Albarracín: PINARES DEL RODENO

Puede decirse que es la ruta estrella de la Sierra de Albarracín. Cuando dejé atrás el barrio del Arrabal, en Albarracín, la temperatura era fresquita. El herbazal parecía estrellado de gotitas del rocío. Enormes bloques de rodeno eran testigos de mis pasos hacia el barranco del Cabrerizo. El aire parecía encantado. Los pinos se espesaban en las laderas. El rodeno también. Había color y música en las fuentes. Y un arco iris de verdes entre avellanos, marojos y arces.

Grana y verdes. Y el azul del cielo recortado por rojas peñas.

Al salir del barranco, el sol ciega. Y me muevo otra vez bajo las sombras sutiles  del pinar, entre jaras bañadas de arreboles verdes, por donde abundan las mariposas..

Llego al área recreativa de Dornaque. Me entretengo viendo las pinturas rupestres. Y me asomo a los miradores. Y veo una Arcadia fantástica, entre cumbres de plasticidad cárdena, entre inmensos verdes acurrucados entre el rodeno, que entona su karstificación entre ariscas roquedas, que conforman figuras mágicas, mogotes, crestas, poljes, oquedades como las gnammas y plegamientos anticlinales.