Los primeros pasos nos encaminaron hacia el valle de Mosquera. Partimos desde el paraje donde nace el camino de la Boguera, que comunica con Almedijar. Seguimos la asfaltada pista hasta la entrada al valle, rodeados de un paisaje antrópico. Apareció enseguida la verde profusión del extenso alcornocal que cubre el valle, con las escarpadas rocas de rodeno emergiendo en las abruptas laderas, aflorando su formidable tonalidad roja.
La ruta de Mosquera es de excepcional belleza. Las sombras se engastaban en el tupido bosque y las adelfas nos brindaban su rosáceo galanteo. Caminábamos por una senda de ensueño, en un ambiente romántico, mientras vigorosos helechos enjundiaban la toponimia del barranco de la Falaguera, denominación que hace referencia a la abundancia de estas plantas.
Llegamos al umbral de la masía de Mosquera, pasamos por su lado y proseguimos la ruta valle arriba, hasta su cabecera, constelada de verdes uniformes, con los alcornoques desplegando el caprichoso retablo de su ramaje.
Llegamos al pie del Carrascal. Recamadas orlas rocosas se incrustan en sus empinadas laderas, y el deseo de ascenderlo fue casi unánime en el grupo. En fila india se encauzó la progresión, entretenida y pintoresca. Se alcanzó el airoso mojón del vértice geodésico entre un matorral espeso y las panorámicas premiaron las miradas. Las más conspicuas cumbres de Espadán se empenachaban de procelosas nubes y los velos de nieblas pálidas difuminaban el cercano paisaje costero.
Bajo el sombrío cobijo de un monumental alcornoque realizamos el almuerzo. Y, como es habitual, resultó muy animado, compartiendo gollerías, dulces y otras exquisiteces afines. Y bajo la dominante mole del Carrascal, seguimos un bonito sendero. Superamos cerros encadenados y arribamos a las Balsicas. El descenso fue continuo entre el castaño tapiz de las jaras, hasta llegar al barranco Vidal, ya en la recta final de la ruta.
En el restaurante Millán disfrutamos de una comida estupenda. El servicio fue excelente y a todos nos gustó. Eso sí, íbamos enfundados en nuestras coloristas camisetas, identificativas del grupo. Y en septiembre volveremos a caminar por los privilegiados espacios naturales de la Comunidad Valenciana, gracias al gran entusiasmo de nuestro entrañable amigo José Manuel.
Y…
¡FELIZ VERANO!