Establo

Caminando por la intrincada orografía de Catí (Castellón), me salió al paso el Mas de la Serra. Data de 1720, como reza en el dintel de la portada, enfajada de sillares. Esta villa tuvo su mayor esplendor en el siglo XV, con la actividad ganadera y textil.

Sonrisas bajo las rocas

 El río  Martín lo tenía al lado, reverdeciendo la vega y ensanchándose hacia Alcaine, para estrecharse de nuevo en una impresionante hoz. La naturaleza estaba callada para escuchar su rumor, que se columpiaba entre el moldeado ramaje  de la fresca vegetación que lo corteja. Y caminaba por un florido sendero, donde me sonreían margaritas, tomillos y romeros.

La savia de los valles recrecía con atavismo y es la encastillada roca la que coronaba el cielo, el sacro espacio donde se recorta el pino, donde la aurora quiebra sus rayos y la noche extiende su manto y sus ensueños de oro,  cuando la luna dispersa  sus rayos.

Estuve en Alcaine

He visto Alcaine. ¿Qué digo? He disfrutado, gozado… Me ha entusiasmado Alcaine, su pintoresco emplazamiento, su espectacular enclave, su escenografía, su altanero relieve, el río Martín, los vestigios de su pasado histórico… ¡Todo! ¡Vaya pueblo que tiene Teruel! Amigos viajeros: Ir a Alcaine, visitarlo detenidamente, recorrer sus rutas centradas en el curso medular del río Martín, y obtendréis una de las experiencias viajeras más impresionantes por las tierras de Teruel.

Nada más llegar a Alcaine hago la ruta de los miradores. Por las retorcidas y empinadas  callecitas del Cabezuelo y la Morería, dominadas por la erguida torre de la iglesia de Santa María la Mayor, con sus tres cuerpos, siendo el superior octogonal, con muestra de pilastras estriadas, me encamino hacia el espinazo rocoso donde se alzan los torreones de la línea defensiva, asomados sobre pavorosos precipicios. Los miradores con que cuenta este murallón constituyen  inimitables atalayas,  donde  uno se siente feliz con tantos elementos fotográficos enriqueciendo las panorámicas, entre ellos el embalse de Cueva Foradada. Los tejados reproducen el color ocre de los espigados farallones con total mimetismo. Los peñascos parecen de ensueño. Como el pueblo. Los intrépidos buitres planean sus alas sobre los vertiginosos cortados. Y no es difícil ver alguna cabra hispánica corretear entre los bloques calizos, desafiando  a los abismos. Desde los añosos y silentes torreones me siento feliz con la monumental panorámica de Alcaine. Parece un sueño, trenzado con la historia de este pueblico, que brilla con tantos blasones que atesora. Tuvo que ser una varita mágica la que cubrió estos cerros de casas y torreones.

Tras quedar deslumbrado por la emoción del callejeo, desciendo del pueblo por la cuesta de San Ramón, dominada por enfilados lienzos  rocosos. Cuando llego a la vega agrícola, me arropan elegantes higueras con sus lustrosas hojas. Sigo el camino de herradura hacia Obón. Paso tradicional de rebaños. Y escucho cercano el canto del gallo, navegando sobre los verdes. Paso por la Cañada de Marco. Enfrente, veo el abrigo donde se localizan pinturas rupestres. Esta cañada se abre entre los pinares del Cabezo de Guardias (894 m.) y el Benicoza (848 m.). Las paredes rocosas registran una considerable colonia de buitres leonados, que se ven sobre los cabezos haciendo surcos al cielo con sus vuelos.

Sigo por el sendero, bajo la principesca gallardía de la piedra viva que  se encanta con sus ocres sobre mi cabeza. Abajo, el río es una cinta brillante, sinuosa, resobada por una  vigorosa vegetación de ribera y pautado por añosos álamos. Cerca de la Coquinera, me doy la vuelta, encantado con los paisajes que me brinda este cañón meandriforme. Arribo otra vez ante los pliegues y zócalos rocosos donde se asienta Alcaine. El río Martín me brindaba su fino rumor. Rodeo la fortificación rocosa, cruzo el altivo estrecho del Hocino, donde el aire enflauta leyendas,  sigo la huella del río Radón y por la cuesta del Hocino  subo hasta el pueblo.

Una señora sale de su casa y se sienta en un banco.

-Es que dentro tenía algo de frío y aquí me da el sol, me dice.

Epílogo. Mi cordial saludo a Cipriano Gil, alcalde de Alcaine, por su amabilidad y atenciones recibidas, y también a los vecinos con quienes hilvané unas palabricas mientras gozaban del buen tiempo,  sentados en un banco,  en la entrada del  pueblo. Entre ellos estaba María, la vecina más longeva de Alcaine. Va a cumplir 93 años y estaba guapísima. ¡Felicidades, María!

Enlaces:


-La Voz de Alcaine


-Web Alcaine

Venecia, magia y belleza

Esta foto  está hecha en la ciudad de los canales: la histórica, pintoresca, bella y famosa VENECIA.

Es una vista del Canal Grande. Y se aprecian a la izquierda notables ejemplos de palacios, mientras al fondo asoma la iglesia de Nuestra Señora de la Salud, con su estructura octogonal, con arcadas sobre las que se apoya una imponente cúpula. Al final, se divisa la Punta Della Dogana, que divide el Canal Grande de la Giudecca.

Desde el puente donde está tomada esta foto me dijo mi mujer:

-¿Luis, volveremos a Venecia?

Pasó una góndola con su color negro. Y el gondolero,  con su típica camiseta rayada y un sombrero de paja con cintas, iba cantando:

“Y escucha la canción que con amor cantando va el gondolero. En ella está diciendo y expresando todo lo que te quiero. Y deja que lo arrulle nuestro idilio con un beso que dure una eternidad”.

-Sí,  María.

Fantasía

Decoración, brillos, transparencias... ¡¡¡Belleza!!!

La Rápita, La Rosa y mi encuentro con Conxa

Sábado, 18 de septiembre. Ayer. Una estupenda y larga mañana se inicia para mí. Madrugo para ascender al techo del parque natural de la sierra Espadán: El pico de la Rápita. A las 7 ya estoy en el sendero, tras la compañía del ascético olivar,  que puebla el valle. El rocío alumbra en las verdes hojitas de los arbustos, como perlas de cristal. El bosque de alcornoques -enseña vegetal-y pinos saca pecho entre el aferrado acorde real del rodeno. El sendero serpentea con calma hacia el collado de Villamalur. El aire perfumado de la sierra me acompaña hasta la cumbre. Disfruto del paisaje serrano, que abraza a dos comarcas: El Alto Palancia y el Alto Mijares. Los horizontes se cubren de brumas cenicientas, aderezando el cielo un dosel de cirrocúmulos. El silencio tiene un matiz religioso, paseándose por el estrado de la Rápita, entre los ribetes verdes y bronceados de las carrascas.

Desciendo rápido de la cumbre hacia la templanza del valle del Cañar. A las 10 ya estoy  en mi casa. Y queda aún mucha mañana por delante. Mis nietos me acompañan para visitar las lagunas de Segorbe: El Gabacho, La Rosa y El Portillo. Esta última registra una notable mejora, habiendo sido acondicionado el paraje como área recreativa, ideal para familias.

De siempre me muestro asombrado ante el poderoso color verdoso de esta agua,  remansadas en sus respectivas cubetas. Las brisas rizan sus superficies y el sol innova brillos de apoteosis esmeraldinas.

A la una nos encontrábamos en Altura. La población está celebrando su semana taurina. En la plaza  de la Cueva Santa saludo felizmente a Conxa, que no nos conocíamos personalmente, aunque de forma virtual hace bastante tiempo. Vaya septiembre más emocionante que he tenido. Hace una semana conocimos a Mª Angeles y Jose Casielles, y esta vez ha sido a Conxa, que elabora un magnífico blog,  titulado “Jo mateixa”.

Paseando,  charlamos de nuestras respectivas experiencias e incursiones blogueras y las excelentes amistades que adornan nuestra actividad. Presenciamos la entrada con mi yerno Pablo y mi nieto Raúl -también blogueros- y así fue mi primer encuentro con Conxa,  entre el acariciante ambiente festivo de Altura.

Conxa nos contará en su blog sus andanzas por Altura en este fin de semana. Y el que lea su último post se enterará de la “gran decisión que ha tomado” y un viaje que prepara a… (Ya lo leeréis en su blog)

Conxa y Luis G.

Desde mi terraza 2

La lluvia era débil, silenciosa y mansa. Y parecía acariciarme. Su amable goteo salpicaba mi rostro, mis manos, la atalaya de mi terraza. Mientras, el cielo iba vistiéndose  con sus trajes de luces, enrollándose como un  surtidor de estrellas. El sol y las nubes recamaban el cielo, hilvanando las increíbles escenas del crepúsculo. Sobre los tejados se dobló el arco iris, mostrando su alegría verbenera y rasgando el sollozo gris de las nubes.

Iban creciendo los míticos colores del ocaso. Rojos ardientes y luces sangrientas. El paisaje de la sierra se esfumaba en negros velos, mientras el cielo se espigaba en matices dionisíacos, florecido de un delirio purpúreo, desgarrándose, asimismo,  en largas trenzas oscuras.

Frente a la cruz

El sol se despedía del Alto Palancia, acariciando la Cruz de San Sebastián. El enardecedor fulgor púrpura del ocaso ribeteaba las bonachonas y macizas siluetas de la sierra de la Bellida, acunando el último resol de la jornada, donde se adormecen la colección de ventisqueros de la sierra, un patrimonio cultural que debería rehabilitarse como símbolo de un importante recurso económico.

Con los amigos Casielles en Segorbe

Jose, Mª Angeles y Luis G.

Hemos tenido el honor de recibir la visita de nuestros  amigos Mª Angeles y José Casielles, cuyo blog “Fotografías J. Casielles” es un alarde de suprema belleza,  por la extraordinaria calidad de sus obras, que son fruto de una plausible trayectoria artística,  donde florece un maravilloso catálogo de temas que nos hacen gozar enormemente.

Pasamos el día juntos, con María, mi mujer y Raúl, mi nieto (que pone mucho entusiasmo con sus blog “Raúl: Mis cosas”). Fue ayer domingo, en el que se cerraban las fiestas patronales de Segorbe con la última Entrada de Toros y Caballos.

Disfrutamos del clamoroso ambiente festivo de esta cosmopolita ciudad, tan contagioso, colorista, brillante, popular..., que se bambolea regio por todos los ámbitos urbanos de esta ilustre ciudad que es Segorbe. Eso sí, degustamos con  verdadero placer de las exquisiteces gastronómicas de las feria del jamón y del embutido artesano y de la multiplicidad de tapas que se ofrecían en la primera cita con esta variedad. En el stand del aceite nos obsequiaron con botellitas de aceite de la comarca, tan aromático, abanderando su  alta calidad y distinción.

Y ya en la calle Colón recorrimos todo el trayecto de la Entrada, recalando la vista en los detalles más significativos del espectacular ambiente que se forma antes de desarrollarse el internacional evento.

Y debidamente aposentados en un ventanal sito en la plaza de los Mesones, Mª Angeles y Jose captaron con sus respectivas cámaras el impresionante momento de la salida de los toros del toril y la recogida por los jinetes para conducirlos calle Colón abajo,  en medio de una multitud que se abría y cerraba como una cremallera al  paso raudo de los astados y caballistas.

Fuimos invitados a visitar el local de la peña La Pellorfa, gentileza de mi yerno Pablo y del amigo JuanPla, autores de los blogs “Rosa de los vientos” y “Magister cantus”.  Nuevas raciones de jamón, refrescadas por jaras de cerveza,  rubricaron este feliz encuentro, con ambiente de charanga y exaltación peñista. ¡Ah! Se me olvidaba, no pudimos ver a Conxa, con el interés que teníamos. También tiene un  blog, titulado “Jo mateixa”. Conxa, otra vez será.

La tarde la pasamos bajo las sombras de la arboleda de la glorieta. Charlando de muchas cosas, ilustradas de relatos, experiencias, conocimientos… en torno al fascinante  mundo de los blogs. Nos acordamos de muchos amigos, como  Begoña, Jota Ele, Abi…. Y esperamos que en el 2011 nos reunamos con todos ellos. Sería, naturalmente un encuentro feliz y memorable.

Gracias, Mª Angeles y José por hacernos pasar una jornada tan agradable con vuestra compañía. De la semana, fue lo mejor.

Mª Angeles, JuanPla, Pablo y Jose

A esperar las Entradas de Segorbe del 2011

Jose en plena tarea fotográfica

Mª Angeles disfrutando del ambiente

Mª Angeles, Raúl, María y Jose en la feria del jamón

Desde mi terraza

 Abrazado por la soledad de mi terraza veo como el fulgente crepúsculo abre sus túnicas bermejas. Sereno, henchido de polícroma majestuosidad, se tiende sobre la sierra como un ave flamígera, mientras el encaje negro de la urbe va creciendo como un espectro. Y en la calma que inunda mi terraza, se asoman los sueños,  que crecen como las estrellas,  entorchando la bóveda nocturna como luminarias de cristal.

De mi casa a la calle Colón

Cada día que acudo a presenciar las Entradas de Toros y Caballos de Segorbe recorro desde mi casa el mismo itinerario. Y lo desgloso ahora porque me gusta por su pintoresquismo y tipismo, con acordes, ciertamente de modernidad, centrados en la avenida de España. Recorro la calle-paseo donde está situada la Casa de la Cultura, y asciendo hasta la Glorieta, pasando por la muralla carlista y bajo los góticos arcos del claustro mayor de la cartuja de Vall de Crist. Ingreso, así, en el recinto de este emblemático espacio recreativo, con su frondosa arboleda, jardines y andenes radiales, donde está ubicada la feria del jamón y del embutido.

Siguiendo hacia la calle Colón, cruzo la plaza del Agua Limpia, realzada por elementos festivos, con sus dos artísticas fuentes, y presidida por el edificio del Ayuntamiento.

Y ya estoy en la calle Colón, escenario de las Entradas, donde se concentran los monumentos y edificios histórico-artísticos más representativos de la ciudad, como son la muralla medieval, el acueducto, las torres del Verdugo y la Cárcel, la Catedral y el Seminario.

El ambiente en todo el trayecto es subyugante, colorista y desbordante de vida. Gentes apiñadas por todos los lados. Y muchas cámaras. Innumerables visitantes, con la presencia de muchos extranjeros.

Y la calle Colón se regocija cargada de rientes rumores y de mil peculiares estampas festivas, entre el ir y venir de personas de todas las edades, con puestos de souvenirs, con música de las charangas, ligadas a las peñas, que animan alegremente el centro histórico de la ciudad, el aéreo baile de las banderolas, las terrazas y balcones repletos de espectadores, el cadencioso paso de los caballistas que van a participar en la entrada del día… La escenografía es extraordinaria, sugestiva, rodeando con categoría y empaque el espectáculo de las Entradas. Se rubrica de este modo que aquella semilla que se plantó en el siglo XIV, hoy, en el XXI, ha crecido con garra y acierto, conquistando al mundo entero. Y es que la colaboración popular, amig@s, es muy estrecha. Los segorbinos tienen -tenemos- en las Entradas la expresión más extraordinaria de ser protagonistas del evento más importante de la historia costumbrista de su ciudad, abanderando un gran caudal de energía, de habilidad, de valor y arte.

Mientras tanto, las manecillas del reloj de la torre catedralícia, con su esfera tradicional, se van acercando a las dos…

Un delicioso valle: La Murta

El viajero, cuando el verano se va apaciguando poco a poco, reemprende a gusto sus ya acostumbradas andanzas por las tierras de la Comunidad Valenciana, con el fin de reencontrarse con sus bellezas y paraje mágicos.

Y en una mañana soleada encamina sus pasos hacia el valle de la Murta, sito en el término de Alzira, donde el paisaje se engrandece en elementos naturales, prevaleciendo con el hito del silencio, remembranzas eremíticas. Lo enmarca la indómita sierra de Corbera, con su historia y espectacular paisaje. En el corazón del valle permanece el monasterio de la Murta, convertido en respetables ruinas, aunque en estado de restauración. Lo fundó la Orden de San Jerónimo, en 1376, a raíz de que algunos eremitas habitaran el valle desde tiempo inmemorial. Tras cruzar el puente de Felipe II se penetra en este recinto histórico, donde se alza el monasterio. Pero también se puede visitar el jardín “romántico”, presidido por la capilla de la Virgen de la Murta, en un recomendable paseo alrededor del antiguo cenobio.

El apacible valle tiene espacio suficiente para el recreo, para el paseo y para la aventura. La tersura de los verdes es inagotable. La vegetación tiene un valor esplendente. De ahí que fuese declarado paraje natural municipal en el 2004. Valle y rocas, encerrado por fachadas imponentes. Y surgen… ¡las cumbres!, desafiantes guardianas del valle, de renombre, como el Tallat Roig, el Cavall Bernat con su célebre espolón, la Creu del Cardenal, la cima más representativa de todas las que encierran el valle, Les Orelles d’ Ase... Pero hay más: La ruta de los Monasterios, señalizada con el GR-236, que recorre durante 90 kms. los monasterios de San Jeroni de Cotalba (Alfauir), Corpus Christi (Llutxent), Santa María de la Valldigna (Simat), Aigües Vives (Carcaixent) y la Murta (Alzira). Se utilizan veredas, caminos de herradura y sendas históricas, que cruzan pasos de origen medieval, como el Pas del Pobre.

Y por esta ruta en la que se desplazaban los peregrinos, asciendo hasta el Pas del Pobre. Y en este collado, que divide los valles de la Murta y la Casella, me detuve para admirar el paisaje, buscando aquellos lugares ya transitados anteriormente. Lugares a donde llegas por sendas empinadas. Es el reino de las cimas y de las fatigas cuesta arriba, donde la cadencia del paso te conduce a la felicidad una vez te hallas en la…. ¡cumbre!

Segorbe: Las Entradas de Toros y Caballos y la Feria del Jamón y del Embutido

Anoche, Segorbe se iluminó con fuegos artificiales, mostrando toda su espectacular belleza con su luz y color. Un recital de formas que embelleció el cielo segorbino, rubricando así la larga semana festiva con el desarrollo de actos tradicionales reconocidos de Interés Turístico Nacional.

Hoy, lunes, en Segorbe nace una nueva edición de la Muestra del embutido Artesano y Fería del Jamón. Al alcance del viajero, del turista, del amante de las fiestas a lo grande.

Arroparán ricamente las Entradas de Toros y Caballos, declaradas como Fiesta de Interés Turístico Internacional, que se celebran durante toda esta semana a las dos en punto de la tarde. Vamos, que concluirán el próximo domingo, día 12, empezando hoy lunes.

Este espectacular despliegue gastronómico y típico se encuadra en el recreativo espacio de la glorieta. Allí, entre la danza de los vinos tintos, con buen cuerpo, y de frías cervezas, se consumirán la ilustre familia de embutidos de las carnicerías segorbinas, las aromatizadas salchichas, las lustrosas longanizas, las relucientes morcillas…, permaneciendo siempre presente su tradicional sabor; las apetitosas rebanadas de pan, rojizas por la capa de tomate y doradas por el chorro del exquisito aceite local, realzados por el regio jamón de las jamonerías de la ciudad, el emperador de la semana, encumbrando sabor y color. Y todo este regalo para el paladar, que constituye esta muestra, junto con la primicia de la primera feria de la tapa, con la participación de la Asociación de Restaurantes de Segorbe, tiene la viveza, la impronta de la relación social, que supone el encuentro con la familia, con los amigos, con el forastero, con el invitado, rondando el diálogo y la amistad, la alegría y el buen rollo.

Realmente, en las fiestas de Segorbe todo el mundo disfruta. Y esta semana, masssssss!!!

¡¡¡Qué aproveche!!!

Fiestas en... ¡Segorbe!

Recio sol del mediodía,

alumbrando el diáfano dosel del cielo,

hay sonidos de pólvoras y campanas,

flameando Segorbe sus ondas festivas.

Hasta los vergeles del Palancia

descienden los perfumes de las fiestas,

cantan las fuentes galanas,

con sus temblores de plata.

El ambiente se enseñorea

con alegría placentera,

se engalana la belleza

por las calles añejas.

Hay arte, gracia y donaire,

y danza de faldas y pañoletas,

mirad a nuestras jóvenes,

que, como rosas encendidas,

llenan Segorbe de colores.

Y los corazones vibran

con la realeza de los actos,

acariciando el jardín de los días,

con el aleteo de elementos mágicos.