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El Tiempo en Segorbe. Predicción

El Tiempo en Segorbe

miércoles, 30 de mayo de 2012

SEGORBE: MARTIN EL HUMANO, UN HOTEL CON CLASE





Lo veo de fuera, con su planta cuadrangular, simétrica, con su franja de sillares que mantienen la esencia histórica del edificio. En la planta superior las fachadas se cubren de  un moderado color ocre, resplandeciente entre un uniforme ventanaje, cuyos vanos quedan resaltados por unos fajones de color blanco. Y en una esquina se alza la línea graciosa de una torre.

Martín el Humano. Un monumental hotel de cuatro estrellas en Segorbe. Con clase, con encanto. Un hotel emblemático en la provincia de Castellón. Cuando penetras en el amplio vestíbulo, donde se encuentra la recepción,  una placa informa de la razón del nombre que ostenta:

“El que fuera Rey de Aragón y Señor de Segorbe, Martín I de Aragón, llamado “el Humano”, da nombre a este Hotel, ubicado en un edificio de finales del siglo XVIII.

Para su construcción se utilizaron materiales procedentes del antiguo Castillo-Alcázar de La Estrella, que fue residencia de este Rey y de su esposa María de Luna.

Inicialmente el edificio fue utilizado como Hospital y Casa de la Misericordia, aunque más tarde acogió diversos usos, como Maternidad y Escuelas, hasta llegar a nuestros días para convertirse en el Hotel MARTIN EL HUMANO ****”.

Desde el vestíbulo ya ves el corazón del hotel. El antiguo claustro exhibe modernidad,  pero respetando siempre la arquitectura del pasado, entre un ambiente lumínico gratísimo. Un destello de elegancia se emplaza en el centro de las instalaciones. Sobre el gran salón,  encuadrado entre los 16 arcos de medio punto del claustro  y la antigua fuente,  que puntea elogios al pasado con su cuenco circular y su albor de piedra, se muestra una bóveda de cristal traslúcido, dejando entrever el hermoso cielo azul levantino. Un espacio ideal para la celebración de banquetes y eventos.

Al frente de los fogones del hotel está Javier Simón, que marca su inmejorable estilo de buen cocinero de la saga familiar que nació de sus padres, Santiago y  Santa.

El confort es la nota dominante de este fabuloso hotel. En sus amplias zonas de comedor se puede saborear un surtido selecto de los mejores platos, entre las versiones autóctonas de máxima calidad  hasta los productos innovados con las nuevas técnicas, basados en aspectos refinados de las artes culinarias.

En la planta superior se distribuyen las 37 habitaciones del hotel (habitaciones dobles, individuales, junior suite, habitaciones dúplex, suite). La nota destacada de cada una de  ellas es el espacio que ocupan, adaptado a las características del histórico edificio. Se revela un interiorismo estimulante en  la decoración,  a base de viguería de madera y otros elementos que se unen perfectamente para que la estancia sea inolvidable, “tanto para escapadas románticas, viajes de congresos o de negocios y estancias con la familia”.

El hotel Martín el Humano de Segorbe hace historia en la Comunidad Valenciana con sus cuatro estrellas. Un establecimiento ideal para disfrutarlo entre montañas, entre conciliábulos de supremas sierras que arquean sus archivoltas naturales, empapadas de perfumes, adornando el rostro maternal de la vega del Palancia, esponjada de verdes relucientes.
















domingo, 27 de mayo de 2012

Por la Tinença, donde todo es mágico





Ayer  sábado nos dirigimos a la Tinença de Benifassà para desarrollar una ruta circular de 16 km.,  teniendo como punto neurálgico el incomparable Portell de l´Infern, un clásico del excursionismo en este fantástico parque natural de la Comunidad Valenciana. Diez esforzados amigos nos dimos cita en esta largo y en ocasiones duro trayecto, donde algunos se resintieron del paso del tiempo sin  salir a la montaña, pero todos terminamos la ruta con el placer de haber conocido un bello y espectacular camino de herradura,  entre Fredes y la Sénia.

Salimos por un camino que parte del embalse de Ulldecona, a 8 km. de la Sénia y que penetra en este macizo, alargándose un ramal hacia los Puertos de Beceite, hacia la Fagera y los entramados forestales del Retaule.

El espacio por donde caminábamos parecía otro mundo; un mundo de fantasía creado maravillosamente por una naturaleza indomable, poderosa. Caminábamos por el valle del Salt. Por todos los lados asomaban paisajes de austera belleza, fascinantes, enormes… Un santuario amplio, embrujado de mil dones naturales.

-¡Qué hermosura!!!

En efecto. La diversidad botánica era enorme… la geología es gigantesca, predominante, muy escarpada, formando cinglos, torres y acantilados.

Había magia. El silencio nos hablaba.

Pináculos y crestas, paredones grises… Dejamos senderos que suben al Portell y al Tossal d’ en Cervera. Andábamos por los “caminos del Agua”, por el barranco del Salt, estrecho, profundo, como un rascacielos calizo.

En uno de los tramos encontramos el Salt de Robert, un salto de agua de 40 m. Pero casi seco. Solo en épocas de lluvia forma una caida impresionante. Y a partir de este punto, el sendero se eleva, deja el territorio de la roca y se adentra en un bosque denso, frondoso, zigzagueando hacia Fredes. Terreno umbrío, donde abundan las especies vegetales, como el boj, el arce, los tejos, los acebos, los avellanos…. Forman un tejido vegetal rimbombante, una enramada fabulosa, impenetrable. Las sombras eran azuladas y los rayos del sol formaban placas doradas sobre los claros…

Arriba, Fredes, una parada en el camino, agua fresca, un descanso merecido….-

Ahora, la bajada hacia el embalse de Ulldecona, donde dejamos los coches,  nos regalaba otra visión de la Tinença. Una visión aérea, penetrante, espaciosa…

Pasamos por un collado donde el panorama se encrestaba abajo, entre los barrancos del Salt y de la Fou. En medio, el anfiteatro del Portell, quebrado, dentado…

Dejamos a la derecha el mas Pitxó y descendimos por debajo de vertiginosas paredes, un conjunto de balmas que configuran la admirable fisonomía del Portell de  l’Infern. A partir de este hito impresionante del recorrido, un nuevo descenso, largo, admirando las breñas del Solaembrull, mientras al fondo se elevaban desafiando sus cimas los colosos de este parque natural: El Cervera, el Negrell, el
Embaila…


A la media tarde, hubo manducatoria en el autoservicio del Molí l’Abad, al lado del embalse de Ulldecona, y a los postres un resopón al aire libre -qué rico, rico-. Este final me gustó. Y reconfortados de toda una jornada en la Tinença, pusimos la directa a casa. Esta semana, más.

Senderistas:

Las chicas: Chon, Carmen D., Carmen K. Merche y  Carmen.

Los chicos: Juan, Martín, Emilio, Rafa y Luis.


“Los cerros y las cumbres que miraste, permanecen aún en tus pupilas, y al mirarme concedes a mi gozo un paisaje de virgen geografía”.

(Joan Valls)


PRECIOSAS IMAGENES DE ESTA IMPRESIONANTE RUTA:



























jueves, 24 de mayo de 2012

Estela y el refugio





La vi sentada sobre una piedra plana, las manos acopladas a sus mejillas.

-¿Te pasa algo?

-Hola, no nada. Pienso, envuelta en la noche.

Sí, la noche había caído sobre el valle, oscureciendo su majestuoso relieve, el lago mayor y los contornos cercanos.

-Yo tampoco tengo sueño, le dije.

-Que bonita es la noche en el Pirineo.

En efecto, la noche reposaba bajo el mar infinito de las estrellas. Sobre los Beciberri cabalgaba una luz mortecina, ribeteando sus airosos perfiles.

Nos dimos a conocer. Se llamaba Estela. Y me contó cosas de su vida.

-Este viaje me viene bien. Para despejarme de lazos sentimentales. Hace un mes rompí con mi novio. Creo que aún le quiero y a veces hay imágenes que no desaparecen porque sí.

-Estela, la vida hay que afrontarla entre dichas y desdichas. Hay que vivirla a pesar de las tribulaciones que nos acosan. Eres muy joven. Ya verás como dentro de poco tiempo la alegría y la felicidad te estimularán  y hallarás tu nuevo príncipe.

-Ya. Tengo buenos amigos. Algunos de ellos están aquí, en este viaje. Y su compañía me reconforta. Lo mismo que estas montañas, que parece que te transmiten energía y navegues por un mundo de ensueños.

-Vivamos estos instantes Estela, charlando. Mañana tenemos que madrugar, pero se está muy bien entre el silencio de estos preciosos lugares.

Sí, charlamos de muchas cosas. Su voz era dulce. Como una melodía misteriosa, pero llena de encanto. Tenía ganas de hablar

-Luis, sabes, me ha venido bien que estés aquí. Me has hablado de cosas muy bonitas. Y creo  que las palabras de amistad nacidas en el regazo del Pirineo te hacen recobrar las ganas de vivir, de gozar de este mundo tan mágico.

-Así  es Estela. Piensa que a veces el destino nos obsequia con cosas maravillosas. Y ésta es una de ellas. Charlando tú y yo tranquilamente, como si nos conociéramos de toda la vida.

Me cogió las manos. Fue un instante. Y creo que su gesto fue de gratitud y de amistad.

En la montaña te encuentras a gente simpática, amable, que te descubren su mundo sin más. Los Pirineos nos rodeaban y la noche parecía mágica, como los millones de puntitos resplandecientes que salpicaban el cielo.

Al día siguiente coronamos el Montarto. Quiso que nos hicieran una foto con su cámara… El viaje siguió y también pasaron los años desde aquella excursión al Pirineo,   donde conocí a una chica llamada Estela.

Hace tres meses recibí un correo y una foto. Estábamos Estela y yo. Y el texto decía: Luis, por tu blog sabia que eras tú. No te envié la foto porque perdí tus señas. Hoy te la envío. Perdona todo este tiempo que ha pasado desde entonces. Sabes, me casé a los dos años de aquella excursión al Pirineo. Tengo tres hijos maravillosos. Pero sigo recordando aquel refugio, aquellos instantes contigo y tu frase, que nunca olvidaré: “Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para vivir”. Besos.









miércoles, 23 de mayo de 2012

Benasque, el Chamonix del Pirineo


Benasque y su valle



Cuando finalizó mi periplo ascensionista a las cumbres más conspicuas del Valle de Benasque, como el Aneto, la Maladeta, el Posets, el Perdiguero, el Aragüells, los Clarabide, el Mulleres….. pude decir que cerré con broche de oro mis personales aventuras y conocimientos,  que nacieron en el año 1975,  cuando Benasque no era lo que es hoy. Entonces, se decía: “Nuestro valle ha sacado hasta ahora poca utilidad del turismo”

Recuerdo al Sr. Antonio, que regentaba el hotel Avenida, sito en la avenida de los Tilos. Una excelente persona, bondadosa y un montañero de clase. Nos preparaba unas comidas y cenas abundantes. Las cenas no las podíamos terminar. Y digo que fue un restaurador modélico, un pionero en Benasque. Y tuvo la delicadeza de descontarnos en el precio parte del importe de las cenas. Qué caballero. Este detalle hoy no lo hace nadie.

-Un cafecito, Luis.

-Venga, Sr. Antonio.

Nos pasábamos muchas noches hablando. Bueno, el que más hablaba era él. Yo escuchaba, como un alumno ante las enseñanzas del maestro. Me contaba historias del Aneto, los dramas acaecidos en esa cumbre…  Sus palabras eran ilusionadas. Me habló de la Renclusa,  de la entronización de la Virgen del Pilar en el Aneto, de los montañeros pioneros, de sus vivencias, de las noches pasadas en el Hospital, cuando el ganado descansaba dócilmente  en el aprisco y los hombres se reunían ante el fuego, asando las truchas, el cordero,  con el vino en los odres…. Tras las cenas, las charlas se animaban. Nacían los cantos, los sueños ante la nostalgia de los amores lejanos.

En Benasque he pasado la mayoría de mi vida de montañero. En este valle florece una extraordinaria vegetación de alta montaña. Pinos silvestres y abetos. Las praderas ostentan su imagen bucólica y una apacible hermosura, en contraste  con la arrogancia de los tresmiles, de las nieves y de los glaciares.

Benasque es la capital del valle. Atesora edificios blasonados, viejas calles empedradas y una hidalguía inconfundible. Y el turismo y los deportes constituyen el principal sostén socioeconómico, tanto en verano como en invierno.

En una de mis últimas ascensiones encontré una edelweiss. Qué hermosa flor. Es la más apasionada, la más bella. Crece solitaria con su albura blanca. Copia el color de las nieves. Y protagoniza historias románticas…¡Bendita flor!





Mi primera ascensión al Aneto (26-6-95). Soy el segundo, por la izquierda



El Posets, desde el pico de Gias



En el pico de Gias (3.011 m.), con amigos.



Lagos franceses a los pies del Gourgs Blancs (3.129 m.)




Benasque



domingo, 20 de mayo de 2012

En la sierra de El Toro, con sus parajes mágicos





Adentrarse por la sierra de El Toro,  ahora en mayo,  es una solemne gozada. Su ecosistema, formado por valles -navas-, barrancos y cerros bien estructurados, despierta en la primavera con la fuerza de la savia nueva en olas de vida. Esta sierra conforma un relieve muy interesante, donde el clima mediterráneo y el euroasiático se articulan,  dando lugar a multitud de relevantes especies botánicas y autóctonas, entre el pino silvestre, la sabina albar, la rastrera, el enebro, el calambrujo, que aparece en las praderas pedregosas, y una miríada de florecillas que acentúan su colorido sobre el terreno gris y verde, ensabanado por la sabina rastrera, conformando un paisaje muy típico de esta sierra, muy parecido a una piel de leopardo.

Ni que decir tiene que le recorrido estuvo salpicado de variados aromas, procedentes de sabinas, ajedreas, tomillos y otras plantas aromáticas.

Nuestro grupo de amigos, esta vez en número de 11, realizamos una ruta casi circular por el corazón supremo de la sierra. Partiendo muy cerca del corral de Valero, fuimos al encuentro del Pozo Junco, pasando por la pintoresca Nava del Azor. Entre un olor penetrante y delicioso, que salía del interior de la tierra, almorzamos en este paraje natural municipal de El Toro. Qué gustazo todo!!!.... Caray, amig@s, que almuerzos más pletóricos nos zampamos. Esta vez teniendo como mantel una mullida pradera que anilla a dicho pozo.

Y tras la foto oficial del grupo, a andar nuevamente. Pero no por pista, que va. A campo traviesa, como los buenos senderistas, en dirección al Puntal de Magaña. Eso si, el terreno, aunque acombado, lo permitía. A veces cruzando bosques apretados de pinos, donde las sombras parecían tener magia agazapadas entre troncos y arbustos.

Tocó subir al Puntal. Ascensión algo durilla pero grata por la cantidad de florecillas amarillas que adornaban el inclinado suelo, con inhiestas inflorescencias blancas. Restos de trincheras y cima. Panorámicas excelsas de toda la sierra. Un vientecillo rastreaba esta elevada cumbre (1.615 m.) que nos alivió el esfuerzo de la subida.

Llegamos al perímetro de la Nava del Azor. Y por la pista de la ida alcanzamos los coches. La mañana fue memorable, gozamos con esta sierra en plena y venturosa primavera con un recorrido digno de ser enmarcado en nuestra memoria, y lo mejor, la entrañable compañía de l@s amig@s.


A por otra, muy pronto.


IMAGENES DE LA RUTA: