II. Viaje por Navarra: EL VALLE DE BAZTAN

Típicos balcones profusamente adornados de flores

Desde Pamplona tomamos  la N-121-A,  que nos conduciría al valle de Baztán, un enclave privilegiado desde el punto de vista ecológico y paisajístico. La N-121-B recorre el valle.

Nuestra visita por los pueblos del Valle de Baztan se inició en Elizondo, capital administrativa y cultural del valle. Siguieron Erratzu, Arraioz, Oronoz y  Ziga, entre otros. La arquitectura popular es una maravilla. Se caracteriza por casas de fachadas blancas y sillares rojizos en los vanos y esquinas. Los balcones son de madera, adornados ricamente de geranios, murcianas, hortensias… que magnifican sus acusados tonos rojos, formando un conjunto cromático-ambiental de enorme belleza.

No hay pueblo en este precioso  valle  que no atesore casas señoriales y palacios. Crecieron fruto de la fortuna que muchos vecinos amasaron en sus emigraciones a América.

Baztan es la Suiza navarra. Todo un mundo verde entre destacados tesoros naturales, con  sus prados, colinas, bosques de hayas, arroyos y cascadas cristalinas… Y vallecitos de arrogantes verdes, como los de Aritzakun y Urrizate.

El pueblo de las brujas. Llegamos a Zugarramurdi, que es famoso por los hechos que sucedieron en el territorio de Xareta hace unos 400 años, entre 1609 y 1614. En el folleto turístico se lee: “En sus cuevas tuvieron lugar los supuestos akelarres,  que dieron pie a los acontecimientos que marcaron un hito decisivo para la historia de la brujería y de la Inquisición”. Durante esos años, mujeres, hombres y niños se vieron acusados y condenados por el gran número de casos de brujería. Con el tiempo,  el Santo Oficio tuvo que cambiar sus severas normas, pero ya el nombre de Zugarramurdi “quedó ligado a la brujería para la posteridad”.

Entre los regalos que hay en las tiendas de este pueblo destacan naturalmente las brujas. Un  recuerdo muy aceptado por los turistas, que se acercan a la cueva, que se caracteriza por un impresionante y grandioso túnel kárstico,  donde tuvieron lugar los akelarres.

A Francia. Francia estaba a un  tiro de piedra. Así que decidimos cruzar la frontera. El primer pueblo que visitamos fue Ainhoa. Es una localidad vasca-francesa, que se halla en las riberas del río Nivelle. Nos gustó su patrimonio civil y la iglesia, rodeada por el cementerio viejo con enormes lápidas.

Otro pueblo que nos detuvimos fue Sare, que tiene bellas casonas, entremezcladas por abundantes arboledas ornamentales.

De Sare regresamos a España por el puerto de Lizarietta. Vaya carreterita que tomamos. La D-306 es estrechísima, con más curvas que una apolínea mujer. Pero el marco que recorre es ricamente frondoso, poblado de un hermosísimo bosque, entre hayas y abetos, con hierbales y helechos muy crecidos.

Paramos en el alto del puerto. Nos refrescamos en su venta e hicimos fotos desde esta muga, por donde pasa la HRP, o Alta Ruta Pirenaica, que recorre todo el Pirineo,  desde el Cantábrico al Mediterráneo.

Nuevamente entre un bello bosque y más curvas cerradas, llegamos a Etxalar y al valle del Bidasoa. Seguimos por la N-121 hacia Oronoz. La idea era visitar el Parque Natural Señorío de Bertiz. Pero esta visita la comentaré en la siguiente etapa de nuestro fantástico viaje.

Elizondo

Elizondo. Iglesia de Santiago

Zugarramurdi

Bellas vistas. Valle de Xareta

Hermosas casonas y prados llenos de verdor

Cueva de Zugarramurdi

Cueva de Zugarramurdi 

Zugarramurdi

Ainhoa (Francia)

Puerto de Lizarietta con su venta

Casona de Mugairi