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El Tiempo en Segorbe. Predicción

El Tiempo en Segorbe

miércoles, 29 de mayo de 2013

Entre roquedos, pinares de rodeno, amapolas y trigales



Camino de nuevo por tierras de Teruel. Cruzo el río Guadalaviar. Su trenza líquida susurrea cantos de sierra grande. Dejo atrás Gea de Albarracín. Los cereales exhiben su verde ecuménico. Brillan como el prístino rostro de mil diamantes. Enfrente,  se alza el monte Carbonera, con sus 1.540 m. de altitud. En el libro de Jaime Lorén explica: “El monte Carbonera, cuando se observa con perspectiva, tiene precisamente la misma forma que los apilamientos de leña que tan habituales resultarían en sus faldas”.

Pero, hasta llegar a sus faldas, aún me queda un buen trecho que recorrer. Y me entretengo observando las miríadas de florecillas blancas y amarillas que adornan la pista forestal. Las amapolas fomentan, con su intenso colorido rojo,  la frescura del alba. Por la Cuesta del Llano el Guadalaviar dobla su curso, entre cárcavas de arcillas rojizas, cortejado por verdes choperas.

La pista dobla por Cabeza de Morillo, un espléndido mirador, a 1.165 m. de altitud, sobre las tierras de Gea. Enfrente, se estiran los ciclópeos cortados rocosos, los pináculos y los balcones del rodeno (Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno), que ofrecen los modelados de las areniscas y conglomerados de la facies Buntsandstein.

El terreno, en las faldas del monte Carbonera,  compone un muestrario muy ilustrativo de colores. Parcelas de tierra bermeja contrastan con los verdes campos cerealistas. En los jorfes se estampillan globulosas sabinas albares y multitud de majuelos. Los majuelos imprimen  la alegría blanca de su floración. Es como si estuvieran bañados de pespuntes níveos.

Cuando llevo caminando una hora y media desde Gea, tomo por la izquierda de la pista el camino que me conducirá a la espigada cumbre del monte Carbonera. Un rayo de sol se cuela entre las nubles blancas e ilumina la fuente de la Corraliza.

Las ardillas cruzan el camino y se encaraman por los troncos de los pinos. El sotobosque está enriquecido de las leñosas jaras, brezos y carrascas. La gayuba riza su verde claro, formando pañuelos sobre el inclinado suelo. Y el cantueso desparrama su floración violácea.

En una hora  me planto en la cumbre. Pero ha sido una ascensión dura, monopolizada por el culebreo del camino. Sin embargo, el esfuerzo se ha visto compensado por la inmensa hoya de Teruel, pintada de un intenso cromatismo.

Además de la torre forestal, sobresale entre las cuarcitas el mojón del vértice geodésico. Y las panorámicas son inmensas, abarcando las sierras de Gúdar y Javalambre, así como una extensión grandilocuente de tierras, cordales y cumbres de la Sierra de Albarracín.

Al bajar del monte Carbonera, sigo caminando por el adyacente vallecito de la Corraliza, rodeo los Castillejos y paso al lado de las parideras del Púlpito. A partir de este punto, los cultivos cerealistas forman un manto inmenso y combado. El viento mueve el trigal, y las tiernas espigas se balancean como olas rizadas.

Paso junto a una señal del PR-TE 1, que indica direcciones a Bezas y a Gea de Albarracín y Albarracín.

Desciende el camino hacia la hoya de las Parideras, donde se ubican las de las Cabras, Quemada y de la Sargalera. El camino toma dirección noroeste. Se introduce por alargadas llanuras cerealistas, salpicadas de solitarios apriscos. La ruta es hermosa. Está festoneada por un ejército amoroso de rojas amapolas, cuyas tonalidades emergen como un signo mágico entre los festones verdes del cereal. Forman acuarelas de positivos efectos plásticos. Cuadros pictóricos llenos de decorativismo natural, de austeridad flotante, bajo el centelleo deslumbrante del sol, que las nubes mueven a su capricho.

Por la cuesta de los Frontones, la pista desciende hacia el encuentro del río Guadalaviar. Y lo sigo por la Fábrica (antiguo molino), quedando ya cerca Gea de Albarracín. Se extienden junto a las riberas fluviales, entre un enrejado de fresnos, sargas y carrizos,  notables plantaciones de chopos canadienses, con el rebrillar de sus hojas, agitadas por el viento. Paso al lado de una vieja noria, que sigue accionando el agua de una acequia, y penetro en Gea. Sus tres iglesias barrocas y sus calles alargadas y en pendiente, con motivos moriscos, me acogen.

¡Qué bien sabe un vaso alargado de cerveza fresca…!!

-¿Y cuantos kilómetros ha hecho? me dice un lugareño en el bar.

-Veintiuno….

-Pues sí que está fuerte usted…


























6 comentarios:

Teresa dijo...

Preciosas. Besitos.

emejota dijo...

Bellisimas imágenes. Impresionantes. Bs.

L. Gispert dijo...

Esto de no llevar un plan de rutas es divertido. Unas veces aquí, otras allá... Escoges las que quieres y vas salpicando la geografía valencia y la turolense... Y vaya naturaleza la que se explaya en la sierra de Albarracín... Espectacular en colorido....

Ayer disfruté mucho, amig@s...!!!

CARLOS dijo...

Este año aquí en el norte la primavera nos la han robado un poco, pero aún así las flores siguen saliendo, preciosas fotos. Saludos.

Pakiba dijo...

Bienvenida primavera con estar hermosas fotos de las bonitas amapolas.

Emilio Vera dijo...

¡Hola Luis! Preciosas tierras de Albarracín. Esos verdes salpicados de gotas de sangre roja, se convertitán en dorado metálico cuando el calor del sol las grane. Preciosa ruta. Excelentes fotos.
Un abrazo.