Donde el viento alzó su blasón y nos brindó unas vistas espléndidas

La nieve caída durante el viernes en la cabecera de la comarca del Alto Palancia, a consecuencia de la bajada de temperaturas, hizo que el pasado sábado se notara frío durante la excursión que realizamos por la zona de la Muela de Jérica. Día muy despejado, soleado, pero gélido, acentuado por el inmarcesible Eolo,  con unas vistas espectaculares por todo el valle del Palancia.

Vamos, que íbamos tapadicos hasta las orejas…… Y yo sin guantes…

La ruta tuvo varias etapas. La inicial, desarrollada por toda la Vuelta de la Hoz y ladeando el puente de Navarza. Seguida de las revueltas por el camino de la Rocha de la Muela, que nos brindaba, a medida que ganábamos altitud, una impresionaste vista de Jérica y de las sierras y valle del Palancia.

El objetivo de la ruta fue ascender al Alto de Sayas, de 767 m. de altitud. Cuya cumbre está salpicada por la metálica torre del observatorio forestal de Feliciano. Antes de coronar la rocha, nos hicimos la foto del grupo en uno de los miradores que salpican el camino, dominando, en una bella vista, los hitos emblemáticos de Jérica: la Torreta y la torre mudéjar de las Campanas.

Resguardado por el tapial de uno de los corrales que salpican la base del Alto,  almorzamos; como siempre,  degustando las aportaciones de cada un@, siempre deliciosas, y en un ambiente muy divertido, grato y amigable.

Y ya fuimos ganando altura, aprovechando el camino de acceso al Alto y un sendero balizado con pintura de sendero local. Al ganar la cumbre, nos hicimos la foto del grupo, disfrutando previamente de las excelentes vistas de la comarca, una panorámica orbital extensa y muy interesante, que enriquece el sugestivo entramado excursionista por el preciado patrimonio natural del Alto Palancia.

Descendimos de la cumbre y llegamos a la cabecera del barranco del Rabosal, donde  se sitúa el colladico de la Amargura, denominado así porque el viento, cuando sopla, lo hace con gran intensidad en este paso. Y a fe que el apelativo está muy bien acoplado, porque en este cambio de vertientes arremetía  con rachas muy fuertes. Mi gorra salió despedida como un cohete, y tras danzar por el abribonado aire como una pluma alígera, se posó en el suelo, digo, entre aguijonadas aliagas…. Uf…!!!

Al volver al corral donde almorzamos, tomamos por la izquierda del camino un sendero local, que entre la maraña del monte bajo, nos depositó en una pista, que recorre la vertiente septentrional de la Muela, poblada por un extenso pinar. Precisamente nos internamos por la pinada, disfrutando de toda su envoltura vegetal, arrumbada por zonas calizas y entre una densa penumbra. Una senda nos fue guiando por este bosque, buscando las trincheras de la Vegatilla, pero que en algunos tramos se pierde y tiende a la desorientación, debido también al realce vegetativo de esta zona. Sería conveniente que el municipio recuperara con una buena labor de limpieza,  esta senda, por una parte porque conforma una bonita ruta por esta parte de la Muela, y por otra,  por el interés patrimonial de las citadas trincheras.

Al desembocar en la pista de Benaval, seguimos hacia la población de Jérica, muy cerquita ya, que avistamos enseguida, devolviéndonos a la zona donde dejamos los coches, repleta casi de vehículos, por quedar al lado la base de escalada de Jérica.

En resumen, una mañana senderista espléndida. Y,  como dice mi amiga Sara, de Asturias, alzamos nuestro grupo de amig@s “nuestro espíritu y sentimos que las montañas no están más lejos que la luna”.

Lo pasamos, como siempre…. GENIAL…!!!