Me gustaba subir desde Boí para estar junto al Estany Negre, recrearme con su belleza y observando, asimismo, los impresionantes Bessiberris, cuyo pico Sur, de 3.030 m. de altitud, alcancé en el verano de 1996, acompañado por un guía de Taüll.
Hace años que no visito el Valle
de Arán. Lo conozco perfectamente. He recorrido sus preciosos pueblos hasta el
último rincón, donde crecen con gracia y se hermanan ortigas y margaritas. He
admirado su románico, condensado en sus estilizadas iglesias, con sus torres
rematadas por puntiagudos chapiteles... Y me he alzado a sus cumbres más prosaicas
y elegantes: El Montarto, el Ratera, el Mauberme, el Gran Tuc de Colomers…
Estos días me he dedicado a
ordenar mi biblioteca. Nuevas estanterías y una colocación más metódica de los
libros. Al tener en mis manos cada ejemplar, me han suscitado recuerdos de
lecturas, y con ellas un arco iris de sueños, romanticismo, esperanzas y
melancolías… Libros leídos en mi casa, en un jardín, en las orillas de un río,
en una playa, en un hotel de verano, concurrido por bellezas de buen ver. Y me
he encontrado con libros ilustrados con dedicatorias de insignes escritores:
Cela, Delibes, Gironella, Manuel Vicent, Alberto Vazquez Figueroa, Mario
Benedetti…
Hay un libro que no recordaba
tenerlo. Habla del Valle de Arán. Un libro que roció el barómetro de mi
imaginación y me elevó hacia el espaldarazo de la aventura. Su título:
“Forastero en el Valle de Arán”. Su autor: Miguel Angel Castiella. Publicado en
el año 1965.
Su autor, afincado en la
naturaleza, como destaca el prologuista, vivía de las bellezas naturales.
Romántico y sensible. Captaba líricamente las sugestivas escenas de la vida
rural. En la naturaleza hallaba la huella del hombre. Era muy humano. Y el
Valle de Arán le “clavó su lanza de amor”. Maragall, el ilustre poeta catalán,
le impulsó, le iluminó. Y Castiella viajó por este precioso valle. Lo cantó y
amó. Encontró paz y amor. Y la sonrisa de la naturaleza le llegó a su alma. Y escribió
su viaje. Y dijo cosas tan bellas como ésta: “Volveré a ti. Pero ahora es necesario partir un momento. Quede contigo
este latir agobiado del que se ha detenido para contemplarte una vez más en tu
corazón sin mancha, del que ha de alejarse, para llevarte a caballo en su vida,
campeándote por el mundo, para recordarte mejor, para regresar siempre…”
Con amigos, en ruta a la cumbre del Montarto, de 2.830 m. de altitud, entre prados y muchísimos lagos. Al fondo, las Agulles de Travessani (2.755 m.).
Un descanso, antes de llegar al refugio Ventosa i Calvell (2.220 m.). Entonces no llevábamos los familiares bastones de senderismo.
Llegando a la cumbre del Montarto. Fue la primera vez que hice esta ruta desde Boí, pernoctando en el refugio anterior. Y volví al Montarto varias veces más. Es un privilegiado mirador del Valle de Arán y de las montañas de la Maladeta, Alta Ribagorça y Pallars Sobirà.
26 comentarios:
Luis, te sabes todos los caminos, los cuales son preciosos. Besos.
Que bellas fotografias
un beso
Hola Luis, como mucho llevábamos un palo que nos encontrasemos por el camino, ahora es impensable salir sin bastones.
Bonita zona.
Un abrazo
¡Hola Luis! Sin duda experiencias inolvidables y maravillosas en un mundo para soñar, como es el valle de Arán y todas esas míticas y mágicas cimas que lo salpican.
Un abrazo.
Hola Luis ;antes nos conocíamos como "su chico" de blogs como Esperanzas en la Niebla
o Moniciones a la Palabra del Domingo
¡Hacía tiempo! Lo necesitaba para otros proyectos que requerían de todo mi esfuerzo
En lo que debían ser gratificantes, lo han sido gracias a Dios
En lo que podían causarme problemas, lo han causado también.
Por ambas cosas doy gracias a Dios.
La primera me ha hecho más generoso, más sensible, más humano
En lo segundo a sentir la tentación de odiar por sentirme odiado por la envidia, por romper
estatus establecidos, por querer saltarme la ley del seto: ninguna rama debe destacar porque pone en
evidencia a las demás
Pero mi vuelta no tiene nadad que ver con esto
Queremos, mi chica y yo, haceros partícipes de estos meses precedentes a nuestras bodas de plata;
y también seguir disfrutando, como si una superboda gitana ( o judía, que también duraban lo suyo)
de ella a traves de este blog al que os invitamos a visitar
http://alymc25.blogspot.com.es/
Un fuerte abrazo
Al + Mc
Un libro que ha inspirado esta nostálgica y deliciosa entrada...me ha gustado esa frase "donde se hermanan ortigas y margaritas"...
Un abrazo.
Gracias, Teresa, seguiré mostrando esas bellezas, que las disfruté en su día y ahora las rememoro felizmente.
Gracias, Luna de Medianoche, los paisajes del Pirineo son únicos, enamoran de verdad.
Así es Abi, un palo, un piolet....O nada...
Me encanta recordar Emilio. Ahora no podría hacer ese deporte, que nos enamora, del que fui un apasionado. Sabes, tengo escrito un librito sobre estas experiencias. Acaso un día escriba otro...
Bienvenido Alfonso. Y que esos preparativos os llenen de felicidad en ese día memorable, con vuestras bodas de plata.
Gracias, Dani. Ya sabes que la naturaleza te inspira con sus dones. La observación, el detalle, todo se combina a la hora de rememorar evocaciones y andanzas.
Mi querido Luis
Una vez más y después de tanto tiempo,me vuelvo a deleitar con tus magníficas rutas y la manera tan especial de narrarlas que tienes.Las fotografías son preciosas.
Millones de besos,Luis.
Si que es un deleite observar desde las cumbres,yo lo hice hace años y es una maravilla. Preciosas fotos.
Bella alternativa de vivir. Cada día comprendo menos la estupidez de salir de España sin ver y conocer los pueblos preciosos que tenemos. Gracias por aportarme que vivo en un país precioso, y espero que los impresentables de los mandatarios, sigan cuidando nuestras lenguas y costumbre a la par de dar cultura y salud.
Un abraciño amigo, y cuando subas a un lugar verde esperanza, te ruego que mires al Cielo y supliques una plegaria para que ilumine a los ladrones de “guantes blancos” y no roben para enriquecerse ellos, sino que lo hagan como el Pernales: para repartirlo a los que menos tienen.
Un abraciño,
Rosa María Milleiro
Bella alternativa de vivir. Cada día comprendo menos la estupidez de salir de España sin ver y conocer los pueblos preciosos que tenemos. Gracias por aportarme que vivo en un país precioso, y espero que los impresentables de los mandatarios, sigan cuidando nuestras lenguas y costumbre a la par de dar cultura y salud.
Un abraciño amigo, y cuando subas a un lugar verde esperanza, te ruego que mires al Cielo y supliques una plegaria para que ilumine a los ladrones de “guantes blancos” y no roben para enriquecerse ellos, sino que lo hagan como el Pernales: para repartirlo a los que menos tienen.
Un abraciño,
Rosa María Milleiro
Muy complacido, amiga Morgana. Me hecho mucha ilusión volver a leerte, la verdad.
Muchas gracias, Pakiba. Desde las cumbres se ve el mundo de otra manera. Pero, cuando llegas a la ciudad, todo cambia. Está todo tan revuelto!!!
Hola, Rosa María. Muy complacido por tu comentario. siempre me he dicho que quiero ser turista en mi propia tierra, en mi propio país. Hay tantas cosas por ver!!! Y... salir de España... ¿por qué?.... Miraré el cielo.... lo miro siempre.... Y me llena....
Cuanta belleza has visto en tu vida...y la que te queda por ver amigo...
Luis, estas entradas son las que me llegan y me emocionan...
LA PRIMERA FOTO ES UNA JOYA Y TU UNA GRAN PERSONA QUE SABE QUE LA VIDA SE VE MEJOR DESDE LO ALTO DE LAS CUMBRES Y EN PERFECTA ARMONÍA CON LA NATURALEZA.
Eres un ejemplo a seguir.
Abrazos!
Muchas gracias, Remei. En este país, hostigado por un pandemónium de cosas desfavorables para crear ambientes felices, acercarse a la naturaleza es una manera de encontrar la paz, y la energía para vivir de acuerdo con tus principios... Seguiré ese camino y os lo mostraré, para compartir lo que otros -ya sabemos quiénes- no lo hacen.
como me gusta que sigas hablando del Pirineo. Del Llag Negre, Dels Encantats, del Montarto etc.etc.
Siempre que entro en tu casa y veo que escribes sobre ello, me quedo un buen rato.
Saludos muy cordiales, amigo Luís
Sabes, Montserrat, estos días estoy un poco nostálgico. Hecho de menos el Pirineo. Es verdad. Y me gusta recordar alguna de las múltiples andanzas por Arán, Boí, Espot... Lo iré contando, poco a poco... Y gracias, amiga.
Buenas Luis!
Un enorme placer y un gran privilegio recorrer tú espacio y leer semenjantes textos... mientras te leía pensaba, mientras ya estoy instalado en Provenza, y con la incipiente colección de autores locales que voy armando, algún día podré contar lo mismo que tú, tantos senderos, tantas andanzas. Aunque aquí, por ahora, no juego de local, creo que uno se puede enamorar de la tierra, de las colinas, de los pueblos y sus gentes, allí donde se encuentre. El sentimiento de comunión siempre es el mismo!
Y también sabemos que en la historia, larga, aguerrida, de la Vieja Europa, todos los pueblos han pasado por circunstancias especiales. Estoy seguro que ésta etapa tan difícil para España y otros pueblos amigos, algún día será recordado como un triste momento y nada más...
Abrazos provenzales!
Amigo Gus, igual te digo al leer tus hermosas crónicas, revestidas de un gran amor a la tierra... Pasarán los años y seguirás enraizado a tus recuerdos...
Si se destruye una montaña, un paisaje, ya no vuelve a ser el mismo. con los años se regenerará, pero la imagen primigenia se perderá... Tienen que pasar bastantes años para recuperar lo que se ha perdido, vidas, hogares..... Y por qué? por el afán de una sociedad consumista, llena de riqueza... Solo los que caminamos por senderos, nos damos cuenta que para vivir no se necesita tanto, y para disfrutar tampoco.
Luis: Me sumo a las palabras de Rosa María... tenenmos sítios muy bellos en España...ami me impactó Las Urdes.
Un abrazo.
Goriot.
Publicar un comentario