y III. Viaje a Murcia: Caravaca de la Cruz

 Panorámica de Caravaca de la Cruz

Para ir a Caravaca de la Cruz desde Totana nos internamos en la Murcia de adentro, la de las colinas lívidas y extensos campos cerealistas. Y ya en tan ilustre municipio nos adentramos por sus recoletas callejas, saboreando el aire de los siglos, donde destella la obertura de la historia. Y asciendes por la ruta de los peregrinos hacia la cumbre, donde reinan en plebiscito secular la piedra y el mármol, la fe y la Cruz. Y te recibe el célebre santuario y penetras en la nave basilical entre acordes de música sacra que sublimiza la visita.

Todo lo que ves son hitos de la Vera Cruz, que se venera en su capillita con aromas de fe, de oraciones y de amor.

En el exterior la explanada es amplia, irrepetible, acogedora. Se goza ante la soberbia mole del santuario, ante la barroca fachada hecha con mármoles rojos. Se respira un  aire sano, reconfortante, entre la íntima simbiosis de castillo y santuario. Paseas, te fijas en las gentes, te asomas a las murallas con sus torreones y la mirada bascula gozosa por la miríada de barrios de los tiempos de Caravaca, jubilosa al recibimiento.

Y con el ánimo bien dispuesto y con el deseo de seguir viviendo con intensidad el viaje, que para eso se hace, entre los contrastes de ver, pasear, interesarse por algo, hacer alguna compra, etc., porque luego vienen los recuerdos -y si se disfruta con el tiempo disponible, mejor que mejor-, nos encontramos con nuestros amigos Mª Angeles y Jose en el santuario. Alegría, emoción y abrazos.

Y vimos con ellos más cosas. El museo, las galerías de la nave, el claustro, el aljibe…. Y ahítos de la grandeza espiritual del santuario, del gozo vital que adquieres en la visita, lo dejamos para visitar la lúdica ilustración del paisaje enriquecido de manantiales. Fuimos a ver el bello paraje natural de las Fuentes del Marqués, que florece los fines de la semana con numerosas visitas. Paseas por sus caminos, ves brotar el agua de los manantiales, los árboles extienden sus ramas casi tocar el agua mimosamente… Es muy fotogénico este parque, situado a los pies de las sierras del Gavilán y el Buitre.

Volvimos a Caravaca. Comida en una céntrica calle con preciosas vistas…. Y retorno a la belleza, al sentimiento, a la fe… Nos dirigimos hacia Calasparra. Y visitamos uno de los rincones más bellos de Murcia, el santuario de la Esperanza, ubicado en un altivo desfiladero de elevadas paredes, donde el río Segura desciende entre túnicas verdes, “curvándose como una pulsera”, buscando la dicha de los aromas penetrantes.  Parece ofrecerle sus cabrilleos a la hermosura de tan idílico paraje, donde la piedra domina todo hecha arte. En una gruta natural se encuentra la ermita, de techos de piedras y bajos, de uno de los cuales brota un venero de aguas.

Nuestra visita, en domingo, se unió a la extraordinaria afluencia de personas, atraídos por el fervor y por el gozo de estar en plena naturaleza, disfrutando del relax y del recreo.

Y volvimos a Caravaca. La tarde ya declinaba y nuestros amigos tenían que volver a Yecla. Prometimos encontrarnos pronto en otro de los lugares que elegiremos. Besos y abrazos, el sentimiento de la despedida y  regreso a Totana, a la sierra, cuando ya el sol gozaba en mostrarnos una retahíla de imágenes en uno de los ocasos más bellos que hemos visto en nuestros viajes.

Santuario de Caravaca de la Cruz

Santuario de Caravaca de la Cruz

La barroca fachada

María ante la puerta de la iglesia de Caravaca de la Cruz

Detalle de las murallas de Caravaca de la Cruz

María, con nuestros amigos Mª Angeles y Jose,  en las galerías del santuario de Caravaca

La belleza de la floresta y el agua en las Fuentes del Marqués

Mª Angeles y María en las Fuentes del Marqués

Jose en plena tarea fotográfica en las Fuentes del Marqués

Puerta de acceso  al santuario de la Esperanza (Calasparra)

La típica piedra del santuario de la Esperanza