A
veces tomo decisiones arropadas en poco tiempo…En horas…. O menos… Eso es lo
que me pasó en el amanecer de un nuevo día de este tórrido agosto… Daban buen tiempo… Soleado…… Me
levanto de la cama y lo decido: Me voy hoy al Moncayo….
Y
en menos de una hora preparo todo. Tampoco hacia falta preparar muchas cosas. Y
a las seis partí hacia Tarazona. Casi cuatro horas de viaje. Y a las diez ya
estaba en el santuario de Nuestra Señora del Moncayo. Cielo despejado. Y
empiezo con la ascensión. Paulatinamente avanzo. Tengo suerte, no hay nieblas
en la cumbre, por donde corre la frontera entre Aragón y Castilla.
Me
encanta esta montaña. Tan maciza. Tan personificada. Con tantas leyendas. Con tantas tradiciones
inspiradas en gestas y sucesos.
El
Monte Blanco es el rey del Sistema Ibérico. Y tiene un anillo vegetal
asombroso. Es la dehesa. Es el parque natural, que en el otoño ofrece su
explosiva oriflama de colores. Vaya estampas. Espectaculares. Las hoyas de los hayedos cayendo, persiguiéndose unas a otras, en huidizos torbellinos.
Voy
pisando los canchales, las pizarras. El sendero es muy claro. Y mientras subo,
poco a poco, recuerdo las ascensiones anteriores. Recuerdo que hace unos meses
el mal tiempo abortó una salida con mis amig@s... Pero ahora, estoy aquí nuevamente, simbolizando la
amistad, aunque solo, como otras veces, porque me gusta la aventura solitaria,
aunque ascender al Moncayo tiene algo de ritual, de misticismo, de aditamentos ceremoniales.
Llego
a la cumbre. Hay excursionistas merodeando por ella. Me fotografío. Y observo las
panorámicas. Bueno, esta vez no tengo tanta suerte. Un mar de brumas acolchan
las lontananzas, los horizontes… Pero las vistas inmediatas son nítidas… Y
nacen de esta montaña, que domina la historia, el curso de los acontecimientos
seculares, el paso de muchas gentes por sus faldas, por sus collados, por sus
laderas….
Sí,
para mi el Moncayo es surtidor de ilusión. Y por eso he hecho esta “escapada”.
Como una fiel pasión. Como haré otra, cuando el otoño dore las hojas de los chopos y
de los plátanos, de los arces y los robles. Pero entonces el destino serán los
pueblos negros de Guadalajara. Y un pico. El Ocejón. Para tirar a las sierras
inmediatas los ojos. Para sentirme águila, para beber los paisajes sorbo a
sorbo. Como he hecho siempre. Hinchando el pecho al viento y al sol….
3 comentarios:
Ángel, qué abil, valiente y decisivo eres. Recojemos tus frutos viendo fotografías de interés y comentarios de valor.
Un abrazo.
Goriot.
A nosotros nos cuesta arrancar. Queremos ir el día 30 a las Urdes y vemos en Internet que va a llover.Si te animas allí nos veremos. Estaremos en Pinofranqueado es la fiesta de La Enrramá.
Un abrazo.
Goriot.
Gracias, Goriot, por tus comentarios. Y por tu invitación. Pero va a pasar mucho tiempo para que vuelva a viajar. Sin embargo, en lo que pueda, seguiré rondando mis montañas, las cercanas...
Ah, no me llamo Angel. soy Luis.
Un aBRAZO.
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