El calor era insoportable. Sudaba. Y no por el esfuerzo de la ascensión, sino por el baño que el astro rey me prodigaba con sus rayos de oro. Pero llegué al fin a la cima. Respiré. Recobré el aliento y me animó el silencio. Permanecí más de una hora en la cumbre. Me gustaba ver los paisajes, la vida natural, que me acariciaba como un abrazo maternal. Y me sentía feliz.
Pero a veces el tiempo cambia de repente. Algunos cirrocúmulos se fueron abotargando. Y la liaron. Empezó a llover. Pero en vez de buscar refugio -lo tenía cerca- quise que el chubasco fuera mi mojadura particular, como una irrigación mágica. Y elevé los brazos al cielo, y también mi rostro. Las finas gotas de agua se estrellaron en mi cara, surtiendo un efecto enervante en mi cuerpo. El éxtasis penetró en mí como una corriente renovadora. Y jubiloso alcé la voz con signo triunfal:
-Soy feliz.
Y lo era. Y entonces, tras ese intenso sentimiento de admiración hacia la naturaleza, me dirigí a una cueva, pequeñita, pero lo suficiente para enfundarme una camisa seca. Y allí, en el reducido espacio de la gruta, me imaginé lo que sintió el célebre pirineísta Henry Russell, cuando acondicionó algunas grutas a más de tres mil metros de altitud en el Vignemale, fascinado por el carisma de esta montaña. Allí veía como “su alma cantaba como un pájaro, brillaba como una estrella y sonreía como una isla embalsamada de los trópicos, despertándose en el azul de la aurora de un bello día”.
Afuera el sol volvió a lucir. El cielo recobró su pátina azul. Y mi alma sonrió como una plegaria, musicada por los sonidos que surgían de la tierra.
22 comentarios:
Hermoso texto ,Luis y hermosa alma la tuya,tan cargada de buenos sentimientos.
Besos.
Morgana
Tu relato tiene magia, he viajado contigo. Gracias, abrazos.
Jo, Luis... qué bonito!
Cuando te he visto empapado por la lluvia y metido en la cueva he temido por tu salud; menos mal que siendo previsor, llevabas una camisa seca.
Un placer, como siempre.
Un abrazo
Luis, con las gotitas de agua y tu frase de "rayos dorados" describes muy bien esos momentos.
Yo he visto a un hombre como tú abrir los brazos mientras se estaba mojando.
Un abrazo.
Goriot.
Cuando uno llega a la cima entra en un trance y mas aun con la compañia del silencio de eso estoy segura por haberlo vivido,pero te aseguro que mi cuerpo y mi mente entraron en un mundo de sensaciones cuando segui con la lectura de esas gotas de agua, que te llenaron de tanta felicidad...
Un relato precioso.
Besos
P.D:Hace mal tiempo? o me lo parece a mi
Hola Luis, te comprendo perfectamente, pero nunca podria decirlo tan bonito como tu.
Un fuerte abrazo
el lio de Abi
Cuanto nos parecemos las personas de la naturaleza. Qué poca prisa tenemos al dejarnos atrapar por este meteoro tan oportuno cuando uno lo desea. La lluvia, es parte de la montaña y también, de nosotros mismos.
Muy elocuente tu vivencia, Luis.
Saludos.
HOLA LUIS.
De nuevo has puesto un bello paisaje en la blogosfera con este escrito de tu blog.
Mira si eres sensible, que hasta dentro de una cueva fuista capaz de percibir lo Bueno, lo Bello, lo Auténtico.
Un abrazo, Montserrat
He subido a la montaña contigo, vimos el bonito paisaje, nos mojamos y en la gruta descansamos.
Qué buen relato lleno de magia y elegancia.
Un abrazo.
Wonderful! Greetings from Luzia.
He sentido el aire acariciar mi cara, me llevaste bajo los rayos del sol....
Gracias por tu comentario en mi blog.
Besos
Muy hermoso texto cielo
un beso
Leva-nos hoje, amigo, num passeio agradável pela montanha onde, apesar da chuva, perante as maravilhas que a natureza nos vai desvelando, se respira uma paz e tranquilidade retemperadoras: "O céu azul recuperou o seu brilho. E a minha alma sorriu como uma oração musicada pelos sons que emergiam da terra."
Abraço
Perfecta descripción del lugar, y sobre todo de tus sentimientos en ese momento. Has transmitido al lector un fiel reflejo de aquellos gratos momentos que sentiste bajo la lluvia inesperada y purificante. Me trae bellos recuerdos de mi niñez, cuando alguna nube me sorprendía entre juegos, alejado del área urbanizada, y agradecido incluso, recibía gustoso el chaparrón.
SALUDOS LUIS
Las insospechadas y bellas andanzas de quienes amamos el senderismo y la naturaleza.
Tu relato es una ruta llena de optimismo.
Me ha gustado, como todo tu blog, asique, con tu permiso, me apunto a la siguiente salida senderista.
Un saludo.
Hermosa alma reflejada en el espejo felicitaciones estimado amigo por el texto con tan bellas palabras escritas y por la imagen ,una preciosidad de entrada se nota amigo entrando en tu querido blog que se siente y se vive la naturaleza en todos su belleza en tu vida ,y nos la contagias a los amantes de la naturaleza como un regalo.
Besos de MA para ti .
Bellísimo relato, Luis.
Yo también me he empapado de lluvia adrede y la sensación es indescriptible.
Es todo un soplo de vida y una forma de rendir pleitesía a la Naturaleza.
Un abrazo.
Querido Luís: Que suerte poder caminaar hacia una cumbre. Aunque ya supongo que no haces ningún 8.000, de los 14 que tenemos en todo el mundo. Pero hacer 8 de mil, ya tiene su mérito. Te envidio, con una envidia sana. Dentro de nada ya sse habrà hacho mala. Te avisaré. Vale?
Me ha gustado mucho tu relato, se nota que te gusta tanto la naturaleza que la describes con un entusiasmo perfecto.
Me alegro que hayas aumentado las letras de tu blog, pues así se leen mucho mejor.
Un abrazo fuerte desde mi librillo.
Me has trasportado a esa cima, he sentido la paz de la naturaleza y esas gotitas de agua sobre mi rostro.
Gracias por llevarme al paraiso.
Un saludo
hermosa manera de dejarse acariciar por el cielo, el hermano sol aprieta su calor en la escalada, y mientras se siente agobiado por su ardor, viene cono Ruhâ y el cielo generoso derrama en su rostro la frescura merecida al esfuerzo ascendente hacia una meta más que bella, deseada.
Con ternura
Sor.Cecilia codina Masachs O.p
Me imagino tu felicidad, qué lindo!
Después del calor, estar allá arriba de todo, contemplando el paisaje y con la refrescante lluvia, cómo no iba a sonreir el alma!
Sos un privilegiado Luis :)
Un beso
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