He tenido siempre gran afecto y
admiración por el Vignemale, cuna del pirineismo, como el Monte Perdido.
Querría verlo por el clásico camino del Gaube. Casi rozar sus glaciares. Y han
transcurrido muchos años hasta que mi sueño cristalizó en una jornada de este
verano del 2013.
Al día siguiente nos fuimos a
recorrer el valle del Gaube, el más alpino de la cordillera de los Pirineos,
adornado por su pintoresco lago, ofreciendo el Vignemale al fondo, el cuadro
más espectacular y prodigioso que uno haya visto jamás, con la cara norte de la Pique Longue (3.298 m .), la raya vertical
del couloir de Gaube, sus glaciares y
la inmensa cohorte de cumbres que lo rodean.
El sol se escapaba de los
senderos azules del cielo y besaba los bosques de venerables abetos y
resplandecía en las cascadas más hermosas que jamás he visto en el Pirineo.
Temblorosas, espumeantes, ruidosas, luminosas… Un clamor sublime con sus saltos y
largas y tumultuosas trenzas,
desplegando su efervescencia vaporosa por el puente de Sia, en el Pont
d’Espagne, a donde se llega desde Cauterets, recorriendo la famosa garganta de Jéret, entre signos de admiración.
Un telesilla nos alzó hasta el
pintoresco camino del lago.
El lago de Gaube (1.725 m ), con sus aguas
turquesas, es uno de los más bonitos del Pirineo, espejeando con su armonía y
belleza las cumbres que lo rodean, por donde bajan los aludes, rodeándolo de
rocas de mil formas y algún tronco tallado.
Seguimos Juan y yo valle arriba.
Entre una multitud de senderistas y montañeros que iban con la idea de
llegar hasta el refugio de las Oulettes. Como nosotros. Cada paso la admiración
llegaba a nuestros sentidos. El valle está rodeado de un paisaje vertical,
donde las crestas de los Mayouret, Les Combillieres, de Peyrot, de Estive Aute... rozan el cielo.
El sendero está muy pisado, entre
pizarras que brillan al sol. Este día cientos de senderistas transitaban por
el escalonado valle, donde el río formaba una cadena de bellas cascadas, como
colas de caballo, cada una con su nombre, entre remansos de notable
transparencia. Y al fondo, cada vez más cerca, la Pique Longue y el couloir de Gaube. Por aquí pasaron los
más célebres pirineistas, como el Conde Russel y los Passet. Los “plateau” se
suceden. Pastan vacas y caballos, mansamente. Felizmente, presentando buena
estampa. Y las marmotas, acostumbradas al paso de montañeros, no se inmutan, mientras triscan las finas hierbas.
Llegamos al último valle. El que
queda bajo las firmes paredes del Vignemale. El “couloir”, el corredor de
hielo, impresiona mucho. Es fascinante. Casi interminable. Bueno, todo era
fascinante. Las aguas se retuercen vivamente sobre el terreno. Proceden de los
neveros cercanos, de los glaciares. Un mundo distinto a todo. Y desde el refugio de las Oulettes (2.151 m .), donde uno
encuentra compañía, comida y lecho, uno
se siente feliz, aventurando los ojos por cada porción de rocas abismales de la
extraordinaria montaña, donde los primeros ascensionistas hicieron historia, atraídos por su pasión,
por su enamoramiento y entusiasmo.
Descansamos en el refugio, Nos
refrescamos. Yo contemplaba el coll des Mulets. Y recordaba mi ascensión al
collado desde el refugio Wallon, una travesía realmente impresionante pasando
por los lagos de Arratille.
El descanso en el refugio quedó
sumido en un sentimiento elegíaco, que me originó el esplendor de esta
naturaleza inmensa, casi irreal.
(Continuará…)
SELECCION DE FOTOS DE TAN ESPECTACULAR RUTA
Espectaculares cascadas en el Pont d' Espagne
El camino al lago de Gaube
El bellísimo lago de Gaube
Un magnífico sendero lleva a los montañeros hasta el refugio Oulettes
El Vignemale se observa casi en todo el recorrido, valle arriba
Colocando una piedra más a este cono, que se va formando al paso de los montañeros. Parece un remedo de la Cruz de Ferro del Camino de Santiago.
El Vignemale, más cerca, en esta imagen un tanto bucólica y apacible.
Las marmotas no se inmutan al paso de senderistas y montañeros.
Señalización de rutas cerca del refugio
El glaciar des Oulettes
El refugio Oulettes (2.151 m.)
El collado des Mulets
La vista desde el refugio es impresionante. De izquierda a derecha el Petit Vignemale (3.032 m.), con sus seracs; la Punta Chaussenque (3.204 m.), el Pitón Carré (3.197 m.), el couloir de Gaube, y la Pique Longue (3.298 m.)
El glaciar y el inicio de la fascinante y vertiginosa chimenea de hielo o couloir de Gaube, de 600 m. de altura.
La foto del grupo
El Vignemale. Nuestra despedida, antes de descender por el más ilustre de los valles pirenaicos: El Gaube.
5 comentarios:
Luis, que suerte de ver esas montañas tan preciosas. Besos.
Espero estar allí por tercera vez a partir de este mismo domingo... ¡gracias por compartirlo!
Inmensos paisajes los que nos muestras, las montañas mágicas de los Pirineos nos sacuden nuestras cansadas mentes, y las renuevan de aventura e ilusión.
Gracias por mostrarnoslo amigo Luis.
Que aproximación tan bonita, menudos paisajes.
Saludos
Carlos (RyS)
¡Hola Luis! ¡Qué decir con esas bellas imágenes refrebdadas con tus preciosas palabras!. Fastuoso. Disfruta mucho.
Un abrazo.
Publicar un comentario