Allí,
donde la luz solar aterriza con más fuerza. Allí, donde en tiempos pasados solo
se construían castillos. Allí, en el punto más alto del pueblo serrano, está el
refugio. Y no es un refugio cualquiera, porque su dueña, cada día, le entrega parte de sí misma, su candor, su dulzura,
su simpatía, su estilo…
Para
llegar andando al refugio tienes que seguir una serie de callecitas estrechas,
retorcidas, tradicionales, desniveladas, adormiladas con sus revueltas en el
silencio, con alma morisca. Poco a poco te suben a su emplazamiento, casi
tocando la égloga de la sierra, recibiendo cada día su perfume, su color, su
fuerza geológica…
Estamos
en Alfondeguilla, un precioso pueblo de
la sierra Espadán. Blanco, con una albura regia, solemne. Contrastando
empíricamente con la tonalidad simbólica de la sierra, el rojo del rodeno.
En
una calle, con remembranzas históricas, calle del Castillo nº 27, se encuentra el refugio SerRa. Y lo regentan Raquel y Tomás.
Raquel
me recibe con una afable sonrisa. Me dice que Tomás está de viaje. Y me atiende con mucha cordialidad, estableciendo
entre nosotros una relación llena de encanto. Una mujer que tiene en su haber
una enorme dosis de profesionalidad, de amor a su trabajo, un coctel de
experiencias y una simpatía desbordante.
Le
hablo de mí, como carta de presentación, de que casi somos vecinos, de mis
libros, de la sierra Espadán…. Y pronto creamos un ambiente de simpatía grato,
placentero, como risueño.
Antes
de poner en marcha este refugio, en el año 2007, regentó el refugio Rabadá y Navarro, durante nueve
años, en la imponente sierra de Javalambre. Y me enseña unos recortes de
prensa, donde puso en práctica una idea original, totalmente romántica. Un
encuentro senderista entre jóvenes que no se conocían. Y algunos estrecharon
lazos de amor, bajo la excelsa corona de la sierra.
Raquel
me enseña el refugio. Sus instalaciones. Me gusta su construcción. Su diseño.
Su decoración, con un desfile de imágenes naturales que ambientan
pintorescamente los espacios del refugio. Todo para que el huésped se sienta
cómodo, confortable con sus prestaciones.
El
refugio realiza actividades de turismo rural y activo. Además de cursos y
organización de eventos. Es un establecimiento perfecto como alojamiento y
acometer rutas por la hermosa sierra Espadán, tanto a nivel ciclista como de
senderismo.
Raquel
y Tomás se desviven por atender a sus huéspedes. Y disfrutan viendo los rostros
de felicidad que se reflejan en ellos, tras el desarrollo de un itinerario,
contando sus vivencias y la belleza de Espadán. Niños y mayores se sienten
acogidos en el refugio. Es el lugar cálido, ideal para poner el digno colofón a
dos de los deportes de mayor auge en las tierras valencianas: el ciclismo y el
senderismo.
Las
experiencias de Raquel y Tomás son la mejor garantía para disfrutar de una
estancia muy agradable. Además de ofrecer sus propias actividades, ya que está
abierto todo el año. Es el campo base ideal, con sus 8 plazas en literas y 4 en
altillo.
Desde
la terraza del refugio impresiona ver como el pueblo desciende escalonado hacia
el valle, con sus distintos y atractivos planos. Disfruto de la panorámica con
calma y deleite. Algunas nubes de color blanco, como pellas de espuma hinchada,
desfilan sobre la cumbre del arrogante cerro Pipa, que se eleva en una especie
de grito hacia el cielo. Saboreo el paisaje, los encuadres de la sierra que
rodean a Alfondeguilla, la gloriosa serenidad de este paisaje amado, que fluye
como una notable incensación.
Raquel
me ofrece un café. Y seguimos charlando al arrimo de la sierra. El sol brilla
con luz de fuego. El azul hilvana acordes florecientes sobre las inmutables
bellezas naturales de la sierra Espadán.
IMAGENES DEL REFUGIO
5 comentarios:
Se ve lindo. Un abrazo.
Bello lugar y hermosa la forma en que describes tu vivencia, la charla y el cómo lo disfrutaste.
Las fotografías preciosas
Besos Luis
Hola Luis, Gracias por la información, tenía perdida la pista de Tomás y Raquel desde que dejaron Rabadá Navarro. La verdad es que son unas personas estupendas y que comparten el espíritu de la montaña.
Un abrazo.
¡¡Qué envidia sana siento cada vez que vengo a este blog eh? lo que no me pasa en los blog de poesía me pasa aquí...porque yo soy incapaz de andar largos tramos y menos por montañas...y sin embargo me encanta verlo. Mi vértigo es muy grande. Y soy perezosa. En fin..¿y ese libro, cómo va?. Mi cordial saludo.
Va en marcha, Francisca, para agosto ya estará publicado.
Muchas gracias.
Un cordial saludo.
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