“Soñar es parte de la aventura. Gozarla una elección”.
En verano no acostumbro hacer un paréntesis en mis connaturalizadas
rutas senderistas. En esta temporada me gusta escoger itinerarios donde el agua
es la protagonista. Y si el calor aprieta, nada mejor que regalarte un chapuzón
refrescante y… como nuevo. Y a volver a andar, con más bríos.
Así que eché mano a mi documentación y escogí una
ruta que se desarrolla por tierras de Cuenca. Pero que tiene su punto de
partida en el pueblecito de Santa Cruz de Moya, en ruta hacia el Rincón de Ademuz. Y entre las posibilidades
senderistas que tiene su término, hay una que por su nombre me hizo inclinarme
a conocerla: Sendero del Agua.
Olé!!! Esa es la mía…
Y allá que me fui, ayer, a recorrer este
sendero. Aparcamiento en el pueblo. Y debidamente pertrechado “de todo”, sobre
todo líquido, lo abandoné, siguiendo un camino que discurría entre bancales de
olivos.
Tras pasar por “Los Villares”,
una espléndida área recreativa, ya el río Turia riza su protagonismo
discurriendo con ritmo sosegado entre márgenes pobladas de chopos y carrizos.
La ruta se asoma a una angostura del río, bastante pintoresca, y se alza para
cruzar la aldea de la Olmeda.
A partir de la Olmeda , la ruta busca la
montaña, el bosque de pinos y matorral. Ofrece algunos rincones gratos, como en
el tramo del arroyo de la Saladilla. Y
arribo al valle del río Arcos, que tan buenos recuerdos senderistas tengo río
arriba, hasta Arcos de las Salinas.
El calor aprieta fuerte. La vega del
Arcos dulcifica el acoso de los rayos del sol. Y muy cerca de la confluencia
con el Turia, me detengo. Me pongo el bañador y me regalo un reconfortante chapuzón,
que me sabe a gloria. Y de nuevo, con renovadas energías, sigo el trayecto,
ahora por el Turia arriba, entre una tupida vegetación formada por chopos y
taráis.
Penetro en el casco urbano de las
Rinconadas y paso al lado del molino del Puente. Me hallo en uno de los
recorridos más bellos de esta “ruta del agua”. Es el valle de Santa Cruz. Desde
antaño han sido muy relevantes los elementos de paso por el Turia, los puentes.
Se construyeron en el siglo XX, sobre la base de antiguos vados. El más
espectacular es el Puente Nuevo, que cierra la serie de fotos de esta crónica.
Y entre nuevos molinos me acerco
a Santa Cruz de Moya, que se alza en lo alto. Pero antes visito otro hito
interesante de esta ruta: Las Simas, que son surgencias de agua represada, que
forman un bonito rincón. Un acuífero en
continua evolución. Aunque en principio el agua se utilizaba para el regadío, a
mediados de la década de los 80, como reza un cartel, dejó de utilizarse para
el riego, debido a su salinización.
Por la calle Real llego al
pueblo. Y en un bar bebo lo que me gusta, una cerveza con refresco de limón.
Esta combinación en cada sitio tiene su nombre. “Pika” en Bilbao. Pero creo que
comúnmente se le denomina” una clara”...
Y vaya que me aclaró la sed. Como
siempre… Y tomo el coche. Me voy a ver otra vez el espectacular Puente Nuevo. Y
me alegra escuchar a mi artista favorito, la música de Kitaro, con el tema
“Mariposa de los sueños”…
….”y si despiertas antes de que
salga el sol y algo se enreda en tus alas, seré yo”.
El Puente Nuevo
5 comentarios:
Buenos días Luis.
De buena mañana, me he regalado la vista, contemplando estas fotografías.
Evidentmente hiciste un ruta preciosa.
Un abrazo, Montserrat
¡Hola Luis! Preciosa y refrescante ruta la que nos muestras, con un pisaje precioso. Ruta veraniega para apuntar.Preciosos y espectacular el puente nuevo.
Un abrazo.
Serenos y refrescantes paisajes, Luis. Yo opino como tu: no me gusta parar aunque sea verano. Cada estación tiene sus cosas y todo es aprovechable. Así se disfruta de todos los matices del entorno. En todo caso, bajar el ritmo y cambiar el escenario buscando agradecideos lugares con agua.
Un abrazo y continua con tu energía.
Pablo.
Gracias, Pablo. Igualmente te digo. Vive siempre con la emoción que despiertan nuestras montañas. El verano es para salir también, claro que sí.... Se sale antes, pero se disfruta con otros escenarios: bosques, senderos umbríos, ríos y barrancos, pozas para darte un chapuzón...
Un abrazo y feliz verano, Pablo.
Esta empolgação que você apresenta em suas andanças por lugares tão aconchegantes independentemente da estação é que te faz um ser especial entre tanta naturaleza bonita...
Beijos.
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