La avenida España de Segorbe tiene ubicadas en su longitud cinco rotondas. Cada una de ellas está centrada por un pedestal circular presidido por valiosos monumentos, que representan obras de arte, albergando, además, árboles singulares, afines al paisaje rural y ornamental de nuestra tierra, que destacan por su porte y belleza.
De las cinco rotondas, faltaba una para completar esta destacada serie decorativa, cada una con sus elegidos motivos. Y desde ahora exhibe el símbolo de Segorbe: El escudo oficial de la ciudad, un artístico trabajo de considerable tamaño realizado por los talleres Forja Flor de nuestra ciudad, empleando como material indicado el acero corten, que destaca su característico tono marrón oscuro. Esta obra “para toda la vida”, por las condiciones de este especial acero, tiene unas dimensiones de 2,5x5 metros y preside el principal acceso a Segorbe desde la autovía mudéjar A-23, además paso de la carretera CV-25.
El escudo de armas está representado por una torre centrada y otra redonda en la superior, ambas almenadas, y coronando el Angel Custodio, patrono de la ciudad. Una corona real abierta remata la obra. Bernat Espinalt relató en su obra el “Atlante Español” de 1784 lo que cuenta la tradición sobre la figura del santo “que estando esta ciudad recién poblada de cristianos, vinieran los moros sobre ella, y se apareció el Santo Angel encima de sus murallas, que visto por los moros levantaron el cerco vergonzosamente”.
Comenzando por el orden numerativo de esta vía, eje neurálgico del moderno Segorbe, la primera rotonda está dedicada al arte moderno, una escultura obra del artista Pablo Ferrer, de Viver. La segunda representa a una madre con un niño pequeño que simboliza el sentido del ahorro transmitido de una generación (la madre) a otra (su hijo). Según el autor, el escultor Manolo Rodríguez, de Navajas, “en el desnudo es donde se ve el arte de verdad”.
La tercera rotonda está adornada por un espectacular olivo centenario, una bella estampa de estos longevos árboles abanderados por la emblemática y milenaria olivera “La Morruda”, sita en la partida Ferrer del término segorbino. Estos olivos son esculturas talladas por el tiempo. En la cuarta una grácil palmera exhibe su silueta. Una palmera que creció entre la vida escolar de varias generaciones de segorbinos.
De las cinco rotondas, faltaba una para completar esta destacada serie decorativa, cada una con sus elegidos motivos. Y desde ahora exhibe el símbolo de Segorbe: El escudo oficial de la ciudad, un artístico trabajo de considerable tamaño realizado por los talleres Forja Flor de nuestra ciudad, empleando como material indicado el acero corten, que destaca su característico tono marrón oscuro. Esta obra “para toda la vida”, por las condiciones de este especial acero, tiene unas dimensiones de 2,5x5 metros y preside el principal acceso a Segorbe desde la autovía mudéjar A-23, además paso de la carretera CV-25.
El escudo de armas está representado por una torre centrada y otra redonda en la superior, ambas almenadas, y coronando el Angel Custodio, patrono de la ciudad. Una corona real abierta remata la obra. Bernat Espinalt relató en su obra el “Atlante Español” de 1784 lo que cuenta la tradición sobre la figura del santo “que estando esta ciudad recién poblada de cristianos, vinieran los moros sobre ella, y se apareció el Santo Angel encima de sus murallas, que visto por los moros levantaron el cerco vergonzosamente”.
Comenzando por el orden numerativo de esta vía, eje neurálgico del moderno Segorbe, la primera rotonda está dedicada al arte moderno, una escultura obra del artista Pablo Ferrer, de Viver. La segunda representa a una madre con un niño pequeño que simboliza el sentido del ahorro transmitido de una generación (la madre) a otra (su hijo). Según el autor, el escultor Manolo Rodríguez, de Navajas, “en el desnudo es donde se ve el arte de verdad”.
La tercera rotonda está adornada por un espectacular olivo centenario, una bella estampa de estos longevos árboles abanderados por la emblemática y milenaria olivera “La Morruda”, sita en la partida Ferrer del término segorbino. Estos olivos son esculturas talladas por el tiempo. En la cuarta una grácil palmera exhibe su silueta. Una palmera que creció entre la vida escolar de varias generaciones de segorbinos.