La luz plateada de la luna
rastreaba la superficie de los lagos. Las montañas parecían siluetas pardas
entre los fulgentes velos de la noche. Las rocas cercanas formaban grandes
barricadas, por donde se descolgaban las estrellas.
-Qué noche más hermosa… ¿verdad,
Luis?
Mis amigos se sentaron a mi lado.
Mi abstracción se recreó con la charla extendida
con ellos. El refugio Josep María Blanc constituía un cálido broche en medio
del paradisíaco valle de Peguera, ocupando un emplazamiento privilegiado en el
Estany Tort.
La luna tenía un resplandor solemne.
Parecía enmudecer las estrellas. Y nuestros sueños revoloteaban como orladas
mariposas por la recoleta habitación del refugio.
A las cinco y media de la madrugada
ya estábamos levantados. El alma de la aurora se fue engrandeciendo por el
valle del Peguera. Así como un fantástico abanico de colores. La luna desgarró
su luz. Este nuevo día amanecía con tiras de nubes en el cielo, que el alba
empurpuraba con desenfreno.
Iniciamos la andadura. El día se
abría. Y la ruta aparecía clara. Lagos y laguillos amenizaban la marcha. Se
desparramaban sobre la tierra….
Las piedras de señalización dirigían
los pasos. Los arroyuelos murmuraban y saltaban por todas partes. La naturaleza
parecía escuchar nuestros pasos. Nuestro estado de felicidad era grande, lejos
del mundanal ruido. Éramos como águilas, volando libres, como la luz y las
sombras de estas majestuosas montañas.
Al fin alcanzamos el collado de
Monastero (2.720 m .).
-Vamos…
Y los tres iniciamos la ascensión
al pico más emblemático y alto del parque, el Peguera, con sus 2.982 m . de altitud.
Encaramos la cresta. Sólidos
bloques calcáreos. A veces, había que apoyar las manos… La cumbre la teníamos
más cerca…
-¡Cuidado…!!
Una roca cedió bajo mis pies. El
paso impresionaba. Y tuve suerte de que mis manos estaban agarradas a las
rocas. Las piernas casi pendían hacía el vacío. Acudieron rápidamente mis
amigos a auxiliarme…. ¡Uf, qué susto!! Y me devolvieron a terreno seguro… Sí,
el susto muy mayúsculo. Un poco más, y… adiós
vida. Y tras recuperarme de la fuerte impresión, reanudamos la ascensión por el
arriesgado trayecto hasta llegar a la cima. Me tranquilicé, contemplando las
impresionantes vistas, que alcanzaban toda
la grandeza del parque y de los picos lejanos, pasando por la Maladeta , el Perdiguero, la Pica de Estats…
Al descender y encontrarnos de
nuevo en el paso de Monastero, sobre terreno fácil y firme, recordé momentos
donde el rayo está presente. Las tormentas en el Pirineo sobrecogen, son
terribles. Y surge el miedo cuando un ruido extraño revuela por la atmósfera
cargada de electricidad. Como explicaba Russell, evocando una de estas tormentas: “A veces,
todo se pone a silbar, los cuchillos y los relojes, la punta de los dedos y los
cabellos, y pequeñas corrientes pasan de una persona a la otra, como el ruido
de una cerilla que se enciende”…. ¡Cuidado, el rayo está muy cerca…!
A veces, las fuerzas más brutales
del Pirineo atronan con furor. Y surge el drama. Fue lo que pasó con el
alpinista Ernest Mallafré, que dejó en estos lugares “la última firma de su
vida”. Así lo relata su amigo Agustín Faus, en su obra “Huellas profundas”. Fue
sepultado por un alud.
El Peguera también me dejó una
huella profunda en mis recuerdos… Pero volví otra vez al valle, uno de mis
preferidos en el Parque Nacional de San Maurici.
14 comentarios:
Luis, que escolofríos me entraron leyéndote, con eso que casi te caes y relatando las tormentas y los rayos. Cuidate y muchos besitos.
Parecen paisajes de sueño o de cuento, totalmente cambiantes con la luz de la luna. Gracias Luis.
Seguí tu recorrido y me pareció que estaba en ese momento allí. El ¡cuidado! me hizo estremecerme como si lo hubiera vivido. Paisajes bellos, tal vez arriesgados, pero a veces nos guardan una mala pasada.Sin embargo tú lo disfrutas a tope. Saludos.
Amigo Luis. muy bien descrito, todo muy bello, con el misterio de la noche y el gran susto que me hace pensar en tus hazañas y lo bien que nos bienen tus reportajes.
Un abrazo.
Goriot.
Hola Luis, como disfruto leyendo tus "aventuras" por los Pirineos catalanes. Que recuerdos me traes.
Subiendo a la Pica d'Estats, me pilló una tormenta con aparato eléctrico y unos truenos que parecía que se iba a abrir la tierra en el collado del Sotllo, me junté con una pareja francesa y para abajo, fue la decisión mas acertada del día.
Un abrazo
Buenas tardes Luis.
¡Madres mía que susto tan grande!
Menos mal que tenías un ángel de la guarda a tu lado y a tus compañeros.
Peciosas las fotografías que acompañan este relato lleno de aventuras y belleza.
Te mando un abrazo desde Vaklencia, Montserrat
Hola Luis
Cualquier parte de los Pirineos es perfecta...El paraíso!!!
Estupendas fotografías.
Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
Treinta años, visitando cada año el Pirineo, da mucho de sí. Impresiones, anécdotas, vivencias.... Disfruto relatandolas.... Gracias...
abrazos.
Luis.
Uffff Luis, es fuerte la entrada de hoy...fuerte en vivencias...si a mi me pasa eso seguro que tiro millas en el descenso, que no me pilla ni el expreso...pero tú continuaste en busca del sueño que regala el Pirineo...tus montañas amadas. Gracias por compartir la experiencia y gracias por regalarnos estas imágenes tan bellas tan bonito contadas.
Mi abrazotedecisivo
Siempre he creído que la gente que convive tan profundo con la naturaleza, aparte de que se convierte en parte de ella, toma su esencia, su alma y su fortaleza.
Me ha encantado, besos Luis
Ayer te hice un comentario sobre esta entrada pero veo que no lo recibiste. No es extraño, hubo otros despistes porqué mi ordi, hace estas lindezas de vez en cuando.
El caso es que hiciste una buena aventura, que por fortuna acabó bien, Me alegro Luís. Gracias por explicarnos al detalle todo lo sucedido. Yo me he hecho una buena idea de todo y ¿sabes qué? Aún le tengo más miedo a las parajes mas bellos y renuncio a ver personalmente estas vistas. Me conformaré gustosa con tus fotos. Excelentes además.
Un saludo cordial
Esto ya son palabras mayores, no es senderismo es mucho más, precioso eso sí, pero para gente preparada y con ganas de disfrutar y arriesgar...menuda pasada!
SAludos.
Amiga Montserrat, no me llegó, éste sí.
Y gracias a tod@s por vuestros comentarios, que los recibo con notable alegría y satisfacción.
Estas experiencias montañeras tienen ya unos años... Pero parece que las hice ayer... Ahora vuelvo al Pirineo y al contemplar las cumbres que en su día las subí, me sigue emocionando mucho. Y más cuando veo al Peguera... Una montaña legendaria del parque y que me ofrece un gran respeto. Bueno, como todas, porque no hay cumbre pequeña... Y cada montañero tenemos clavada en e,l dorsal de la caliza o el granito una historia, una vivencia, una experiencia.... Ojalá que todas terminen como la mía...
Abrazos.
Hola Luis. Precioso relato. Cuantos recuerdos y cuantas vivencias te esperan todavía en esos parajes tan increíbles.
Un abrazo, nos vemos en el camino
Publicar un comentario