Cirat: Entre el Salto de la Novia y el barranco de las Salinas

Me llama por el móvil mi amigo Martín.

-Luis, mañana nos vamos a Cirat?

-Me gustaría, Martín.

Y así lo hacemos. Tanto me han hablado de esta ruta, de su notable calidad excursionista, con el bello paraje del Salto de la Novia, de las pozas cristalinas del barranco de las Salinas, que nos fuimos a Cirat.

Es una ruta veraniega por antonomasia.

Salimos por el pueblo siguiendo la calle Mayor. En las afueras, preguntamos por el comienzo de la ruta. Nos la indican por la pista (¿)

-Eeeeeehhhhhh… Vosotros!!!

Se acerca un señor. Viene deprisa. Se ha enterado de nuestra ruta.

-No os preocupéis. Voy para allá. Seguirme y os llevo al Salto de la Novia.

Se llama Paco. Veranea en Cirat con su esposa. Vive en el Cabañal, en Valencia. Tiene más de 70 años, y se conserva muy bien. Amante de las plantas medicinales….

-Esto es orégano, nos dice.

Y nos enseña estas plantitas, que salpican el magnífico y empedrado camino de herradura. Se alzan con sus pequeños tallos, con sus propiedades medicinales y culinarias. En las leyendas mitológicas -leo- se dice que Afrodita, diosa del amor y el romanticismo, fue la que plantó el primer orégano y le dio la fragancia que actualmente posee.

En efecto, cuando mis dedos rozan sus inflorescencias, su aroma es como una riada exultante, que me hace avivar los inmutables valores de todas las plantas que reinan en la naturaleza.

-Por aquí se va al castillo.

Forma un arruinado conjunto, ubicado en lo alto de un cerro, tallado por verticales paredes.

Pasamos por el barranco de la Losa, cubierto de una masa forestal hermosa. El sendero flanquea ribazos donde antaño se afianzaban los  cultivos.

 Paco nos indica el punto donde se aloja la fuente del Piojo. Está seca. Cruzamos el barranco de las Salinas y nos sale al paso una casa, casi embutida entre la vegetación espontánea. Hay alrededor campos abancalados, en completo abandono.

-Por aquí también se criaba el orégano.

Y Paco, buen conocedor del terreno, magnífico conversador, nos indica la forma de ir al Salto de la Novia.

Nos despedimos de él y nos acercamos a este paraje. El sendero está protegido por una barandilla de madera. Forma el Salto de la Novia un recóndito lugar, muy verde y húmedo. El salto de las aguas en esta época del verano no es abundante, pero aún muestra su encanto. Y es un placer descansar en este umbroso paraje, donde el agua fascina,  serenamente escondida en esta cubeta.

Aún Paco tiene palabras amables para nosotros, asomado sobre el mirador, elevado punto que abarca todas las maravillas del Salto de la Novia.

El regreso lo hacemos por el camino de la fuente de la Jarica. Es un sube y baja constante, con recodos y miradores sobre los amplios sectores del Mijares. El camino se eleva. La cubierta vegetal, en la umbría septentrional,  es muy frondosa. Y vemos hacia el oeste el Campero, el señor de las cumbres de Cirat.

Ya de bajada, avistamos la población y la pista nos conduce hasta el barranco de las Salinas, poblado de multitud de adelfas enriquecidas de intenso color.

Recorremos el barranco buscando las primeras pozas, remansos cristalinos, cautivadores, que nos invitan a refrescarnos……