Estoy enfrentado a una ascensión dura, de las más duras de nuestras montañas. Solo con mis piernas dispuestas a culminar el reto. La inclinación de la pendiente es considerable. Y el terreno no es estable. Ni mucho menos. Avanzo por una pedriza de mil demonios y muy resbaladiza. Subo lentamente, congestionado por el esfuerzo. Hay algunos montañeros que me pasan y yo les doblo la edad. Y pienso que no se si llegaré a la cima. Una cumbre que la he hollado cuatro veces. Pero era joven, impetuoso. Mis aptitudes físicas se encontraban en un buen momento. Carreras a pie y prodigiosas ascensiones a tres miles del Pirineo forjaron mis piernas y mi corazón.
Pero esos felices encuentros con la gran montaña quedan en el recuerdo. Ahora es el coraje, la voluntad, el reto que emulsiona con la edad el que me impulsa a entregarme a la dureza de la ascensión.
Parece que no avanzo. Parece que me encuentro en el mismo punto. Las paredes con su vértigo forman una empinadísima garganta. Soy como una minúscula partícula en el seno de la imponente angostura.
Abajo queda la flor junto al sendero y el reclinado bosque de pinos. Estoy en otra frontera.
Los grises de las rocas me arrebatan, me agobian. Me paro. Tomo aliento. Bebo agua.
Una fuerza interior estampilla mi cuerpo. Hinco con fuerza mis bastones en la tierra, cuando me deja la deslizante pedriza. Un paso arriba y dos abajo. Me detengo nuevamente. Miro el cielo. El sol me ciega. Descanso bajo una carrasca. Su sombra me rodea. Es como un fresco aliento entre la corriente gris de la infernal canal.
Subo, trepo, resbalo… Parece una ascensión mecánica, usando como un autómata mis piernas y manos. Y la mente conduciendo el timón de la voluntad.
¿Por qué este reto? ¿Por qué me encuentro aquí, solo, sin un amigo que me diga algo, que le diga algo?
La aventura en la montaña ha sido esculpida física y literariamente por personas valientes, temerarias… La montaña hace sentir y vibrar. Hace madurar a la persona.
Siempre me ha gustado salir fortalecido de la montaña. Pero quizás ahora soy un inconsciente. La edad no perdona, Y el cansancio me pasa factura.
En la mochila llevo muy pocas cosas. Agua, una bebida isotónica y algún fruto seco. No he cogido ni la cámara de fotos, por evitar peso.
Dos horas han pasado desde que inicié la ascensión. Ya casi estoy en el tramo final de esta embravecida canal. Sufro, pero la he superado. Y el cielo se ha abierto más. La montaña también. El sendero se marca bien sobre el elevado terreno. El esfuerzo final hasta la cumbre es más llevadero, como un paseo místico. Y llego a ella feliz, contento. Y abrazo el pilón geodésico. Y unas lágrimas resbalan por mis mejillas ¿Por qué tanta emoción? ¿Por qué esta caricia mía a la cumbre?
Solo los que consiguen culminar cualquier reto montañero lo saben. Es como una prueba iniciática.
El Puig Campana me sonríe otra vez.
Y una estrella luce sobre la Brecha de Roldan. Es Navidad.
17 comentarios:
Como tu bien dices sólo los que quieren la montaña saben lo que es coronar una cima, con los años cuesta pero la fuerza de voluntad hace milagros.
Felicidades por llegar a ella y que puedas repetir la hazaña.
Un abrazo.
Fantastico relato de un reto mas!
La edad siempre ayuda, eso está claro, pero este tipo de esfuerzos, no solo lo hacen gente joven, sino como tu muy bien has demostrado, lo hacen gente con voluntad y ganas de superación. Felicidades.
SAludos.
Que bonito Luis! estas echo un chaval ;-))
pero yo creo que eso tambien es por la fuerza interior de los capricornios, son como las cabras que solo piensan en subir y aunque sea poco a poco no hay nada que se les resista....
besos
Hola Luis, ha veces la montaña se resiste, pero solo los valientes y constantes a veces consiguen llegar a lo mas alto.
Siempre con la cabeza templada para valorar fuerzas y posibilidades.
Cuando se llega arriba una satisfacción enorme recorre todo el cuerpo.
Entiendo tus lagrimas amigo.
Un fuerte abrazo
No eres un incosciente, Luis, eres un valiente que te asaltan, no solo la despiadada Pedrera, sino también miles de dudas muy humanas. Feliz quinta ascensión
Luis, otra épica historia de tus aventuras montañeras! Y como nos tienes acostumbrados, tú relato se transforma en algo cercano, palpable, como si nosotros estuviéramos allí, contigo...
¡Un fuerte abrazo y gracias otra vez por tan bellas palabras!
¡Ay Luis! Tú y la montaña. La montaño contigo y en tí. Avanzaba yo detrás de tí. Y me parecía a mi que eras el más aventajado. El más experto. Y el que no se abate con nada... ni con los años. Ese motor está contigo. Y te guía y te lleva. Directamente hasta esa estrella que sirve de fortsleza. Me ha encantado esta entrada Luis. Cómo si la hubiera caminadao. Un abrazo ya a seguir...
Luis, reconocemos tu esfuerzo en esa bonita actividad.
Las montañas parecen figuras humanas.
Un abrazo.
Goriot.
No hay por qués, Luís. El encuentro con la fortaleza de la piedra, con los siglos, con nosotros mismos, con Dios.
SER O NO SER
¡Hola Luis!.El esfuerzo nos conduce a lo que queremos. La recompensa es interior. Ese sentimiento nos hace llorar de emoción, alegría y satisfacción. Hemos conseguido lo que queríamos.Entendemos perfectamente tus lágrimas y las compartimos los que como tú amamos la montaña.
Un abrazo.
Buenos días Luis.
Enhorabuena, yo solo de pensarlo ya me caigo de narices.
Eres un ejemplo de superación.
Sabes a mi me dan más miedo las bajadas que las asenciones y te hablo bajaditas del monte sencillitas.
Yo esta proeza que has hecho tu ni en sueños.
Un abrazo, Montserrat
Hola Luis
Date por satisfecho, esa pedrera se hace interminable, aunque una vez arriba las vistas son majestuosas, parece que Benidorm te quepa en la palma de la mano.
Y lo de las lagrimas te aseguro que no eres el único que le ha pasado...
Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
Hola Luis.
Muchas veces la cabeza es la que te da el plus cuando las piernas fallan.Si que te lo tomaste en serio para no llevar ni la cámara,jajaja.
Apuesto que no sera la última vez que subas esta montaña.
Un abrazo.
bueno, pues te voy a reñir.
Me parece muy bien, toda la belleza,las magnificas sensaciones, etc.etc.etc.... pero ¿solo? tú no estás bien eh???
No lo vuelvas hacer.Se que estás genial de fortaleza,que puedes hacerlo, pero no solo!!!! ¿¿me has oído???? pues que no tenga que ir yo ahí a decírtelo a la cara eh???
besicos.
Vaya regañina más cariñosa me has echado, mi estimada Conxa. Es que no puedo resistirme a los retos. Y oye, como nadie nos escucha, era algo que me había propuesto como ofrenda a mis largos años de montañero.
Pero ahora sí. Seguiré fielmente tus consejos.. solo ¡no!
Mañana salgo con amigos. Ya lo contaré.
Besicos,
Luis.
¡Hola Luis!
Ser capaz de emocionarse es sentirse vivo, es una transformación interna y espiritual que nos acompaña en nuestro crecimiento personal. Mientras sigas subiendo, trepando y resbalando, serás capaz de sentir emociones. ¡Sigue así!
Un abrazo.
Luis que preciosidad de entrada...cuantas veces he sentido, lo que hoy tan bien nos relatas y...cuando culminas y sientes esa grandeza de la montaña y te preguntas de donde habráss sacado las fuerzas? esa fuerza está dentro de nosotros, y tú sabes dosificarla muy bien y así consigues superar reto a reto...sueño a sueño.
te dejo mi abrazotedecisivo de navidad, cariño, agradecimiento, compañía y mi deseo de que seas muy feliz siempre al lado de los tuyos, mi estimado LUIS.
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