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El Tiempo en Segorbe. Predicción

El Tiempo en Segorbe

domingo, 27 de febrero de 2011

Y el cielo se pintó de escarlata...

Digo, y con un viento helado allá que me fui a mi colina para "copiar" a la atardecida esta imagen. Aún me froto las manos...


jueves, 24 de febrero de 2011

En ese jardín de rocas


Me dirás porque subo a las montañas. Son tantas cosas las que me animan. Mira, porque siempre lo he hecho, porque lo paso bien, porque me gusta andar, porque encuentro la felicidad donde asoma la belleza y me gusta compartirla con mis amig@s; porque tengo curiosidad de ver, de escuchar la música del viento, el color del cielo, la dulce melodía de una fuente, de un riachuelo, percibir los aromas de la vegetación, sentir el contacto de la roca, el misterio del bosque con  su rica combinación forestal, con su frescor...

Y porque con  el senderismo, con su práctica, nos aporta bienestar, gozo y también una lección. Porque como la vida, cada uno tiene sus límites físicos y técnicos.

Quiero hacer mías las frases de Guido Rey y de Gaston Rébuffat:

-"La montaña es mi poesía".

-"Un bello paisaje no es solamente una disposición armoniosa de agua, de piedra, de árboles, de sol y de viento; para un joven, en primer lugar, es un alimento".

Voy a menudo solo, pero también busco el calor del compañero, porque la auténtica amistad se forja entre la majestad del paisaje,  en ese jardín de rocas que forman las montañas "que encarna el sueño y alimenta la acción".



miércoles, 23 de febrero de 2011

Tarde de domingo


Desde Masadas Blancas sigo las señales del GR-7. Camino por los flancos del escalón del Ragudo, largo estribo montañoso que separa el altiplano El Toro-Barracas, ya en contacto con las tierras turolenses. El sol de la tarde azulea la airosa crestería de la  sierra Espadán. Sus señeras cumbres rasgan altivamente el cielo. Contemplo la vasta planicie de los llanos de Ragudo. Los almendros lucen sus hermosas cabelleras rosadas, encendidas y brillantes. Se despliegan como un ejército por el lecho de estas tierras salpicadas por algunas redondeces. El aire parece de cristal y las vistosas flores de los almendros crean un ambiente romántico. Las hay blancas, como alburas de nieve o como sutiles velos de novia. Una blancura que se copia en algunas nubes, que van caramelizando sus tonos enfocados  por el cercano crepúsculo.


Huele a romero, a espliego, a monte, a pinar…El aroma me alegra y me hace gozar del admirable paisaje, que se avista con su colorido,  como un delicioso cuadro impresionista.

El agua de la fuente de Herragudo emerge con dulzura del interior de la tierra. Busca la caricia de los juncos hasta alimentar la cercana alberca. Alrededor, se afincan espesos nogales, eslabones de pretéritos cultivos, como la vid. Crecen sobre una tierra casi rojiza, una tierra engalanada en febrero por el idílico paisaje de los almendros en flor, heraldos de la cercana primavera.

Sigo con mis sentidos abiertos,
bañado por el sol de la tarde,
brillando los campos florecientes…





sábado, 19 de febrero de 2011

La anciana




 Cada piedra de la aldea es un mudo recuerdo. Perfilan vivencias de zozobras y esperanzas. Piedras que reposan entre crepúsculos y auroras de vivos resplandores; encendidos arreboles que se prenden en el pecho de la alberca, que alimenta la fuente de plata.

Me sonríe la anciana y su voz, hecha de calma y conocimiento del mundo campesino, es un concierto de saberes y aforismos bajo los cielos de seda y remolinos grises.

Dentro de mi alma siento la dulzura de la anciana. Sus brazos están cargados de faenas y quehaceres del cada día. Brazos henchidos de amor, estremecidos por las caricias primorosas  de su hombre,  que dejo el mundo de los vivos hace años.

Por el camino blanco se va la anciana, arqueando sus caderas. Su dulce consuelo y su paz reviven la paz de la aldea. Camina con el alma llena de recuerdos, de pensamientos, que son como rosas que lucen bajo las blancas estrellas.

Una brisa baña mi rostro y solloza entre las carrascas, amorosa mansión de zorzales. Nubes de color violeta navegan por el cielo. Y por el camino del regreso sigo mi errante periplo, colmado de alegría, mientras contemplo las pardas montañas, con sus cisuras y sus ásperas peñas,  tapizadas de blanco. Los almendros de los campos rutilan ensueños sonrosados, mientras el cereal alborea sobre la tierra su germinación, tierna y verde.

La anciana es un puntito negro en el blanco camino.


miércoles, 16 de febrero de 2011

Flores jubilosas



Hay ilusiones que cantan a coro,
proclama la tierra postura lírica,
con ramajes de festones florecidos,
almendros de mi tierra, explosión de gozo.

Nacisteis henchidos de perfumes,
sobre vosotros posan las abejas,
concierto de vida palpitante,
éxtasis de colores, maravilla deslumbrante,
poesía, aromas y resplandores.


domingo, 13 de febrero de 2011

Donde las panorámicas cobran relieve







La ruta tuvo de todo: Buenos senderos, pasos de nieve, trepadas monte arriba, tierras labrantías, que testimonian una hacendosa actividad pasada, caminos de montaña  y el peor encuentro con el GR-7, cuyo descenso desde el pino Rey hasta cerca del barranco del Mas del Moro resultó embarazoso por la cantidad de aliagas que mostraban sus “malas pulgas” y enmarañados arbustos, que complican enormemente el paso…. ¡Necesita una limpieza este tramo, vaya que sí, una restauración eficaz!

Siete esforzad@s senderistas -que lucimos como un gran grupo- nos citamos para desarrollar nuestras andanzas por las sierras de Cerdaña y Montalgrao. Delante teníamos una ruta larga, con con algún tramo duro,  variada en elementos naturales y atractivos, bajo la airosa mirada de la cónica montaña de Santa Bárbara de Pina.

Los hitos en este nuevo encuentro senderista fueron el Mas de Noguera, la cueva Cerdaña, cargada de elementos mágicos y leyendas, protagonizadas por el amor, hechos que incentivaron la curiosidad de Ramón y Cajal; las “cárcamas” con la fisonomía kárstica de agujas rocosas; el pozo Cerdaña con su apariencia bíblica; la ascensión a Santa Bárbara por un frondoso y bonito pinar, que decora el rodeno rojo entre capas arenisco-gredosas y abundante vegetación entre el reino de las jaras, y las dilatadas vistas desde la cumbre, jalonada por la ermita de Santa Bárbara y el robusto mojón del vértice geodésico.

La luna nos sonreía con su hierático rostro,
los almendros mostraban su rosada sonrisa,
¡vaya empinadico que está el camino, luisillo!
que apenas el paisaje admiro.

Seis horas de marcha y casi 18 Km. de recorrido -¡uf! que cuestas, en el largo regreso al Mas de Noguera-,  tuvieron como digno colofón nuestro encuentro con las jornadas gastronómicas del Alto Palancia. Y es que hasta el final cumplimos el dicho que dice “Caminante: come, bebe y nada más te importe”.





viernes, 11 de febrero de 2011

Escenas rurales




En mis andanzas excursionistas por las tierras de Castellón, admirando la belleza y el colorido del paisaje y acariciando la mirada las formas y relieves del campo, me gusta pararme en las masías. Lo primero que me llama la atención son los olmos, árboles que formaron parte de la vida de los habitantes de estos núcleos diseminados y que, en su mayoría, solo conservan sus troncos, grisáceos, como vestigios vegetales de un tiempo de savia y vigor.

A mi las masías solitarias sirven de sedante para el espíritu. Sentado en el umbral de alguna puerta, me imagino cual fue la vida de los masoveros y también la actividad que se desarrollaba, entre corrales, gallineros, cisternas, eras, pajares…

Y cuando deambulo por el caserío, capto la singularidad de detalles que me llaman la atención, como los hornos, los ventanales, los picaportes de madera, las puertas con su colorido pincelado por el tiempo, las inscripciones grabadas en los dinteles que señalan mayormente la fecha de su primitiva construcción, los relojes de sol, etc.

Y cuando recojo gráficamente estos fragmentos etnográficos, otra vez percibo el ambiente que reina en las masías, el olor de la tierra, el sabor del aire, el acento luminoso del sol y la tristeza del abandono; y nuevamente me impulsa a recordar escenas rurales, sensaciones que me llenan  al ver la pátina que deja la inactividad, ocasionándome un enorme impacto emocional.






miércoles, 9 de febrero de 2011

En la catedral del senderismo: La Vall de Laguar

 

Hacía años que no había estado en la Vall de Laguar. Entre montañas de áspero relieve y una naturaleza bravía, se despliega un itinerario sublime, bañado para el senderista por el gozo y la admiración. Retorné a una tierra que fue habitada por los moriscos, estando presente su reminiscencia en la toponimia del valle. Y en este valle, surcado por ramblas y barrancos,  se encauza el impresionante Barranc de L’Infern, entre imponentes paredes. Y uno siente la satisfacción de la andanza por el espectacular camino de Les Juvees.

Este mágico camino parte de la población de Fleix y desciende muy directo al barranco de L’ Infern. Con su asombroso zigzagueo y escalonamiento de piedra seca, pasa por la cova Foradá y llega al barranco. Entonces la ruta tiene el “leit motiv” de la roca caliza, blanqueada y pulida, siendo también interesante la presencia de vida vegetal, que exorna esta inigualable ruta.

La excursión remonta otro trazado por una ladera salpicada de terrazas hasta llegar a Benimaurell. Las fuentes son hitos en este itinerario circular, como la font Grossa, al principio de la caminata, Reinos, Benimaurell, etc.

Sí, amigos, la Vall de Laguar es la catedral del senderismo valenciano, una ruta para volver, para ser recorrida nuevamente por medio del PR-V147, con una distancia de unos 15 km.




domingo, 6 de febrero de 2011

Bajo la mirada del Penyagolosa


El Cabezo Blanco

Atrás  queda el ermitorio de San Bartolomé. Camino entre tierras ribeteadas por el carrascal. Asoman los barbechos en las desiguales parameras. Los enebros ocupan antiguos espacios labrados, invadidos también por la maleza.

La ruta me acerca a la masía del Cabezo Blanco; veo caminos que parten del trayecto, que fueron utilizados por caballerías durante siglos, transportando aparejos, aperos, cosechas  y recursos alimentícios. Por estos caminos de herradura, al arrimo de las paredes de  piedra en seco,  dejamos nuestra huella hoy, como un viaje por la memoria de estas tierras, observando sus tradicionales elementos estructurales, sometidos a bruscos cambios climáticos.

Los antiguos terrenos cerealistas se asoman como esmeraldas líricas. Me muestra el paisaje su alma atávica, borracha de colores y silencio. Un silencio augusto, que me acompaña hasta la redondeada cumbre del Cabezo Blanco. Y ya en la cumbre rodeado de enebros, tomillos, espliego y aliagas pardas, relucen las panorámicas. Qué placer degustar estos paisajes rurales, que tuvieron vida con el acorde de las estaciones. Hay ritmo ancestral en lo que veo, salpicado por agrupaciones de masías. Mi mirada es como mística, endulzada por infinitos horizontes envueltos de nieves y azules. Hay una paz inefable en la cumbre. Y mi pasión montañera se centra en la mirada al Penyagolosa, al gigante de piedra, que exalta su impar imagen entre el fulgor de la roca y la nieve.

En el descenso de la cumbre tuve un feliz encuentro con amig@s, que partieron de Cortes de Arenoso, acompañando las rutas de Pablo, descritas en su magnífico blog "Pa_Blog Senderismo".

Los luminosos acordes del sol del mediodía envuelven mis andanzas por estas tierras de verdes y oros viejos, coronadas por la "montaña sagrada".



Tierras de oro viejo


Agrupaciones  de masías


El gigante Penyagolosa


La imponente sierra de Javalambre nevada


Mi encuentro con los amig@s

viernes, 4 de febrero de 2011

Puestas de sol



Camino en el atardecer por mi comarca. Y el cielo se borda de colores, como incesarios que templan el acorde lumínico de la tarde, suntuoso, distinto, armónico... Me sale al paso una fuente, y su romanza, fresca y cantarina, es como una canción de amor que dulcemente me abraza. Y mientras el sol hunde su disco rojo por poniente, sus rayos escarlata se hunden en la alberca de la fuente, como un soplo de ternura que se cuela en mi alma.



martes, 1 de febrero de 2011

Mi primera enciclopedia





Rebuscando por las estanterías de mi biblioteca, me salieron varias joyas de libros. Y surgió la evocación nostálgica. Recuerdo que formaron parte de mis primeras lecturas de adolescente. Una colección apreciadísima, una serie de libritos que constituyeron el  fundamento, el antecedente de mi futura biblioteca, los primeros que sembraron la base de mi afición a la lectura.

Y digo libritos porque, aunque su contenido fue muy diverso, su tamaño era pequeño: 10,5x7,5 cm. Normalmente tenían 64 páginas, aunque otros títulos llegaron a alcanzar las 240 páginas.

La contraportada era la misma en todos. Figuraba la leyenda “Pequeños Grandes Libros. Enciclopedia Pulga. Ayer-Hoy-Mañana”. Iba un dibujito que representaba un libro abierto, encerrado en un circulito con el lema “El saber no ocupa lugar”.


Y lo principal: El contenido de la Enciclopedia, dedicada a “Todo el maravilloso mundo de la ciencia, del arte, de la técnica, de la literatura, historia, viajes, biografías, etc. a su alcance".






Concluía la contraportada con el número correspondiente de la colección y el precio: 1,50 Ptas.  Y demás países: 0,05 dólares.

Fue editada por Ediciones G.P. de Barcelona durante la década de los años 1950-60.

Ignoro si completé la biblioteca, pero  me aportó en mi juventud bastantes conocimientos que ignoraba y me estimuló a crear mi propia biblioteca.

Fueron mis “Pequeños Grandes Libros”.