Hay tardes que me apetece bajar al mar. La de ayer fue una de ellas. Y nuevamente me acogió en sus reblancas redes la aldea del Grau Vell. Me gusta pasear por este lugar con su primigenia apariencia, lejos de urbanizaciones modernistas, formando una orla rectilínea de casitas bajas pintadas de blanco, mientras las brisas se cuelgan de mis hombros. Pero no las noto. Son como hadas que acarician mi rostro. Al lado queda la franja de la costa exornada de piedras porosas y pulidas, de tonos oscuros.
El ambiente es relajante, sumamente delicioso. Se respira paz y más aún cuando los lugareños lo miman, lo cuidan como un tesoro recogido ante la estampa confinante del extenso marjal “dels Moros”.
Fotografío el antiguo torreón de vigilancia costera, cargado de piedras antiguas que conmueven mi sensibilidad; la ermita dedicada a la Virgen del Buen Suceso y la antigua escuela. Grau Vell sería otro en otros tiempos con los niños en la calle, tranquilos, felices, dedicados a sus juegos, entre los resoplos del mar.
Me acerco a ese mar que envía su jadeo al Grau Vell. Su peculiar ruido me atrapa. Me engancha el baile de las olas cuando rompen sobre el pedregal de la playa. Y las olas siguen y siguen su camino. Son olas largas, uniformes, bruñidas, que terminan desflecándose en espumas al chocar contra las rocas, formando múltiples hilillos que resbalan por las grietas y los intersticios del cantizal.
Sigo paseando sobre la tierra oscura, entre el blanco reluciente de la cal, entre arbolitos de sombra. La simplicidad de Grau Vell me emociona más profundamente que otros parajes más rentables. Mientras tanto contemplo la sierra del Picayo, pintada de verde y rojo. Y recuerdo las veces que he estado en esas rocas sublimadas por una cruz, en compañía de queridos amigos. Y asoma la nostalgia… Y me voy...
IMAGENES DE GRAU VELL
21 comentarios:
Buenos días Luis:
Que bellas fotografías de esta zona marinera.
Has sabido captar todo su encanto.
Que gracioso el gatito detras. del neumático que anuncia el Grau Vell.
Gracias por compartir este post tan interesante como bello.
Besos, Montserrat
Que raro que queden lugares tan tranquilos cerca de la costa....Parece resurgir de otros tiempos pasados donde el turismo y el mundanas ruido no estaba instalados en nuestros pueblos....Todo un paraiso por lo que cuentas y vemos.
Besos
Saludos. Me recuerda tu texto a ese otro tiempo, ese tiempo vivido en los años de adolescencia, dónde no existía una hora en punto, donde la luz se hacía única en esos atardeceres en que uno tenía que volver a casa. Era la luz de que nos queda en el recuerdo, las callejuelas con sus farolas contadas que iluminaban la vuelta de la romería. Aquella que fue rota por la primera llegada a la ciudad.. . . . . .
Que tranquilidad se respira en tus fotografías...sin lugar a dudas es un lugar con encanto, un bonito sitio para ir a fotografiar, leer...a admirarlo simplemente.
Un abrazo.
Este lugar me trae muy buenos recuerdos,cuando de niños nos subian en un carro para ir a pasar el dia al campo y la playa.
Una abraçada
Luis, bonitas imágenes, que nos haces recorrer con la mirada, como si estuviéramos allí.
Un beso.
Que luz tan buena, todas preciosas.
Saludos
No me extraña que te guste visitar está zona, además de bella invita al paseo y después sentarse y relajarse contemplando el paisaje y la calma que trasmite, un fuerte abrazo amigo Luis
Que bonitas imágenes Luis , todavía existen lugares donde la tranquilidad y el sosiego hacen el verdadero encanto de poder disfrutarlos.
Un Abrazo.
Es rincon es maravilloso para disfrutar de su tranquilidad.
Siempre nos traes bellas fotografias para que disfrutemos contigo de esos hermosos parajes. Gracias.
Estupendas tomas Luís, transmite un remanso de paz y tranquilidad abrumador.
Bonitos tonos.
Saludo cordial.
Ramón
muy buenas imagenes luis, llenas de luz y sentimiento
abrazos
Hola Luis, ¿pero ese pedacito de costa es real? parece mentira, que tranquilidad.
Me gusta la foto del barco con los contenedores de colores, me engancha.
Un abrazo
Preciosas y lindas imagenes de ese pueblo tranquilo.
Gracias ppor tus visitas.
Saludos y abrazos Luis.
¡Hola Luis!
La primera vez que llegue al Grau Vell, me impactó mucho, porque yo no sabía que existía. Fue una vez que se me ocurrió ir caminando desde el Estany de Puçol. Me quedé con esa imagen de una aldea de pescadores, capitaneada por un torreón de piedra.
Un saludo.
Se te nota en tus comentarios que es un sitio especial para ti, donde te encuentras a gusto y disfrutas.
Las fotos realmente hermosas.
Un abrazo.
quiero vivir en ese lugar¡¡¡¡
que belleza la capilla, que paz en las gentes...
gracias querido Luis por hacernos conocer tanta belleza, te abrazo
A mi cada día me apetece ir al mar, necesito el mar para vivir, es lo único que envidio en mi vida...tener el mar cerquita... más por necesidad que por deseo, y es que en el mar me cambia el caracter, el humor, me transformo,para mi es un bálsamo que me da energía y ganas de afrontar todo...pero lo tengo un pelín alejado, por eso cada vez que me acerco a él se produce entre el mar y yo esa simbiosis tan poderosa que no sabría explicarte.Ves...ya me puse nostálgica con tu entrada, con tu mar.
Abrazotedecisivo Luis
Gracias, amig@s, por llenarme de ilusión con vuestros comentarios.
Y permitirme que conteste a Sara.
Mira, Sara, a mi me pasa igual en todo lo que dices. Y si hay lugares como éste, me quedo transformado como dices. Nunca me había pasado por la cabeza que el mar me atraería tanto. Solo que hay que buscar esos sitios, que los hay... Y vives la ilusión, que se convierte en nostalgia al ver de cerca las montañas donde una vez y otra disfruté con mis amigos. Es una amalgama de sensaciones que solo se sienten cuando te enmarcas en estos aún paraisos, al lado del mar.
Besos y abrazos,
Luis.
Hola amigo Luís.
Bonitas fotos que muestran la tranquilidad,la paz que se respira por algunos lugares.
Poco a poco van quedando cada vez menos.Sabor a pueblo y encima marinero.
Un abrazo.
José Luís.
Un reportaje muy próximo, con unas fotos que relatan visualmente muy bien lo acontecido.
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