Sierra de Cucalón

Inicio la ruta a 1.141 m. de altitud. El cielo está despejado y la temperatura es de unos 19 grados. El perfume que exhala la ajedrea me acompaña en los primeros pasos. Voy en busca del Modorra, que, con sus 1.478 m. de altitud, es la máxima cota de la sierra de Cucalón, en la provincia de Teruel.

Escaramujos, manzanillas, margaritas y amapolas orlan el camino. A la izquierda de la ruta aparece una paridera. La mies muestra rabiosamente su dorado matiz, mientras se acomba por el terreno. El camino desciende hacia un valle cerealista, dominado por el alargado lomo del Modorra. Campos verdes, ocres y amarillos festonean el camino, al amparo de cerros encintados de rocas grises. Las amapolas cabecean al compás de la brisa.

Aparece al fondo del camino la ermita de San Lorenzo. El camino muestra una humedad reciente, salpicado de algunos lavajos, señal inequívoca de la tormenta que descargó sobre estos silenciosos parajes el día anterior.

Paso al lado de la ermita y busco el fondo del valle. El camino está festoneado por tierras labrantías donde se escorza el terrón. En los ribazos las flores silvestres bucean su fisonomía colorista, mientras los campos exhiben la romanza del cereal.

El camino se difumina a la altura de la loma La Plana. Caracolea hacia el espaldar del Mozorra. Un tanto difuso busca gradualmente la cumbre. El lomo se alarga. Transpongo algunas cotas, mientras asciendo suavemente por terreno despejado. Alcanzo el vértice geodésico y veo un buzón verde. Saco el libro de firmas y escribo: “Hoy, 30-6-2010 llego a esta cumbre. La mañana es soleada, el calor no es fuerte y las mariquitas merodean por mis pantalones. Las panorámicas son majestuosas en todas las direcciones, escondiéndose por el regazo de los horizontes”.

Dicen que en días claros se ve hasta el Pirineo, pero a escasa distancia se observa la comarca del Jiloca, la Virgen del Aguila con su santuario, el pico Herrera, la sierra Pelarda, valles pintados de verde como el Huerva, collados, etc.

Cuando llego a Cucalón me preguntan:

-¿De donde viene?

-De la Sierra.

-No me diga. ¿Ha subido al Modorra?

-En efecto, señora.

-¿Y que le ha parecido?

-Pues… es una magnífica atalaya.

-Me alegra que le haya gustado, y que de vez cuando venga algún forastero por aquí.

-Vaya con Dios, señora.

Y paseo por el pueblo. Fotografío la iglesia de Santiago, del siglo XVII. Me encaro con la torre, con sus cuerpos de cantería, en su mitad vertical derruida. Y me gusta más la ermita trilobulada de Santa Ana, del siglo XVIII, obra barroca de mampostería. Observo como el crucero tiene cúpula con linterna.

Abandono Cucalón y el aire agitado del calor se cuela por las ventanillas del coche. Las espigas de los trigales, azuzadas por la brisa, se frotan unas a otras.

Vídeo de la ruta: