I. Viaje a Murcia: El santuario de la Santa

Nos hospedamos casi en el corazón de la sierra Espuña. Es un lugar paradisíaco de la sierra, presidido por el santuario de Santa Eulalia de Mérida, patrona de Totana. La ermita y el resto de las edificaciones están declaradas Bien de Interés Cultural desde 2002. Con ello se rubricó el valor de las pinturas que decoran la nave, del siglo XVII y el retablo barroco, del siglo XVIII. Las fiestas en honor a Santa Eulalia se celebran del 5 al 10 de diciembre, con su tradicional bajada de la Virgen y posterior romería al santuario el 7 de enero.

En este monumental y apacible conjunto, que causa una gratísima impresión, con  sus amplios jardines, donde María y yo paseábamos en las extáticas horas de las tardes, rodeados por las verdes orlas místicas  de la notable floresta, se halla el hotel-monasterio de Santa Eulalia, un  establecimiento muy recomendable y en donde estuvimos muy a gusto. Nuestros paseos tenían el “leit motiv”, además, de avistar la cota señera de la sierra, el pico Morrón, de 1.585 m. de altitud. En las comidas, aterciopeladas por un sedoso ambiente musical, me gustaba instalarnos en las mesas de las ventanas, para avistar el soberbio paisaje de la sierra.

Desde los jardines aledaños se revela una atmósfera agradable de historia, religión, arte y cultura, que se incrusta por todas las partes. Y se pondera en las blancas figuras del vía crucis del Corazón de Jesús, situado a 1.800 m. de santuario, en un cerro coronado por una gran escultura del Sagrado Corazón de Jesús, de 9 metros de altura, original del artista Nicolás Martínez. Las panorámicas desde el denominado “El Balcón”, son dilatadas  y profundas, todo un regalo visual desde la sierra hacia el  mar. Las tierras de Murcia a tus pies.