Un castillo: El de Viñaza o de Arenós

He ido en busca de un castillo encantado. Bueno, no se si está encantado. Ahora bien, lo que si digo es que uno al verlo se queda encantado por su airosa posición, encumbrado en lo alto de un cerro, brotando su imagen entre una atmósfera sana y tibia bajo el añil del cielo y sobre las aguas azules de un gran espejo, sembrado de reflejos de pinares y farallones. Hablo del impresionante embalse de Arenós, que aprisiona candorosamente el histórico cerro entre las pavanas que entona Orfeo.

Sí, hay misterio y encanto en sus ruinas. Aún conserva apostura, como peregrino estático del tiempo y del espacio.

El castillo de Viñaza o de Arenós  está situado a 783 metros de altitud, en el término de Puebla de Arenoso. Conserva en su estructura algunos importantes elementos,  como fortaleza de montaña.  Este castillo, no faltaba más, también tiene su leyenda: Un túnel como antigua vía escapatoria en caso de sumo peligro y de “la existencia de un oculto tesoro”. Vamos, los suficientes ingredientes para su visita, como así hice. El cónico cerro tiene sus estratos geológicos superpuestos. Encima, la derruida silueta de la torre del homenaje se yergue como testigo mudo de un pasado de musulmanes y cristianos. Alrededor, cortaduras verticales que sustentan aún murallas y almenas. Y en la ruta de acceso, convertida en un bonito sendero,  nos encontramos con  una restaurada ermita. Sí, ya lo veis, tiene de todo.  Esta ermita está dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles, y fue probablemente el portal de entrada al castillo.

La ruta es empinada. Dejo la carretera a Los Calpes. Paso por la derruida masía de Viñaza, por la fuente del Ermitaño y llego a la ermita. Acaso su construcción se debió a un  hecho de armas acaecido durante el siglo XIV.

Me recreo viendo el castillo,  las sugestivas vistas que se obtienen desde esta impar atalaya sita en el Alto Mijares. Su visita merece la pena. El silencio, la luz y los colores del embalse recrean lienzos pictóricos que enganchan. A mi estas fortalezas me inspiran un gran respeto, pero pienso que los estamentos institucionales deberían acometer su restauración. Su visita sería un hito turístico interesante en el fascinante paisaje que modela el Mijares.