-Puede que en Espot no haya
nevado tanto, me dijo la dueña del hotel de Salardú.
La idea de visitar el Valle de Arán
se vino abajo. Todo el valle, sobre todo el Cap d’ Arán, aparecía completamente
nevado. No podía realizar las ascensiones previstas. Pasé la noche casi sin
dormir. La calefacción de mi habitación estaba a tope. El calor era
insoportable. Dos horas más tarde cedió. Y cuando amaneció el nuevo día, dejé
pronto Salardú. Todo nevado. Menos mal que el puerto de la Bonaigua (2.072 m .) no estaba
cerrado. Se podía pasar en coche. Y con
mucha precaución fui ganando terreno a la carretera por las apretadas lazadas
que descienden hacia Esterri de Aneu, salvando un desnivel de más de mil cien
metros en un recorrido de 23
km . Eso sí, el paisaje era fantástico, centrado sobre
todo en el impresionante bosque de abetos centenarios de la Mata de Valencia.
Y llegué a Espot. ¡Albricias! La
nieve no era tan copiosa como en Arán. Incluso algunas cumbres aparecían sin la
nívea capa. Hice noche en el hotel Roya y al día siguiente un taxi me trasladó
hasta el lago de San Mauricio.
Dijo Cela en su libro “Viaje al
Pirineo de Lérida”: “Espot es la llave
del legendario país de los lagos de Lérida; detrás de Espot quedan lo menos
cien lagos azules, recoletos, de frías y claras y misteriosas aguas… Por el
país llaman estanys, estanques, a los lagos, con un manso y civil criterio
doméstico que los hace más próximos y familiares”.
Recuerdo que soplaba un viento
febril, que rizaba el bellísimo lago. Uno de los lagos más visitados desde
tiempos remotos. Entre los majestuosos abetos despuntaban los enervantes
colores otoñales prendidos en arces, hayas, abedules… El lago es el punto de
unión de los valles de la cabecera del Escrita. Y sobrevolando esta idílica zona
lacustre están los legendarios Els Encantants, dos afiladas agujas gemelas que,
según la leyenda, representan a dos cazadores petrificados, que se negaron a
honrar a San Mauricio en una jornada cinegética oyendo misa en su ermita, al
largarse detrás de un sarrio, y se
convirtieron en sendas y altas rocas, separadas por profunda brecha.
Me puse en marcha. La naturaleza
pirenaica en octubre me brindaba sus más ubérrimos colores. Caminaba a gusto.
El amor a estos paisajes me encogía el corazón, que saltaba de contento. Todo
bullía a mí alrededor. Las brisas, que se descolgaban de los abetos. Los
torrentes de Subenulls y del Portarró, cuya armoniosa espuma brillaba
opulentamente. El bosque verdinegro del abetal. El orden geológico, que crecía
con ardor bajo las imponentes crestas y cimas que navegaban cerca del cielo con
sus ribetes blancos…
Transitaba por el pintoresco
camino del Portarró d’Espot. Me atrapaba todo. Y recordaba lo que había leído: Que
fue una ruta medieval entre el condado del Pallars y el señorío de
Errill, con su porte románico, en la Alta Ribagorça. Y me hallaba
recorriendo una de las más bellas rutas que pueden realizarse en el Pirineo. Y
era feliz. El día amaneció acicalado. Hacía sol, el viento se había apaciguado
y suspiraba de placer cada paso que daba. Recibían mis piernas estímulos
amistosos, como caricias poéticas que emergían de la tierra, de los suaves
prados. Culminé la ascensión. Me encontraba a 2.425 m . de altitud. En el
portentoso mirador del Portarró. Abajo se estiraba el valle hermano: el de San
Nicolau con el bellísimo Estany Llong. Y reconocía casi todas las cumbres que se espigaban alrededor:
Los picos de Contraix (2.957
m .), el de Serradé (2.941 m .), el Tuc de
Colomers (2.932 m .)
y… el gigante del parque: el pico Peguera, de 2.982 m ., que tuve la suerte de ascender el año anterior,
haciendo noche en el solitario y
precioso refugio de Josep María Blanch, situado en un bello emplazamiento
lacustre, a orillas del Estany Tort de Peguera, en el escalonado valle de
Peguera.
Pero lo que pasó en esta
ascensión ya lo relataré en otra ocasión.
8 comentarios:
Que bonito Luisssssssssssss, yo ya quedé con ganas, con muchas ganas de que nos cuentes lo que pasó en esa ascensión...que días en El Pirineo...que noche en aquel lugar, en ese refugio en medio de tanta belleza...me lo puedo imaginar...precioso reportaje Luis, te superas cada día, en cada entrada nos dejas un trozito de ti y de tu esencia. Mi abrazotedecisivo y disfruta mucho del fin de semana.
Precioso Pirineo Catalan que nos deja estampas tan bonitas.
No paras, es una gozada inmensa "seguirte" por esas tierras que tan buenos recuerdos me traen !!
ese recorrido es precioso.... nosotros lo hicimos en junio... pasamos un poco de calor.....
saludos
carmen
Hola Luis:ahs pidaod todas la piedras de mis antepasados maternos. Y desde luego has visto mucho mas que yo. Espero que todo lo que has de explicar de este magnífico viaje sea todo bueno. Esperaré. Mientras teceuento yó una historia de mis abuelos. Abrevida desde luego.
Mi abuelo tenia cuatro hermanos. Como ninguno de ellos poseia tierras ni pastoreos, se dedicaban en primavera a esquilar carneros, en verano a la pesca, que abundaban por todos aquellos estanys, en invierno a las matanzas, y no se en que época iban a cazar el rebeco. Tod ello en plan profesional.
Salian dos o tres de ellos de sus respectivas casas, casi de noche. al amanecer llegaban a la cima de la montaña que habia un algo, creo que era o se llamaba RUS, ¿Te suena?. con sigilo extremo sacaban la cabeza para ver si los animales, ya se estaban abrevando. entonces, se escondian de nuevo y desayunaban pan y queso, bebian un trago cargaban el rifle con un solo cartucho,porque eran armas muy primitivas. Una vez dispuestos se asomaban de nuevo, apuntaban cada uno a una pieza diferente y pum! si habia suerte se traian para vender dos ciervos que tenian que bajar a pié, que por lo visto era lo más duro. Pero esto si todo iba bién, porque si la punteria les fallaba, se volvian a casa con las manos vacias, y el jornal de la semana se habia fastidiado.
Tiempos duros aquellos. Mi madre si viviera tendría ahora 100 años, y esto sucedía cuando ella era una niña de diez años. Echa cuentas.....
Saludos, amigo.
Gracias a tod@s, por vuestros gentiles comentarios. Te diré, amiga Montserrat, que me ha gustado esta semblanza del pasado. La verdad eran duros tiempos y la geografía aún endurecía más la vida de las gentes. Para obtener los recursos de la naturaleza no era nada fácil. Hoy estos paisajes son otros, pero aún quedan vestigios de ese duro pasado. Yo los respeto mucho.
abrazos.
Luis.
¡Hola Luis! Aún mantengo en la retina (y me durará toda la vida) la belleza salvaje de esa zona,donde sentías la grandiosidad de la naturaleza y la pequeñez del hombre.Lo que se siente en esos remotos espacios abiertos es lo más parecido a la sensación de libertad.
Un abrazo.
El Pirineo catalan es genial, tiene unas vistas increíbles la verdad.
Muy buen post, saludos!
Hotel Adserà
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