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jueves, 22 de agosto de 2013

y 4. Punto final a un viaje extraordinario por los Pirineos Franceses


Iglesia-fortaleza de San Juan, en Luz


Todos estos espacios contemplados y relatados en los TRES  anteriores reportajes,  tienen su historia, que se remonta a los Pirineos turísticos en los siglos XVIII y XIX. El objetivo principal de los turistas, de los viajeros, eran las estaciones termales que les habían sido recomendados por simpatizantes y médicos.

Todos estos pueblos del Gave se llenaban de vida de junio hasta octubre. Y nosotros, personajes del siglo XXI, nos apercibimos de ese ambiente de antaño, a bordo de nuestros vehículos, tan modernos como las autocaravanas, equipadas con los elementos básicos y el utillaje indispensable para gozar de unos días inolvidables entre paisajes inolvidables. Y entre hitos del pasado, como el Pas de  l’Echelle, Saint Sauveur, el puente de España, el puente de Napoleon y,  en Luz, la iglesia-fortaleza de San Juan, construida por los templarios, edificada entre los siglos XII y XIII. Ante el muro almenado hay un rolde semicircular de tumbas, con nombres de montañeses, casi ilegibles por el paso de los visitantes y los efectos metereológicos. Y en la bóveda del pórtico de la torre hay unas curiosas pinturas bizantinas. Luz es un pueblo alegre,  muy dinámico turisticamente, con muchas tiendas de souvenirs,  atravesado por el Gave de Gavarnie y el Gave de Bastan.

Y de regreso a España, escogimos la carretera que nos alzó al Tourmalet, a trechos deformada por las recientes inundaciones que registró los Gave. Arriba, en el puerto, a 2.115 m. sobre el nivel del mar, uno se apercibe del esfuerzo de los ciclistas. Y paramos para verlo, para fotografiar sus hitos emblemáticos, en relación con el Tour de Francia. Y para deleitarnos de los valles y montañas de alrededor, donde una red de rutas te conducen a los rincones más bellos de esta parte del Pirineo, dominado por el pico du Midi, una de las grandes atracciones de los Pirineos, a donde se sube con teleférico en quince minutos. Un complejo formado por un observatorio astronómico. Tiendas y miradores.

El descenso del Tourmalet es una maravilla. Pasas por el valle de Campan, lleno de praderas y bosques de abetos. Cruzas el bonito pueblo de Santa María de Campan, con sus bordas y su carácter etnográfico.

En ruta al col d’ Aspin, seguimos maravillándonos de los paisajes que nos ofrecía el Pirineo, con praderas salpicadas de rebaños de vacas. Y desde el puerto, bastante concurrido de turistas, como los anteriores, descendimos para enlazar con la carretera que nos conduciría a España por el túnel de Bielsa-Aragnonet, cruzando la bella población de Saint.Lary, en medio del valle de Aure, contemplando en la distancia el colosal cordal de picos que sobrepasan los 3000 m. de altitud, como el grupo Lustou-Culfreda,  que forman la frontera entre España y Francia, accesibles por bellos valles, como el de Rioumajou.. 

Y al llegar a Bielsa, afirmamos  Juan y yo que el viaje ha sido fantástico, memorable. Que vale la pena hacer una escapada de tres días o más  a este lado de los Pirineos. Los relatos terminan aquí. Pero todo lo que he dicho no es nada comparado con la belleza contemplada y disfrutada  “in situ”. Las palabras no sustituyen a la cadena de maravillas que todo el Pirineo ofrece. El español y el francés.

Epílogo: Y al pasar por Escalona, “enchufo” internet en mi móvil, y un colapso de correos y wasaps interrumpen la visión de la colosal Peña Montañesa. El día que alcancé su cumbre no existían estas servidumbres tecnológicas. Las aventuras en directo tenían también su “salsa”, sin estar pendientes del móvil cada cinco minutos. Aunque este “aparatico” hoy es un compañero indispensable en la práctica del montañismo, como lo son otras modernas tecnologías, para aliviar el esfuerzo y aquilatar la protección.


Hasta el año que viene….!!!!



Es frecuente ver  vuelos de parapente sobre los valles de los Gave



El hotel donde nos hospedamos, en Luz.  


Luz está rodeado de bellas montañas, que al atardecer revelan una bella gama de verdes.


El Col del Tourmalet (2.115 m.).





Desde el Col del Tourmalet, vista hacia La Mongie


Pico Midi de Bigorre (2.872 m.)


El Col d' Aspin, otro "coloso" en el Tour de Francia.


El grupo de tresmiles Lustou-Culfreda


Los últimos cordales de los Pirineos Franceses antes de entrar en España.


Acceso al túnel de Bielsa.



4 comentarios:

Sara dijo...

Mi estimado Luis, ya de vuelta de mis vacaciones que este año han sido extrañas...es un gusto ver tu blog, esas entradas tan bonitas del Pirineo y tan sentidas y bien transmitidas...la del Moncayo y la de tu nuevo libro.
Yo empiezo una nueva etapa de mi vida (que toda mujer pasa si o sí... si llega a estas edades) sofocos, cambios de humor,desarreglos en todos los índices en sangre...en fin un caos de etapa de vida hasta que esto se equilibre un poquito...y después de mi fuerte vértigo todo peor aún....mañana ya comienzo con todas las pruebas y consultas de médicos...menos mal que cogí energía en mi mar del alma para enfrentar esta nueva etapa.
Mi abrazotedecisivo y me ha encantado volver a tu casita. Muacks amigo Luis.

L. Gispert dijo...

Mi gran amiga SARA, que alegría me das con tu comentario. Pues vuelves. Y espero que haras frente a esa etapa con tu energía y fortaleza suficientes para que
todo sea menos gravoso. son cosas de la vida. Y se pasan. Y se equilibrará, claro que sí. Y quiero verte con tus andanzas y tus abrazos a esos árboles, de nuestros amores.

Besos, amiga Sara.

Jose dijo...

Hola Luis
Pirineo Español y Francés, dos muy grandes en el mundo montañero, cuanto para poder recorrer y cuantas cimas para poder disfrutar de sus vistas y su altura...

Enhorabuena por este viaje, que seguro que también has recordado cosas de otros años.

Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP

Pakiba dijo...

Mi querido Luis esto si que es un viaje de altura con un pareje de ensueño.

Un abrazo