De mi casa a la calle Colón

Cada día que acudo a presenciar las Entradas de Toros y Caballos de Segorbe recorro desde mi casa el mismo itinerario. Y lo desgloso ahora porque me gusta por su pintoresquismo y tipismo, con acordes, ciertamente de modernidad, centrados en la avenida de España. Recorro la calle-paseo donde está situada la Casa de la Cultura, y asciendo hasta la Glorieta, pasando por la muralla carlista y bajo los góticos arcos del claustro mayor de la cartuja de Vall de Crist. Ingreso, así, en el recinto de este emblemático espacio recreativo, con su frondosa arboleda, jardines y andenes radiales, donde está ubicada la feria del jamón y del embutido.

Siguiendo hacia la calle Colón, cruzo la plaza del Agua Limpia, realzada por elementos festivos, con sus dos artísticas fuentes, y presidida por el edificio del Ayuntamiento.

Y ya estoy en la calle Colón, escenario de las Entradas, donde se concentran los monumentos y edificios histórico-artísticos más representativos de la ciudad, como son la muralla medieval, el acueducto, las torres del Verdugo y la Cárcel, la Catedral y el Seminario.

El ambiente en todo el trayecto es subyugante, colorista y desbordante de vida. Gentes apiñadas por todos los lados. Y muchas cámaras. Innumerables visitantes, con la presencia de muchos extranjeros.

Y la calle Colón se regocija cargada de rientes rumores y de mil peculiares estampas festivas, entre el ir y venir de personas de todas las edades, con puestos de souvenirs, con música de las charangas, ligadas a las peñas, que animan alegremente el centro histórico de la ciudad, el aéreo baile de las banderolas, las terrazas y balcones repletos de espectadores, el cadencioso paso de los caballistas que van a participar en la entrada del día… La escenografía es extraordinaria, sugestiva, rodeando con categoría y empaque el espectáculo de las Entradas. Se rubrica de este modo que aquella semilla que se plantó en el siglo XIV, hoy, en el XXI, ha crecido con garra y acierto, conquistando al mundo entero. Y es que la colaboración popular, amig@s, es muy estrecha. Los segorbinos tienen -tenemos- en las Entradas la expresión más extraordinaria de ser protagonistas del evento más importante de la historia costumbrista de su ciudad, abanderando un gran caudal de energía, de habilidad, de valor y arte.

Mientras tanto, las manecillas del reloj de la torre catedralícia, con su esfera tradicional, se van acercando a las dos…