguntas. Han sido cinco años de continua labor bloguera. Para un blog, viendo los altibajos de otros blogueros, es mucho tiempo. Por el camino he cosechado amistades. Puedo decir, que tengo excelentes amigos blogueros, sobre todo amistades nacidas de mi vida montañera, de ese apasionante mundo que es el senderismo. Y practicándolo, he sido feliz.




Y han surgido jugosos relatos que los he plasmado en este blog. Y con todos ellos, como brotados en dulces y risueñas primaveras, de luces, de colores, de sonidos e impresiones, ha salido a la luz pública recientemente un librito, del que estoy muy contento de haberlo escrito: "El sabor de la tierra". Y espero que para el año próximo, nuevas páginas hechas de entusiasmos, formarán otro obra.




Bien. Pero, como digo, este blog se despide. Este "soñador" abandona su vuelo bloguero.

En todos estos años he querido permanecer fiel a mi mismo en todo lo que he escrito. Lo he hecho respetando siempre a l@s lector@s, hablando de cosas motivadoras, creativas, atractivas, glosando las impresiones que salían de mi interior. Sentimientos profundos, a veces subjetivos, pero siempre enraizados en el corazón.




Decía la montañera Lene Gammelgaard "Creo que la vida debe ser vivida al completo, explorada veinticuatro horas al día".

He sembrado fracasos, claro que sí. Pero en estas ocasiones he tenido el valor de perseverar. El empeño  en hacer aquello que me hace feliz: Ascender... subir... "HACIA ARRIBA". Y aquí entran mis montañas. Y volveré a ellas -amorosa mansión de alegrías- , a bañarme en sus ondas, en su grata soledad, donde crece la flor ansiada, las albas risueñas, las salutaciones a las "estrellas del véspero", porque, aunque uno ya se ha hecho mayor, mis anhelos, mis ansias de hacer vida montañera, siguen siendo juveniles, como la primera vez que alcancé Espadán, trepando piedra a piedra, dejando abajo el vacío, y alcanzado su cumbre, tan amada y tantas veces ascendida.




GRACIAS A TOD@S, SEGUIDORES, SIMPATIZANTES Y LECTORES DE ESTE BLOG.

Si vuelvo algún día, ya os lo diré.


lunes, 23 de septiembre de 2013

De esperanza...



Hace tiempo que no escribo nada para el blog. Pereza?......No!....Desánimo?.... Puede. Aunque es una sensación que, en ocasiones,  arremete  con fuerza, pero nunca me hace bajar la guardia. Me persigue, la maldita, y la desoriento siempre, a veces me cuesta, por el sendero equivocado.

No, no es desánimo, ni dejadez, ni desgana, ni lasitud.... En poco tiempo se han cruzado en mi camino, en nuestro camino, acontecimientos imprevistos, tormentos que me han depositado en alambradas punzantes, hirientes, retando entusiasmos y caminos con nuevos vientos.

A veces, el fuego corre por las venas. Hiere, te angustia, te acorrala. Quema...!!!. Pero no debe de vencerte. Si quieres, aunque notes frío por los huesos, la paciencia, la seguridad, las campanas de la luz, lanzan sus sonidos de gloria y te levantan el ánimo.

Decía un amigo poeta que "andamos todos por la misma acera". Y esa acera está construida sobre la tierra, y sobre la tierra está su "sabor", hecho de colores, de perfumes, de esfuerzos, de fatiga, de dolor, de alegría, de amores, de paz, de felicidad...

Hoy tenía ganas de  escribir. Y lo he hecho. No se como ha salido. Bueno, del corazón, sí. Un corazón a veces atribulado, a veces romántico, muchas veces sensible y, muchas buscando ríos de.... esperanza!!!



miércoles, 28 de agosto de 2013

Donde el agua crea arte

 

Uno de los alicientes que nos proporcionó el Pirineo Francés en nuestro reciente viaje fueron las cascadas o saltos de agua. Una de las maravillas que todo el macizo atesora. En el coche o a pie raro era no verlas. Naturalmente que no voy a hablar de la gran cascada de Gavarnie, de la que ya me ocupé con varias estrofas literarias.

Tampoco mencionaré su nomenclatura. Pero sí quiero destacar su vistosidad, su notoriedad en el paisaje pirenaico. Son las dueñas de las gargantas, de las escotaduras de los riachuelos, cantando a los prados, formándose entre las rocas. Torneándose entre las piedras dispersas,  entronizando cuadros muy atractivos, entre llameantes espumas blancas, contrastando con las rocas, revestidas de musgos de coruscantes verdes.

A veces, su rumor es suave, como una caricia, como el roce de un vestido de seda; otras, se transforma en un grito sobrenatural, que se mezcla en el espacio en una hecatombe de brumas lechosas. Y algunas, crees escuchar sonidos melodiosos. Cuando el agua corre entre las rocas, por superficies un tanto allanadas, su voz es musical, como una pieza de Chopin.

Las hay alargadas, formando trenzas líquidas, anchas como cabelleras, luminosas, resplandecientes, furiosas, que pacificaban sus glaucas aguas en remansos cristalinos, serenos, lamiendo las raíces de los abetos.

Hay viveza, arrebato, pintoresquismo. Hay fantasía liquida. Hay…. Belleza siempre. El Pirineo es único.













lunes, 26 de agosto de 2013

"EL SABOR DE LA TIERRA", mi nuevo libro



Cuando las fiestas de mi ciudad, Segorbe, se hagan palabra viva y alcen su pecho colmado de tradiciones y novedades hacia los estadios de la admiración, del aplauso, de la alegría ... en el cautivador retablo de sus actos más destacados, con su resplandor a calderadas, un nuevo libro mio estará a punto de rodar por los sugestivos estantes de las librerías, para "acompañar caminos", entre tierras y montañas cálidas, que me dieron su "alimento" para vivir la vida.

Publico la portada de mi nueva publicación. Es la definitiva. Su título: "EL SABOR DE LA TIERRA". Espero que os guste.

En sus páginas brota ese "sabor" que acompaña siempre mis periplos por tierras de música y luz. Que son aroma siempre. Y que he tratado de transmitir en todo el texto.





SEGORBE



domingo, 25 de agosto de 2013

Midiendo a palmos



Aquel día desapareciste, como las brumas, después de acolchar con lienzos cenicientos el retablo vegetal del profundo valle. Solo las rocas de la cima podrían unirnos.

Las rosas de la incertidumbre revoloteaban como mariposas amarillas a mi alrededor.

Seguía el sendero, emborrachado de visiones, de miradas sin palabras. Quería saber si todo fue un sueño, trepando por los alcorces de los oscuros presagios.

Y cubría atajos para enroscar mejor el tiempo. Vorazmente iba  acercándome a esa cumbre mítica, para hallarte, para abrazarte, para reírnos a bordo de nubles blancas.

Y me acercaba, más y más, esperando encontrarte, mientras el silencio se apelmazaba en el sendero, midiendo a palmos los latidos de mi corazón.


Mi sendero tenía un destino…. Y yo lo buscaba, sembrando pasos nerviosos entre la naturaleza.





El lago de los cisnes


La luz bailaba sobre el manto de las aguas estancadas del lago… Las palomas trenzaban sus estelas contra el azul... Y los peces chispeaban sus saltos sobre la quieta superficie líquida…

Y tú, caminando por sus orillas, parecías una diosa con tu flamante vestido rosa, con tus ojos de verdemar brillando la  pureza de los ángeles… Y, codicioso,  te veía,  y tu imagen me conturbaba, como un admirable espejismo, lleno de fantasía romántica… Solo faltaba la luna, para transformar la escena en un encuadre idílico…


Y una mágica  melodía surgió del bosque, vibrante, dulce, exquisita, penetrante…. “El lago de los cisnes” ponía su cándido aroma musical a la escena, acompañando a las huestes de Odette…. Como un soplo fantástico, como una sorpresa celestial, que solo la vida te muestra en ocasiones, cuando tu alma navega por los acordes del amor y la magia, de la dicha inefable.



jueves, 22 de agosto de 2013

y 4. Punto final a un viaje extraordinario por los Pirineos Franceses


Iglesia-fortaleza de San Juan, en Luz


Todos estos espacios contemplados y relatados en los TRES  anteriores reportajes,  tienen su historia, que se remonta a los Pirineos turísticos en los siglos XVIII y XIX. El objetivo principal de los turistas, de los viajeros, eran las estaciones termales que les habían sido recomendados por simpatizantes y médicos.

Todos estos pueblos del Gave se llenaban de vida de junio hasta octubre. Y nosotros, personajes del siglo XXI, nos apercibimos de ese ambiente de antaño, a bordo de nuestros vehículos, tan modernos como las autocaravanas, equipadas con los elementos básicos y el utillaje indispensable para gozar de unos días inolvidables entre paisajes inolvidables. Y entre hitos del pasado, como el Pas de  l’Echelle, Saint Sauveur, el puente de España, el puente de Napoleon y,  en Luz, la iglesia-fortaleza de San Juan, construida por los templarios, edificada entre los siglos XII y XIII. Ante el muro almenado hay un rolde semicircular de tumbas, con nombres de montañeses, casi ilegibles por el paso de los visitantes y los efectos metereológicos. Y en la bóveda del pórtico de la torre hay unas curiosas pinturas bizantinas. Luz es un pueblo alegre,  muy dinámico turisticamente, con muchas tiendas de souvenirs,  atravesado por el Gave de Gavarnie y el Gave de Bastan.

Y de regreso a España, escogimos la carretera que nos alzó al Tourmalet, a trechos deformada por las recientes inundaciones que registró los Gave. Arriba, en el puerto, a 2.115 m. sobre el nivel del mar, uno se apercibe del esfuerzo de los ciclistas. Y paramos para verlo, para fotografiar sus hitos emblemáticos, en relación con el Tour de Francia. Y para deleitarnos de los valles y montañas de alrededor, donde una red de rutas te conducen a los rincones más bellos de esta parte del Pirineo, dominado por el pico du Midi, una de las grandes atracciones de los Pirineos, a donde se sube con teleférico en quince minutos. Un complejo formado por un observatorio astronómico. Tiendas y miradores.

El descenso del Tourmalet es una maravilla. Pasas por el valle de Campan, lleno de praderas y bosques de abetos. Cruzas el bonito pueblo de Santa María de Campan, con sus bordas y su carácter etnográfico.

En ruta al col d’ Aspin, seguimos maravillándonos de los paisajes que nos ofrecía el Pirineo, con praderas salpicadas de rebaños de vacas. Y desde el puerto, bastante concurrido de turistas, como los anteriores, descendimos para enlazar con la carretera que nos conduciría a España por el túnel de Bielsa-Aragnonet, cruzando la bella población de Saint.Lary, en medio del valle de Aure, contemplando en la distancia el colosal cordal de picos que sobrepasan los 3000 m. de altitud, como el grupo Lustou-Culfreda,  que forman la frontera entre España y Francia, accesibles por bellos valles, como el de Rioumajou.. 

Y al llegar a Bielsa, afirmamos  Juan y yo que el viaje ha sido fantástico, memorable. Que vale la pena hacer una escapada de tres días o más  a este lado de los Pirineos. Los relatos terminan aquí. Pero todo lo que he dicho no es nada comparado con la belleza contemplada y disfrutada  “in situ”. Las palabras no sustituyen a la cadena de maravillas que todo el Pirineo ofrece. El español y el francés.

Epílogo: Y al pasar por Escalona, “enchufo” internet en mi móvil, y un colapso de correos y wasaps interrumpen la visión de la colosal Peña Montañesa. El día que alcancé su cumbre no existían estas servidumbres tecnológicas. Las aventuras en directo tenían también su “salsa”, sin estar pendientes del móvil cada cinco minutos. Aunque este “aparatico” hoy es un compañero indispensable en la práctica del montañismo, como lo son otras modernas tecnologías, para aliviar el esfuerzo y aquilatar la protección.


Hasta el año que viene….!!!!



Es frecuente ver  vuelos de parapente sobre los valles de los Gave



El hotel donde nos hospedamos, en Luz.  


Luz está rodeado de bellas montañas, que al atardecer revelan una bella gama de verdes.


El Col del Tourmalet (2.115 m.).





Desde el Col del Tourmalet, vista hacia La Mongie


Pico Midi de Bigorre (2.872 m.)


El Col d' Aspin, otro "coloso" en el Tour de Francia.


El grupo de tresmiles Lustou-Culfreda


Los últimos cordales de los Pirineos Franceses antes de entrar en España.


Acceso al túnel de Bielsa.



miércoles, 21 de agosto de 2013

He vuelto al Moncayo



A veces tomo decisiones arropadas en poco tiempo…En horas…. O menos… Eso es lo que me pasó en el amanecer de un nuevo día de este tórrido agosto… Daban buen tiempo… Soleado…… Me levanto de la cama y lo decido: Me voy hoy al Moncayo….

Y en menos de una hora preparo todo. Tampoco hacia falta preparar muchas cosas. Y a las seis partí hacia Tarazona. Casi cuatro horas de viaje. Y a las diez ya estaba en el santuario de Nuestra Señora del Moncayo. Cielo despejado. Y empiezo con la ascensión. Paulatinamente avanzo. Tengo suerte, no hay nieblas en la cumbre, por donde corre la frontera entre Aragón y Castilla.


Me encanta esta montaña. Tan maciza. Tan personificada.  Con tantas leyendas. Con tantas tradiciones inspiradas en gestas y sucesos.




El Monte Blanco es el rey del Sistema Ibérico. Y tiene un anillo vegetal asombroso. Es la dehesa. Es el parque natural, que en el otoño ofrece su explosiva oriflama de colores. Vaya estampas. Espectaculares. Las hoyas de los hayedos cayendo, persiguiéndose unas a otras, en huidizos torbellinos.






Voy pisando los canchales, las pizarras. El sendero es muy claro. Y mientras subo, poco a poco, recuerdo las ascensiones anteriores. Recuerdo que hace unos meses el mal tiempo abortó una salida con mis amig@s... Pero ahora,  estoy aquí nuevamente, simbolizando la amistad, aunque solo, como otras veces, porque me gusta la aventura solitaria, aunque ascender al Moncayo tiene algo de ritual, de misticismo, de aditamentos ceremoniales.





Llego a la cumbre. Hay excursionistas merodeando por ella. Me fotografío. Y observo las panorámicas. Bueno, esta vez no tengo tanta suerte. Un mar de brumas acolchan las lontananzas, los horizontes… Pero las vistas inmediatas son nítidas… Y nacen de esta montaña, que domina la historia, el curso de los acontecimientos seculares, el paso de muchas gentes por sus faldas, por sus collados, por sus laderas….

Sí, para mi el Moncayo es surtidor de ilusión. Y por eso he hecho esta “escapada”. Como una fiel pasión. Como haré otra,  cuando el otoño dore las hojas de los chopos y de los plátanos, de los arces y los robles. Pero entonces el destino serán los pueblos negros de Guadalajara. Y un pico. El Ocejón. Para tirar a las sierras inmediatas los ojos. Para sentirme águila, para beber los paisajes sorbo a sorbo. Como he hecho siempre. Hinchando el pecho al viento y al sol….


lunes, 19 de agosto de 2013

3. Y nos fuimos al famoso circo de GAVARNIE


Gavarnie, en las primeras horas de la mañana. El frío arreciaba. Al fondo, el famoso circo de Gavarnie


Gavarnie, según he leído, es también “pasaje y etapa del Camino de Santiago”.  Pero, desde siempre, una multitud de turistas se desplazan desde Gavarnie hasta el colosal circo. Una riada humana gozosa, riente, iluminada ante el espectáculo natural y fantástico  del gran circo. Y mientras uno se acerca hasta este monumental  “coliseo” de rocas enormes, sientes que el sentimiento que inspira la naturaleza es grandioso. Esas paredes, esas murallas tan desplomadas, con tantas formaciones rocosas, culminan en lo alto con un cerco de diecisiete cumbres de más de tres mil metros de altitud, como los Astazus (3.071 m.), el Marboré (3.248 m.), L’Epaule (3.073 m.), La Tour (3.009 m.) y el Casco (3.006 m.).

Y la imponente  cascada -la más alta de Europa-  brinca, salta sobre aristas diabólicas, salpicando de espumas de blancos penachos, a las cornisas, a las brechas, a las estrechas plataformas, cayendo sobre la “Oule” de Gavarnie.

La caída de la cascada es violenta, con su altura de 422 m. Uno, casi debajo de ella, se queda inmóvil, asombrado por el gran espectáculo, impresionado por el enorme estruendo que provoca la copiosa cabellera líquida, formando líneas acrobáticas, originando una vorágine de corrientes de aire frío. Nadie diría que estas aguas tienen su origen en un lago modesto, circular, al pie de los paredones del Cilindro de Marboré (3.327 m.): El lago Helado del Monte Perdido.

El famoso circo, gracias a la cascada, parece cobrar vida con su colosal decoración calcárea. Las inertes rocas empequeñecen a los cientos de visitantes. Y uno no se movería de este lugar mítico, imantado, subyugado por tanta belleza, que parece respirar por los orificios de la gran cascada, cabecera del gave de Gavarnie. Decía Henry Russell: “¡Aquí el hombre se siente como un insecto entre estos palacios de la naturaleza!”.

Sentado, ajeno a la riada humana que acude casi al pie de la cascada, mientras mi amigo Juan había alcanzado un punto más cercano a la base de la cascada, veía la vertiginosa ruta que sube hacia el refugio de Serradets, hacia la Brecha de Rolando, por las “Échelles”. Observaba como los montañeros superaban lentamente esta endiablada ruta iniciática, con pasos colgados sobre espantosos abismos. Y me hubiera gustado ser uno de esos montañeros, gozando del reino de la verticalidad, del riesgo y de la libertad. O de la aventura histórica, por donde pasaban contrabandistas,  “los paqueteros”, que tomaban este camino hace siglos.

Pero seguía siendo un miembro más del enorme desfile de turistas, que se acercaban a paso lento, con ejercicio de paciencia,  a la cascada, o se arrimaban casi a su base, recibiendo las turbulencias, las salpicaduras del enorme chorro,  esparcido y levantisco,  que se aplastaba en el suelo, como una ducha renovadora.

Pero ahora descendía hacia el valle. Regresaba a Gavarnie, con mi amigo Juan avanzando unos metros delante. Pasamos delante del Hotel de Circo. Vimos el teatro que al aire libre se ha montado y que ofrece representaciones estivales.

Por un instante me detuve. Y observé nuevamente a los Astazus, al Casco, al Taillón…entrecortando sus cumbres un cielo azul. “Parecen -pensaba- gigantes que tienen la cabeza en los cielos y los pies en el fondo de la tierra”. Una tierra por donde corría el Gave, entre prados de verde intenso, donde un enjambre de florecillas asomaban sus rostros de hermosos colores, minúsculos como cabezas de alfiler.

Los burros con paso ceremonioso, cabalgaban hacia el anfiteatro de la cascada, llevando a niños y a grandes. Y yo, tomé una de estas florecillas y me acerqué al Gave. La deposité sobre su rápida corriente y se la llevó hacia Gavarnie. Pronto pasaría delante  del cementerio pirenaico, donde reposan el mayor número de afamados pirineistas de todo el macizo. Fue mi homenaje a ellos.



La mañana, muy soleada, atrajo a cientos de visitantes,  dirigiéndose hacia la gran cascada. 





Vista de los Astazus (3.012 m.). El Petit lo ascendí en solitario el sábado, 31 agosto 1999, desde el Balcón de Pineta.



Vista de la gran cumbre del Taillón (3.144 m.). La ascendí con amigos el 23 de julio de 1994.






La foto del grupo ante la gran cascada de Gavarnie.




Por encima asoma el Casco (3.006 m.). Otra cumbre que domina el circo de Gavarnie. Lo ascendí en solitario  el sábado 22 de julio de 1995.


La vertiginosa senda de las "Echelles". Te sube a Serradets, al refugio, a la Brecha de Rolando...




Impresiona mucho la caída de la cascada de Gavarnie



El monumento en Gavarnie a Henry Russell