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sábado, 19 de enero de 2013

Aquel viaje al Pirineo Catalán iba a ser distinto para mí




-Puede que en Espot no haya nevado tanto, me dijo la dueña del hotel de Salardú.

La idea de visitar el Valle de Arán se vino abajo. Todo el valle, sobre todo el Cap d’ Arán, aparecía completamente nevado. No podía realizar las ascensiones previstas. Pasé la noche casi sin dormir. La calefacción de mi habitación estaba a tope. El calor era insoportable. Dos horas más tarde cedió. Y cuando amaneció el nuevo día, dejé pronto Salardú. Todo nevado. Menos mal que el puerto de la Bonaigua (2.072 m.) no estaba cerrado.  Se podía pasar en coche. Y con mucha precaución fui ganando terreno a la carretera por las apretadas lazadas que descienden hacia Esterri de Aneu, salvando un desnivel de más de mil cien metros en un recorrido de 23 km. Eso sí, el paisaje era fantástico, centrado sobre todo en el impresionante bosque de abetos centenarios de la Mata de Valencia.

Y llegué a Espot. ¡Albricias! La nieve no era tan copiosa como en Arán. Incluso algunas cumbres aparecían sin la nívea capa. Hice noche en el hotel Roya y al día siguiente un taxi me trasladó hasta el lago de San Mauricio.






Dijo Cela en su libro “Viaje al Pirineo de Lérida”: “Espot es la llave del legendario país de los lagos de Lérida; detrás de Espot quedan lo menos cien lagos azules, recoletos, de frías y claras y misteriosas aguas… Por el país llaman estanys, estanques, a los lagos, con un manso y civil criterio doméstico que los hace más próximos y familiares”.

Recuerdo que soplaba un viento febril, que rizaba el bellísimo lago. Uno de los lagos más visitados desde tiempos remotos. Entre los majestuosos abetos despuntaban los enervantes colores otoñales prendidos en arces, hayas, abedules… El lago es el punto de unión de los valles de la cabecera del Escrita. Y sobrevolando esta idílica zona lacustre están los legendarios Els Encantants, dos afiladas agujas gemelas que, según la leyenda, representan a dos cazadores petrificados, que se negaron a honrar a San Mauricio en una jornada cinegética oyendo misa en su ermita, al largarse detrás de un sarrio,  y se convirtieron en sendas y altas rocas, separadas por profunda brecha.






Me puse en marcha. La naturaleza pirenaica en octubre me brindaba sus más ubérrimos colores. Caminaba a gusto. El amor a estos paisajes me encogía el corazón, que saltaba de contento. Todo bullía a mí alrededor. Las brisas, que se descolgaban de los abetos. Los torrentes de Subenulls y del Portarró, cuya armoniosa espuma brillaba opulentamente. El bosque verdinegro del abetal. El orden geológico, que crecía con ardor bajo las imponentes crestas y cimas que navegaban cerca del cielo con sus ribetes blancos…






Transitaba por el pintoresco camino del Portarró d’Espot. Me atrapaba todo. Y recordaba lo que había leído: Que fue  una ruta medieval  entre el condado del Pallars y el señorío de Errill, con su porte románico,  en la Alta Ribagorça. Y me hallaba recorriendo una de las más bellas rutas que pueden realizarse en el Pirineo. Y era feliz. El día amaneció acicalado. Hacía sol, el viento se había apaciguado y suspiraba de placer cada paso que daba. Recibían mis piernas estímulos amistosos, como caricias poéticas que emergían de la tierra, de los suaves prados. Culminé la ascensión. Me encontraba a 2.425 m. de altitud. En el portentoso mirador del Portarró. Abajo se estiraba el valle hermano: el de San Nicolau con el bellísimo Estany Llong. Y reconocía casi  todas las cumbres que se espigaban alrededor: Los picos de Contraix (2.957 m.), el de Serradé (2.941 m.), el Tuc de Colomers (2.932 m.) y… el gigante del parque: el pico Peguera, de 2.982 m.,  que tuve la suerte de ascender el año anterior,  haciendo noche en el solitario y precioso refugio de Josep María Blanch, situado en un bello emplazamiento lacustre, a orillas del Estany Tort de Peguera, en el escalonado valle de Peguera.

Pero lo que pasó en esta ascensión ya lo relataré en otra ocasión.


8 comentarios:

Sara dijo...

Que bonito Luisssssssssssss, yo ya quedé con ganas, con muchas ganas de que nos cuentes lo que pasó en esa ascensión...que días en El Pirineo...que noche en aquel lugar, en ese refugio en medio de tanta belleza...me lo puedo imaginar...precioso reportaje Luis, te superas cada día, en cada entrada nos dejas un trozito de ti y de tu esencia. Mi abrazotedecisivo y disfruta mucho del fin de semana.

Pakiba dijo...

Precioso Pirineo Catalan que nos deja estampas tan bonitas.

trimbolera dijo...

No paras, es una gozada inmensa "seguirte" por esas tierras que tan buenos recuerdos me traen !!

Carmen - detodounpocoimas dijo...

ese recorrido es precioso.... nosotros lo hicimos en junio... pasamos un poco de calor.....
saludos
carmen

Montserrat Sala dijo...

Hola Luis:ahs pidaod todas la piedras de mis antepasados maternos. Y desde luego has visto mucho mas que yo. Espero que todo lo que has de explicar de este magnífico viaje sea todo bueno. Esperaré. Mientras teceuento yó una historia de mis abuelos. Abrevida desde luego.
Mi abuelo tenia cuatro hermanos. Como ninguno de ellos poseia tierras ni pastoreos, se dedicaban en primavera a esquilar carneros, en verano a la pesca, que abundaban por todos aquellos estanys, en invierno a las matanzas, y no se en que época iban a cazar el rebeco. Tod ello en plan profesional.
Salian dos o tres de ellos de sus respectivas casas, casi de noche. al amanecer llegaban a la cima de la montaña que habia un algo, creo que era o se llamaba RUS, ¿Te suena?. con sigilo extremo sacaban la cabeza para ver si los animales, ya se estaban abrevando. entonces, se escondian de nuevo y desayunaban pan y queso, bebian un trago cargaban el rifle con un solo cartucho,porque eran armas muy primitivas. Una vez dispuestos se asomaban de nuevo, apuntaban cada uno a una pieza diferente y pum! si habia suerte se traian para vender dos ciervos que tenian que bajar a pié, que por lo visto era lo más duro. Pero esto si todo iba bién, porque si la punteria les fallaba, se volvian a casa con las manos vacias, y el jornal de la semana se habia fastidiado.
Tiempos duros aquellos. Mi madre si viviera tendría ahora 100 años, y esto sucedía cuando ella era una niña de diez años. Echa cuentas.....
Saludos, amigo.

L. Gispert dijo...

Gracias a tod@s, por vuestros gentiles comentarios. Te diré, amiga Montserrat, que me ha gustado esta semblanza del pasado. La verdad eran duros tiempos y la geografía aún endurecía más la vida de las gentes. Para obtener los recursos de la naturaleza no era nada fácil. Hoy estos paisajes son otros, pero aún quedan vestigios de ese duro pasado. Yo los respeto mucho.

abrazos.

Luis.

Emilio Vera dijo...

¡Hola Luis! Aún mantengo en la retina (y me durará toda la vida) la belleza salvaje de esa zona,donde sentías la grandiosidad de la naturaleza y la pequeñez del hombre.Lo que se siente en esos remotos espacios abiertos es lo más parecido a la sensación de libertad.
Un abrazo.

Unknown dijo...

El Pirineo catalan es genial, tiene unas vistas increíbles la verdad.

Muy buen post, saludos!

Hotel Adserà