Con el rodeno asoma Vilafamés

El viajero se ha acercado a Vilafamés, que es conjunto histórico-artístico desde el año 1981. Y esta declaración rubrica brillantemente sus atributos monumentales y artísticos.

Vilafamés hay que verlo con el sol en lo alto, es decir, al mediodía. Eso piensa el viajero, porque es cuando la luz estalla en sus nobles edificios y las sombras arabescas se adueñan de sus calles en menor proporción.

El casco urbano se encarama al socaire del castillo, que corona la cumbre de un cerro. Y lo primero que hace el viajero es subir hasta esta fortaleza de origen árabe, asentada sobre una plataforma rocosa constituida toda de rodeno, exaltando sus peculiares tonos rojizos.

Con pausa y la cámara en bandolera callejea por las empinadas calles hasta alcanzar el castillo. Pero antes, en la calle La Font, se detiene para fotografiar una curiosidad natural, que es imagen y sorpresa para todos los que se acercan a esta bella población castellonense. El viajero se refiere a la “Roca Grossa”, que es nombre que recibe un bloque de rodeno de notable aspecto que, en inestable equilibrio, se afianza sobre el escorado terreno, en una inclinación de 34º. Su volumen es de 832 m3 y tiene un peso de 2.163,2 Tm.

El viajero, tras visitar el castillo detenidamente desgrana el descenso por la empinada calle del Pilar, acicalada con la verde enjundia de las plantas que adornan los portales, adintelados y con arcos de medio punto de piedra de rodeno. Pasa a ver el Museo Popular de Arte Contemporáneo, fundado por el crítico de arte Vicente Aguilera Cerní en 1970. Está instalado en la casa del Batlle, un edificio gótico del siglo XV. Atesora el museo una rica colección de obras de afamados artistas contemporáneos españoles, gozando de gran prestigio nacional e internacional.

El viajero, absorbido por tantas obras de arte, se dispone a seguir callejeando Vilafamés. Calles costaneras que muestran edificios rehabilitados, residencia algunos de artistas, atraídos por la fama y la imagen de esta población.

Las líneas renacentistas del Ayuntamiento son iluminadas por el sol. La plaza es un descanso ante la ronda de calles en pendiente, donde destaca la arquitectura popular representada por sus edificios monumentales, como el museo del Vino, entre otros.

Junto al castillo en lo alto, destaca en un plano inferior la iglesia parroquial del siglo XVI dedicada a la Asunción. El viajero escuadriña sus líneas, sus gárgolas, sus roqueños relieves de materiales silíceos. Y por estos miradores de nobles piedras descubres el campo, con sus almendros y viñedos y las distintas alineaciones de montañas, que, sinuosas, cierran los horizontes, aflorando su erguida imagen el gigante de estas tierras castellonenses, el ínclito Penyagolosa.